EL TEMPLO PARROQUIAL, dedicado al apóstol san Pedro, consta de nave única dividida en tres tramos, cabecera cuadrada y baptisterio. Conserva del primitivo trazado tardorrománico los dos tramos orientales de la nave, cubiertos con bóveda de cañón apuntado con cuatro fajones que apoyan en semicolumnas adosadas de basas y capiteles troncopiramidales lisos y la portada abierta al sur. Como aparejo se utiliza, en las diferentes fases, la sillería arenisca de grano fino y vetas rojizas, del tipo de las de Mudá y Valle de Santullán. En la caja de muros se advierte con claridad la existencia de sillares de labra románica en combinación con otros de cronología gótica. A una fase tardogótica correspondería la citada cabecera, cubierta con crucería estrellada sobre ménsulas, a la que en el lado septentrional se adosó la sacristía a finales de XVIII. En el exterior el templo está reforzado por contrafuertes. Sobre el hastial occidental se alza una espadaña datada en 1791 por una inscripción que alude igualmente a un ensanche de la iglesia, ampliación que hace posiblemente referencia a la adición del tramo occidental de la nave. La decoración escultórica románica del edificio se centra en la portada meridional y en las ménsulas que recogen el segundo fajón de la nave, decoradas estas últimas con un par de canes con perfil de proa la del lado de la epístola y una pareja de toscos atlantes, masculino y femenino, la del evangelio. La portada, abierta en un antecuerpo saliente encajado entre dos contrafuertes, es apuntada y está constituida por arco liso, una banda decorada con semicírculos contrapuestos, tres arquivoltas decoradas con boceles entre medias cañas y guardapolvo con puntas de diamante. Descansan las arquivoltas sobre cimacios decorados con cuatripétalas con botón interior pentapétalo y cabezas angulares muy deterioradas. El cimacio tiene continuidad en las bandas decoradas con rombos excisos que invaden los contrafuertes que flanquean la portada. Los capiteles se decoran con hojas lanceoladas en roseta y palmetas del tipo de las vistas en Mudá y San Cebrián de Mudá. Esta portada presenta rasgos comunes al románico en su fase disolutiva, entrado ya el siglo XIII, pudiéndose avanzar una cronología en torno a 1225-1250. Por los motivos y tipo de labra parece obra del mismo taller que realizó las de Mudá y San Cebrián de Mudá y desde el punto de vista decorativo se muestra deudora del vocabulario tardorrománico y cisterciense, haciendo una interpretación muy rural y degradada. La serie de canecillos que soportan la cornisa de la cabecera siguen modelos románicos, aunque en consonancia con la estructura, su cronología debe ser ya gótica.