Sant Martí de Ca n’Amat Gros
Capilla de Sant Martí de Ca n’Amat Gros
Dentro del término de Vilanna, en una propiedad particular, se encuentra esta capilla dedicada a san Martín, anexionada a la masía, quizá antiguamente casa fuerte, llamada Ca n’Amat Gros. Se accede al conjunto por la carretera comarcal que lleva de Girona al pueblo de Anglès, tomando un camino que nace 4 km antes de llegar a Anglès. Siguiendo ese camino, a tan sólo 1 km encontramos el templo, que muy probablemente formó parte del antiguo alodio que el conde Borrell II dejó en su testamento, a finales del siglo x, al monasterio de Santa Maria de Amer.
La capilla es hoy parte de la masía. Se utiliza como almacén, y ha perdido completamente su función original. Durante la Guerra Civil fue saqueada y quemados, ante la casa, retablos y otros objetos de valor. Posteriormente, el lugar cayó en un severo estado de abandono, desmoronándose la cubierta del ábside, que se ha cubierto modernamente de nuevo con tejado a dos aguas, sin restituir una primitiva bóveda de cañón; en el lateral del ábsie se practicó una abertura para servir como gallinero. Fuentes orales afirman que la capilla pudo haber sido la parroquia primitiva de la villa de Vilanna, pero no es posible corroborar este hecho documentalmente. Si se documenta, en cualquier caso, la capilla de Sant Martí dentro de la parroquia de Vilanna.
La masía de Ca n’Amat Gros se documenta desde el año 1310. La capilla de Sant Martí aparece mencionada indirectamente en una carta del 24 de julio de 1350, cuando se encargó, al rector de la parroquia de Vilanna, el traslado de cadáveres enterrados allí al nuevo cementerio parroquial recientemente consagrado. En 1364 tenemos constancia que el párroco celebraba puntualmente en las capillas de Sant Martí y de Sant Miquel de Vilanna.
Tanto la casa cómo la iglesia se encuentran orientadas al Este; el muro oriental de la iglesia queda anexo a la fachada principal de la casa, formando una L y generando un espacio abierto pero resguardado ante la entrada de la casa y del templo. Este mantiene su puerta original de medio punto, románica, abierta en el muro de mediodía y algo elevada, ante la cual recientemente se construyeron unas escaleras paraca facilitar el acceso.
El edificio, de gruesos muros perimetrales, se levanta sobre un elevado peñasco de roca natural, al igual que la vecina ermita de Sant Bartomeu de Trullars. Es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cuatro regulares arcos formeros a modo de arcosolios labrados en los muros laterales. A levante, corona el edificio un ábside de perfil rectangular, sobrealzado y muy profundo, que habría presentado una estrecha y elevada cubierta de bóveda de cañón, evidente dado el perfil de medio punto del muro de levante, en la parte superior del cual hay un gran óculo elíptico, abierto en una reforma tardía del templo. La bóveda del ábside, como ya hemos comentado, se hundió en el pasado siglo xx.
Se albergan, bajo el segundo arco formero del muro de mediodía, la puerta de entrada, formada por un arco de medio punto perfilado con dovelas de piedra granítica bien labrada, al igual que los sillares de ambas jambas. A esta misma altura de la nave, pero en el muro septentrional, hay una profunda abertura de perfil rectangular, que atraviesa el muro perimetral (de aproximadamente 1’5 m de grosor) y permite acceder accede a la sacristía de planta rectangular, alargada y estrecha, que se encuentra adosada al muro norte del ábside.
En cuanto al paramento, cabe decir que interiormente la nave conserva el enyesado y pinturas modernas imitando sillares a soga y tizón, en muy buen estado, cosa que hace imposible aquí la descripción del paramento original. En el exterior, podemos apreciar, sobre todo en la cabecera, en el muro oriental del ábside (dónde el revoque se encuentra hoy en peor estado), los sillares de piedra granítica de grano fino y arenisca, bien escuadrados, que refuerzan los ángulos de la fábrica. El paramento original, levantado sobre roca natural, sería a base de sillarejo y gruesas piedras del lugar sin desbastar unidos con argamasa, pues seguramente el exterior del edificio presentaba sus paños de muro revocados.
Aunque no tenemos fuentes documentales del templo anteriores al siglo xiv, La capilla de Sant Martí parece tener ciertamente un origen prerománico, cuya construcción podemos situar en torno al siglo x. En época románica fue objeto de importantes reformas posteriores, en la nave y en la cubierta, resuelta con una bóveda de cañón de perfil semicircular que apoya en los muros reforzados con los ya mencionados arcos laterales. Tales fórmulas arquitectónicas corresponden a una construcción que podríamos fechar entre mediados y finales del siglo xii.
Textos y fotos: Annaïs Pascual Alfaras
Bibliografía
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