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Detalle de la cabeza de la talla de la imagen de Nuestra Señora de Lácar

Identificador
31292_03_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 41' 0.49'' , -1º 57' 30.57''
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Santa Engracia

Localidad
Lácar
Municipio
Yerri
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA ERMITA DE SANTA ENGRACIA viene funcionando como tal desde comienzos del siglo XVI en que pasó a depender de la parroquia de Eguiarte, siendo ésta, hasta la actualidad, la parroquia de Lácar y de la localidad vecina de Alloz. El pequeño templo, de una sola nave, se halla emplazado dentro del casco urbano del lugar y ha sufrido numerosas reformas a través de los siglos. En 1689 Pedro de Isaba, albañil y vecino de Villatuerta, rehizo la bóveda, pero tampoco es la que ha llegado hasta nosotros, ya que en el siglo XIX se transformó el coro y todo el abovedamiento de la ermita, construyendo el cielo raso que hoy puede verse, todo ello para edificar encima de la ermita la escuela del lugar, espacio que hoy funciona como oficina de los representantes municipales de Lácar. En consecuencia, de la fábrica original románica lo único que queda es el ábside y los muros laterales hasta la altura de la imposta interior donde descansaba la bóveda primitiva. El ábside semicircular, separado de la nave por un contrafuerte en el lado de la epístola, al exterior presenta sillar de buena calidad, de unos 25 cm de altura, contando once hiladas hasta las ventanas y otras diez hasta el límite a partir del cual se construyó el recrecimiento en sillarejo. Dos potentes columnas, apoyadas sobre altos pedestales y basas, flanquean la ventana axial de la cabecera y la refuerzan hasta el recrecimiento mencionado. Por debajo de las tres ventanas del ábside y extendiéndose a todo éste, incluso abrazando también las columnas, corre una imposta decorada por flores de cuatro pétalos. Un dato curioso es que la ventana central del ábside presenta una rosca de medio punto, en tanto que las laterales son apuntadas (esta combinación de ambos tipos de arco en una misma etapa constructiva tiene precedentes en el propio románico navarro, como sucede en Irache). El muro del evangelio no presenta mayores novedades, en tanto que en el de la epístola apreciamos la portada original del templo y una cuarta ventana original que se abre a la iglesia con derrame interior, como las del ábside, pero lo más interesante de esta ventana de rosca apuntada, como las dos laterales del ábside, es que presenta una decoración interna, que tal vez las tres del ábside han perdido, a base de motivos muy parecidos a los de la imposta del ábside, aunque en este caso las flores de cuatro pétalos que veíamos allí dan la sensación de convertirse en meros elementos geométricos, siendo más parecidos a un aspa que a la flor citada, por lo que parece pueden ser una mala representación del motivo de las absidales. La anchura de la portada románica en su totalidad, de contrafuerte a contrafuerte, es de algo más de 3 m y la profundidad total del resalte más el muro de más de 2,5 m. El sillar se convierte paradójicamente en la portada, en sillarejo bastante deteriorado en sus zonas inferiores. El vano es apuntado y presenta cinco sencillas arquivoltas baquetonadas, la interior combinada con nacela. Una chambrana exterior se decora con los mismos motivos que la ventana lateral. Aunque algunos autores han denominado a esta decoración puntas de diamante, la diferencia en el sillar y lo que hemos mencionado antes al hablar de la ventana lateral nos hace pensar que el escultor quiso imitar las flores de la imposta del ábside y consiguió, sin embargo, una decoración más geométrica y tosca. En el interior, el muro del evangelio y el ábside semicircular presentan pocas novedades, en tanto que en el muro de la epístola, a la altura de la portada, se conserva una ménsula de descarga de uno de los arcos fajones. Los elementos para fechar el edificio son escasos. Contamos con la presencia del motivo ornamental consistente en cuadrifolios de hojas alargadas, habitual en Navarra en portadas de la segunda mitad del siglo XII y comienzos del XIII, y el hecho de que, tanto en la portada como en las ventanas, las arquivoltas se prolonguen hacia las jambas sin capiteles, solución que aparece en edificaciones tardorrománicas desde 1160 hasta los primeros años del siglo XIII. Por tanto, una datación hacia 1200 sería acorde con las características formales presentes en esta sencilla iglesia. Una sencilla talla de la Virgen sedente (47 cm) presenta la habitual iconografía románica consistente en la disposición de los brazos paralelos y doblados en ángulo recto, que flanqueaban una imagen del Niño desaparecida. No muestra especial esmero en el tratamiento de anatomía ni de ropajes (túnica, ceñidor y manto que cubre la cabeza). Fue fechada por Fernández-Ladreda en los primeros años del siglo XIII. Por último, junto al altar, en el lado de la epístola, nos encontramos una pila bautismal de taza lisa y de 78 cm de diámetro. La altura actual de la pila es superior a 1,30 cm, pero creemos que este dato no es fiable puesto que su basamento circular ha sido claramente recrecido para facilitar su uso.