A POCO MÁS DE UN KILÓMETRO DEL PUEBLO, cerca de la carretera que conduce a Astudillo, se halla la ermita de la Virgen de la Vega que recibe su advocación del emplazamiento en las tierras fértiles que riega el río Pisuerga que discurre próximo al lugar. Al sur tiene adosada la casa del ermitaño y el cementerio. Se trata de una modesta construcción convertida en un pequeño santuario mariano gracias a la devoción que durante siglos han tenido las gentes de la comarca hacia la imagen titular, la cual, tras la restauración a que fue sometida quedó depositada en la iglesia parroquial. El edificio actual consta de cabecera semicircular con tramo presbiterial y un cuerpo de iglesia de tres naves reforzadas por gruesos y achaparrados contrafuertes exteriores. Es evidente la existencia de dos campañas constructivas claramente diferenciadas. La primitiva construcción constaría de un ábside semicircular y de una sola nave a la que se añadieron otras dos laterales en el siglo XIV, lo que obligó a perforar los muros de la vieja nave para abrir los arcos formeros. La parte más antigua se corresponde con el ábside que es lo único que puede considerarse propiamente románico. Se articula en tres paños mediante dos columnas adosadas dispuestas sobre alto podium y rematadas en capiteles decorados con abultados crochets y hojas acorazonadas de talla muy plana. La cornisa se encuentra sostenida por una serie de canecillos de formas muy simples, la mayoría de nacela y algunos con formas geométricas toscamente talladas. En el eje central del tambor absidal se abre una sencilla ventana de arco apuntado posiblemente reformada en época posterior. Sobre el arco triunfal se erige una sencilla espadaña de un solo hueco. En época moderna se añadió al norte una sacristía de planta rectangular que rompe parcialmente la visión armónica de la cabecera. Al interior se accede por una portada abierta en el muro occidental sin ningún mérito artístico. Dentro encontramos un espacio rectangular dividido en tres naves separadas por pilares prismáticos de escasa altura que reciben arcos apuntados en el lado izquierdo y de medio punto en el derecho. Las naves presentan cubierta plana, de madera en la central y en la de la epístola y de cielo raso en la del evangelio. A los pies se conserva un coro con artesonado mudéjar del siglo XV decorado con pinturas. La capilla mayor se abre a la nave central a través de un arco apuntado soportado por columnas adosadas con capiteles en los que se adivinan grandes hojas lisas talladas con suma tosquedad. Se cubre con bóveda de cañón apuntado en el tramo presbiterial y con bóveda de horno en el hemiciclo absidal, ambas recubiertas con pinturas murales y yeserías policromadas del siglo XVII, de escasa calidad. El edificio se ha datado en torno de finales del siglo XII, influido por las fábricas románicas que se levantaron en torno al Camino de Santiago que transcurre cerca del lugar. Es posible, sin embargo, que nos hallemos ante un caso evidente de arcaísmo ya que el edificio está construido en piedra caliza dorada, tallada o retallada a trinchante -diferente al hacha románica- lo que hace sospechar una cronología bastante más tardía de la que hasta ahora se ha mantenido, posiblemente de los primeros años del siglo XIII. El resto del edificio pertenece a la ampliación llevada a cabo en el siglo XIV. En la década de 1970 fue objeto de una restauración poco afortunada que ocultó el paramento exterior de los muros de las naves bajo un esfoscado de cemento.