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Canecillo del interior. Cabeza de persona con barba y bigote que arroja tallos y bayas por la boca

Identificador
09197_01_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 23' 5.33'' , - 3º 44' 8.34''
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Martín

Localidad
Quintanadueñas
Municipio
Alfoz de Quintanadueñas
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN EL AÑO 1587 DON CRISTÓBAL VELA, arzobispo de Burgos, hallando ruinosa la antigua iglesia mandó edificar la actual, de buena fábrica de sillería, con armónicas proporciones, generosa en el espacio y de una sola nave. Reseñable es, por contrastado, el hecho de encontrar en alguno de los sillares del paramento exterior indicaciones de su reutilización y procedencia, que no puede ser otra que la del viejo templo románico En la hornacina situada encima de la portada se conserva un altorrelieve con la representación del Pantocrátor rodeado del Tetramorfos. Dicha escultura cabe suponer, en buena lógica, que es un fragmento del friso que coronaba la fachada del antiguo templo. Menos interés tienen los vestigios del interior, dos magníficos canecillos bien conservados, sin ninguna función constructiva y, que a modo de recuerdo en clave decorativa, dispusieron los canteros en el interior del muro norte, en el primer paño inmediatamente después del coro y por encima de la línea de imposta que divide el muro. En el relieve de la fachada Cristo se nos muestra sedente en un trono flanqueado por cabezas de león, dentro de una mandorla tetralobulada rodeada por un Tetramorfos en el que cada uno de los cuatro vivientes sujetan un libro. La posición adoptada por los tres animales, así como los adornos de la túnica que cubren el pecho de la divinidad, denotan la influencia del maestro que trabajó en la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes (Palencia) o de alguno de sus discípulos, si bien, después de una observación más minuciosa, convendremos en decir que más parece responder a un modelo de escultura relacionado con el ambiente plástico de la época. Desde el punto de vista estilístico está muy cerca de las esculturas conservadas en la cercana parroquia de Santibáñez de Zarzaguda. Según Pérez Carmona, la forma que adopta la mandorla guarda gran parecido con los tímpanos de San Miguel de Estella, la Magdalena de Tudela y las figuras que vemos en los sepulcros del pórtico del monasterio de Las Huelgas, aunque el paralelo más cercano se encuentra en una miniatura de la Biblia de Burgos. El profuso y cuidado trazado de los pliegues en los paños, el carácter sintético y conceptual de la talla, así como el marcado naturalismo del rostro de la figura central de esta Teofanía, nos permiten situar su ejecución en torno a los años finales del siglo XII. De igual taller y cronología son los dos canecillos del interior del templo, a juzgar por la cuidada traza, el tratamiento del bulto y la técnica tardorrománica. Representa el canecillo de la izquierda la cabeza de un personaje grotesco que arroja tallos y bayas por la boca, de cabeza ondulada, con barba y bigote. El otro muestra una cabeza humana poco definida y con rasgos simiescos.