Pals
PALS
Pals es una de las visitas obligadas del Baix Empordà. De ella dijo el escritor catalán Josep Pla que vale, no una, sino cien visitas. Su característico casco antiguo, apiñado al abrigo de sus murallas, conforma uno de los conjuntos medievales más hermosos y mejor cuidados de la zona. Los antiguos pantanos y lagunas que rodearon la villa se han ido desecando y aprovechando para el cultivo de arroz, aunque la localidad es, hoy por hoy, sobre todo un atractivo destino turístico
La mejor ruta para llegar a Pals, desde Girona (que está a unos 40 km), es tomando primero la C-66 y luego la comarcal GI-643 que conduce a Torroella de Montgrí. Casi a la entrada de este pueblo, hay que tomar la C-31 hacia el Sur, carretera que conduce directamente a Pals.
Castillo de Pals
La llamada torre de les Hores del castillo de Pals marca el punto más alto del núcleo antiguo de la población. Se trata de la antigua torre del homenaje del desaparecido castillo, asentada directamente sobre la roca en un punto suficientemente elevado para dominar los alrededores.
Por un precepto carolingio de 899 tenemos la primera noticia de la existencia de la fortaleza. Se citan, en dicho precepto, el castillo de Montis Aspero (Monte Áspero) y el pueblo de Pals (villa Palus) por separado, ambos situados entre cenagales (palus significa precisamente pantanosos). En 944, los condes de Barcelona-Girona Ramon Borrell y Ermessenda donan la torre y la iglesia de Sant Pere al obispo de Girona. Otro documento de 1065 identifica ya el sitio de Mont Aspre como Pals: castrum de Monte Aspero quod alio nomine vocatur Pals. Con fecha 8 de abril de tal año sabemos que el propietario del sitio, Bernat Gausfred, vendió el castillo junto con sus tierras a los condes Ramon Berenguer y Almodis. Se trata de un documento especialmente interesante por lo detallado de la descripción del castillo y de la villa en ese momento.
Ya en el siglo xiii, Dalmau de Rocabertí, heredero legítimo del castillo, permutó unas tierras y castillos por otras del infante Pere, actuando probablemente en nombre de su padre. La propiedad continuó cambiando de manos, de reyes a caballeros y nobles o al obispado. Debido, con probabilidad, a la pobreza del terreno y a la dureza de las condiciones de vida, las concesiones reales, duraban poco tiempo. Sabemos que a principios del siglo xv el castillo estaba en ruinas y fue reconstruido, y que, después de la guerra civil catalana, a finales del mismo siglo, tuvieron que ser otra vez puestas en pie las murallas y reparados los daños que había sufrido la iglesia. Consta en la documentación de la época que la única parte que se mantuvo en pie fue la torre de les Hores (de las Horas), llamada así por el campanario gótico que se le añadió en este siglo xv.
Esta torre es de planta circular, mide unos 15 m de altura y aproximadamente 7 de diámetro. Actualmente se accede a su interior por una puerta situada a poniente, pero el acceso original se halla situado en la parte de levante, a unos 7 m del suelo. Se trata de una abertura de arco de medio punto, adovelado, con dos piedras en vertical dispuestas como jambas. Los muros de la torre, construidos a base de sillares bien cortados, aunque no muy grandes ni bien pulidos, presentan algunos agujeros que parecerían mechinales. Alrededor de la puerta elevada, esos agujeros (un poco diferentes de los demás) tal vez sirvieron para apoyar una plataforma de la que colgarían las cuerdas o escaleras que permitirían acceder a la entrada. Quizás también esta palanca la comunicaría con otras dependencias cercanas del castillo, ahora desaparecidas.
En el interior, hay dos dependencias de planta redonda, una encima de otra, las dos cubiertas con bóveda semiesférica, aunque la inferior tiene el centro abierto para permitir el acceso a la estancia de arriba. En las dos bóvedas se observan marcas del cañizo de la cimbra utilizado en su construcción. La estancia inferior es notablemente más pequeña, debido al mayor grosor de los muros. También es algo más baja (aproximadamente 1 m menos) que la estancia superior, que tiene una altura de más de 6 m. La torre estaba coronada por merlones, desaparecidos.
Se encontraron vestigios del castillo en algunas paredes de las casas colindantes, que aún guardan algunos sillares, e incluso una de las casas cercanas conserva una de las dependencias de la antigua fortaleza, cubierta con bóveda de cañón y con aparejo de sillares.
Por sus características, la construcción de al torre debe situarse en una cronología de entre los siglos xi y xii.
El sistema defensivo de Pals se completa con el recinto amurallado y sus seis torres, construido todo ello en fechas muy tardías, no anteriores a finales del siglo xiii.
Texto y fotos: Consuelo Vila Martí
Bibliografía
Badia i Homs, J., 1977-1981, I, pp. 278-279; Catalunya Romànica, 1984-1998, VIII, pp. 246-247; Oliva i Prat, M., 1974, pp. 18, 24, 26-27; Castells Catalans, Els, 1967-1979, II, pp. 703-711.