AL COMENZAR A TRATAR este templo declarado Monumento Histórico Artístico, hay que señalar que sobre todo lo concerniente al mismo resulta de necesaria consulta la bibliografía que a él ha dedicado Corella Suárez, así como Magdalena Merlos, si bien ésta en menor medida. Ubicada en una amplia plaza que lleva su nombre y organizada alrededor de su imponente fábrica, se conserva esta iglesia levantada en lo fundamental en el siglo XVI, si bien no concluida hasta el siglo XVIII. Como se ha señalado, hacia 1325 gentes del actual despoblado de Alarnes abandonan su asentamiento en busca de lugares donde hubiese mejores condiciones de salubridad. El lugar elegido fue Xataf, actual Getafe, y a este hecho hay que vincular la erección de la iglesia de Santa María Magdalena. Al llegar al siglo XVI y debido al crecimiento de la localidad, se estima que el templo se ha quedado pequeño para las nuevas necesidades y se hace necesario renovarlo; para tal menester se cuenta con el maestro Alonso de Covarrrubias, si bien la obra fue ejecutada por Juan Francés. Nada se sabe acerca de la estructura de esta iglesia primigenia, sin bien Corella Suárez, situándola en la tradición toledana señala que sería “de pequeño tamaño y poca altura, de tres naves, con vanos apuntados semejantes a los que encontramos en el lateral Norte de la torre y con techumbre de madera.” A los pies se sitúa la conocida como “torre vieja”, en el costado septentrional, que posteriormente se completaría con un cuerpo de campanas ya moderno. Está levantada con cajones de mampostería entre verdugadas de ladrillo y machones en las esquinas, distinguiéndose los cuerpos inferiores -separados por una imposta- del remate superior. Su fábrica resulta maciza y homogénea, rompiendo sus muros escasos vanos situados en la parte inferior; éstos consisten en estrechas aberturas perfiladas de arcos dobles o triples de ladrillo, enmarcadas en un recuadro rehundido con respecto al muro. La estructura interior es similar a la vista en otros ejemplos, presentando esta una variación que pone de manifiesto un mayor conocimiento del oficio. Si bien las escaleras se organizan en la conocida disposición de tramos rectos paralelos a los muros de caja, con cubiertas de ladrillo, aquí no giran en torno a un machón central sino que lo hacen sobre dos estancias superpuestas, cubiertas por bóvedas vaídas del mismo material. Esta circunstancia le hace ganar envergadura y le permitió elevarse hasta una altura similar a la que hoy presenta, según la autora mencionada, siguiendo una proporción 1:4. Con todo lo anterior, Corella Suárez propone la fecha del primer cuarto del siglo XIV como aquella en que se levantaría la antigua iglesia de Santa María Magdalena, fecha ciertamente tardía, pero en la que se sigue construyendo siguiendo los modelos que se venían transmitiendo en la albañilería medieval con sus lentos avances, en caso similar a lo que se puede ver en San Pedro el Viejo, de Madrid; para ambas, Torres Balbás utiliza la caracterización de “torres más o menos disfrazadas”.