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Vista desde el norte

Identificador
091310_12_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 24' 56.50'' , -3º 53' 51.60''
Idioma
Autor
Augustín Gómez Gómez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Pelayo

Localidad
San Pedro Samuel
Municipio
Pedrosa de Río Úrbel
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA PEQUEÑA ERMITA está construida en piedra caliza, de una sola nave y ábside semicircular, y en ella se observan claramente al menos dos fases constructivas. El ábside y muro presbiterial, de sillares bien concertados, son de fábrica e inspiración románica. La nave, de aparejo más descuidado y sin ningún elemento decorativo reseñable, es claramente obra posterior, aunque el concepto espacial y la observación de algunos sillares reutilizados constatan la existencia de la edificación anterior. En el exterior, la cabecera se articula por medio de los muros presbiteriales rectos que acodillan un ábside semicircular dividido éste en tres paños, definidos por dos columnas entregas. El ábside, de pequeñas pero correctas proporciones, se realza con motivos arquitectónico-decorativos. Las dos columnas entregas que reparten la superficie del tambor absidal son de fuste liso, rematadas en el punto de encuentro con el alero por capiteles vegetales sencillos que doblan sus hojas por las puntas. En el eje del hemiciclo se observa un vano ligeramente abocinado, con aspillera cegada en la actualidad, de proporciones regulares, flanqueado por dos columnas de fuste liso con basa y collarino bien definidos, capiteles con sencilla decoración vegetal de hojas y cimacios de perfil nacelado que soportan un arco de medio punto y un guardapolvo resaltado en forma de nacela. El alero se remata en cornisa de moldura nacelada sujetada por diez canecillos repartidos entre los paños. En el paño adyacente al muro presbiterial sur se observa un canecillo muy deteriorado que adivina una cabeza de animal, otro sin identificar y un tercero mejor conservado que muestra cabeza de león rampante. El paño central dispone de cuatro canes, cabeza humana barbada, un segundo y un cuarto sin identificar, distinguiéndose en el tercero otra cabeza humana. Los tres canecillos del paño norte son de sencilla talla en cuarto de bocel. Ningún resalte presenta el muro presbiterial del septentrión, pero sí que luce motivos ornamentales el meridional, que muestra otra ventana similar a la que se encuentra en el eje absidal; ahora bien, la aspillera ha sido sustituida recientemente por una ventana de grosera construcción y los capiteles de las columnas son de mayor calidad artística. Se adivina en la talla un cantero con oficio, que debió pro d igarse en esta parte de la provincia, a juzgar por la temática iconográfica y la expresión escultórica que encontramos en la estatuaria románica de la zona. En el capitel de la izquierda se observa a un centauro afrontado con arpía, y en el de la derecha un caballero que en ademán combativo se enfrenta a un infante. El interior de la ermita es de sobria concepción. Se diferencian dos fases constructivas, separadas por dos columnas que soport a ron el arco de triunfo: la cabecera románica y la nave que responde a una construcción posterior, más pobre. La cabecera de la fábrica románica está armónicamente organizada: ábside y presbiterio son recorridos por un zócalo y dos líneas de imposta de perfil nacelado, tipo de moldura que es una constante decorativa en todo el edificio románico. La primera línea de imposta nos indica con claridad el arranque de las ventanas, mientras que la segunda señala el punto de partida de la bóveda de medio cañón que cubrió el viejo templo, hoy con techumbre de madera, a excepción de la bóveda de horno que aún conserva el ábside. Acertada es la solución lumínica: de las tres ventanas que existen en la cabecera, la absidal y la presbiterial de la epístola proporcionan luz a la cabecera, la otra, la del septentrión, está cegada en origen pues sin duda fue construida en clave decorativa. Tienen las tres ventanas similares proporciones e igual factura constructiva: saetera abocinada enmarcada por arco de medio punto liso, con chambrana de nacela y par de columnillas, diferenciándose únicamente por el repertorio escultórico que se detalla en los capiteles. Los dos edículos que observamos en ambos muros presbiteriales, que servían de credencias, junto con la mesa de altar donde se embute el ara, situada al pie del vano del tambor absidal, concluyen los elementos románicos de que dispone la capilla mayor. Mención especial merece la temática escultórica guerrera y animalística de los distintos capiteles que se encuentran en la cabecera. De bella traza son los que, rematados por sencillo cimacio nacelado, soportan el arco apuntado de la ventana presbiterial del lado del evangelio, representando el uno una lucha ecuestre entre dos caballeros que portan sendas mazas -sin que aparezcan más atributos guerreros-, y el de la derecha dos jinetes afrontados, sin armamento. La ventana situada en el eje del ábside, como ya se ha señalado, es de similar morfología a las otras dos. Se distingue un rostro de animal monstruoso en el capitel de la izquierda y águila cazando liebre en el otro. Por último, el muro presbiterial epistolar enriquece el corto pero variado repertorio iconográfico medieval, con las figuras de dos arpías afrontadas en el primero, y mujer con barbuquejo en el segundo. Las dos columnas entregas que soport a ron el arco de triunfo -sin duda doblado- son los elementos arquitectónico- decorativos de más entidad en el edificio. Se conservan aún en condiciones aceptables los dos capiteles, el del lado epistolar, de sencillo y estilizado ornamento vegetal, con dos filas de hojas verticales que se doblan en sus puntas. Mayor enjundia tiene el de la otra columna, un Pantocrátor que muestra la Maiestas dentro de la almendra mística, escoltada por dos ángeles; contemplamos también dos de los símbolos tetramórficos en la cesta del capitel: águila en el lateral que mira a la nave, y el león orientado hacia la cabecera. Fechamos la construcción de este templo a finales del siglo XII, en sus dos últimas décadas. Avalan esta afirmación la forma y factura de los distintos elementos decorativos y constructivos de la iglesia, la temática escultórica de los capiteles con motivos vegetales y guerre ros en ademán de lucha, arpías, centauros y el rostro redondeado de mujer con barbuquejo, todo ello muy al uso en el románico de la zona y en el resto de la provincia de finales de dicho siglo.