SOSTIENE INOCENCIO CADIÑANOS que el primitivo núcleo de Urria se hallaba en torno al monasterio de San Martín, convertido después en parroquia, aunque con el paso de los siglos el caserío se fue desplazando a las zonas más bajas de la ladera, dando lugar al núcleo actual con su iglesia parroquial de San Vicente. Este templo es hoy un edificio de mampostería formado por una cabecera cuadrada y tres naves, con portada al sur p recedida por un pórtico y con espadaña a los pies. Se aprecian fundamentalmente dos grandes fases constructivas, aunque ambas parecen del siglo XVIII: por un lado la cabecera y el primer tramo de naves y por otro el resto de las naves, conservándose dos fechas, una sobre un reloj de sol en la fachada meridional, de 1767, y otra que acompaña a una inscripción en la portada: VN MISERABLE CON AYVDA DE VN PODEROSO ME FECIT. AÑO DE 1779. Por lo que respecta a la fase románica, su identificación resulta sumamente compleja. Por un lado todo el muro n o rte está coronado por canecillos, aunque evidentemente el conjunto del lienzo ha sido re f o rmado y elevado, más aún, nos parece bastante dudoso que ese lado de la nave sea románico, pues seguramente la primitiva iglesia era de una sola nave y con la ampliación a tres fue prácticamente desmantelada, reutilizándose en el nuevo muro la vieja cornisa de listel y chaflán y los 31 canecillos. Son éstos generalmente de listel y chaflán, aunque uno es de nacela, otro porta una cabeza felina y otro más llegó a tener una figuración -ahora perdida-, todos muy toscos y sin duda tardíos. De ese mismo momento se conserva la espadaña, que se alza a los pies de la nave central. Consta de un cuerpo bajo de mampostería, rectangular y alto, sobre el que se abrió muy posteriormente una ventana cuadrangular. Remata esta parte en dos cortos chaflanes laterales que, mediante imposta biselada, dan paso al segundo cuerpo, ahora de sillería, con dos troneras apuntadas, trasdosadas por chambranas achaflanadas que apoyan en impostas envolventes del mismo perfil. Se corona el conjunto con un agudo piñón, de nuevo de mampostería, en el que se aloja una tercera tronera más pequeña y sencilla, ligeramente apuntada. No cabe duda de que estos restos, que si bien podríamos calificar como “románicos”, son de cronología muy tardía, pudiendo alcanzar incluso una fecha tan avanzada como es mediados del siglo XIII, como parecen demostrar los canecillos e impostas con perfil de listel y chaflán. En cuanto a la espadaña, es un modelo que surge cuando el estilo románico estaba en pleno auge, pero tal fue su éxito que en muchas iglesias rurales el tipo se sigue manteniendo a lo largo de los siglos, traspasando a veces incluso las barreras de la Edad Media, aunque en este caso la data arriba expresada nos parece la más verosímil. Cadiñanos, aun reconociendo la existencia de restos románicos -que no especifica-, considera que la espadaña es gótica, opinión perfectamente válida por los mismos razonamientos que acabamos de exponer.