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Detalle del lucillo reconvertido en ventana

Identificador
49000_1065
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 30' 29.43'' , -5º 44' 34.78''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de la Virgen del Carmen del Camino

Localidad
Zamora
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTA RECONSTRUIDA ERMITA se encuentra actualmente entre las construcciones de la moderna Zamora, ante la plaza de Alemania, extramuros del tercer recinto de la ciudad. La antigua ermita se hallaba hasta la década de 1960 algunos metros más hacia el suroeste, más cerca de la antigua Puerta de San Torcuato, aunque fue derribada para construir un bloque de viviendas en su solar, levantándose la actual en 1967, con empleo de algunos elementos de la antigua fábrica románica. Gómez-Moreno, que llegó a ver el viejo edificio, lo describe escuetamente como compuesta por “una pequeña capilla en su testero y otra lateral con arcos agudos, techos y tejaroces de modillones a base de nacela”, mientras que J. Á. Rivera nos cuenta que era de una nave, con cabecera dotada de camarín, con una capilla adosada al norte, dedicada al Cristo del Camino, y con otras dependencias al sur, fachada en la que se hallaban dos portadas. El moderno edificio es una alargada construcción en la que se han incorporado algunos elementos del antiguo, que en lo que se refiere a los de época medieval se concretan en algunos canecillos, un lucillo y una inscripción. Son cinco los canes que parecen originales, ubicados en la fachada, bajo la espadaña, de los que uno presenta perfil de nacela con nervio central, otro tres rollos, y los tres restantes tienen forma piramidal, uno de ellos liso y los otros dos con hojitas lisas lanceoladas, siguiendo el modelo tan repetido en el tardor románico zamorano, con buenos ejemplares en la propia capital, desde la misma catedral, hasta Santiago del Burgo, pasando por San Pedro y San Ildefonso, La Magdalena, San Juan de Puerta Nueva, entre otros. El lucillo funerario, convertido ahora en un ventanal lateral, es doble, compuesto por dos pequeños arcos de medio punto que apoyan en tres pequeñas columnillas a cada lado, siendo las laterales adosadas y las centrales exentas. Los arcos presentan aristas de grueso bocel, flanqueado por mediascañas en el frente y en el intradós; cada uno de los tres grupos de columnillas o semicolumnillas se asienta sobre pequeño plinto, con basas de doble toro y escocia, fustes monolíticos y pequeños capiteles que repiten un mismo motivo decorativo: cestas con sencillas hojas carnosas, lisas, con los extremos enrollados a modo de volutas, en algunos casos mutiladas. Por lo que se refiere a la inscripción, fue colocada en el porche de entrada y en su traslado se debieron perder algunas partes pues presenta pérdidas en la parte inferior, mientras que Gómez-Moreno parece que la vio completa. Es una placa de piedra arenisca -como toda la que componía el antiguo edificio-, de 46 cm de anchura, con el epígrafe distribuido en seis renglones interlineados, escrito en letra pregótica, cuyo texto, utilizando como complemento la lectura de Gómez-Moreno, dice: OBIIT : FAMVL(us) DEI : MENEN DVS : VERMV [D]II : IIII : N(o)N(a)S : AV [G]VSTI : SUB [E](era) M CC [LXXII]. Es decir: “Murió el siervo de Dios Menendo Bermúdez el día cuatro de las nonas de agosto, en la era milésima ducentésima septuagésima segunda”, fecha que corresponde al 2 de agosto de 1234. En el primer renglón la palabra famulus parece acabar en una pequeña “o”, pero si fuera así habría un problema de concordancias. Gómez-Moreno escribe directamente famulus, aunque Maximino Gutiérrez, creemos que más acertadamente, interpreta ese trazo como la habitual vírgula que representa una abreviatura de la terminación en -us. En el mismo porche se conserva una enorme serpiente disecada, de unos 4 m de longitud, de la que se cuenta que en tiempos asoló la región, hasta que fue muerta por un condenado o por un pastor, pero estamos con J. Á. Rivera en que debe tratarse más bien del exótico exvoto de algún indiano. La fecha que puede atribuirse al edificio original, en función de los restos conservados, rondaría el año 1200, el mismo momento en que se está produciendo un intenso proceso constructivo de edificios religiosos dentro de la ciudad y en los barrios extramuros junto al Duero.