Identificador
50030_01_072n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 46' 43.30'' , -1º 43' 7.27''
Idioma
Autor
Jesús Andrés Navarro
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Añón de Moncayo
Municipio
Añón de Moncayo
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Claves
Descripción
La iglesia de Santa María es la parroquial de Añón de Moncayo desde su construcción. Está situada en la parte más alta del pueblo y forma, junto a la fortaleza, el binomio característico de época de repoblación cristiana en tierras fronterizas. Entre los documentos conservados del Archivo Histórico Nacional que hacen referencia a la encomienda de Añón, de los que existe copia en el Ayuntamiento de la localidad, encontramos un diploma fechado en 1140 en el que el obispo de Tarazona, Miguel Cornel, dona la iglesia de Añón a la Orden del Hospital. Este texto demuestra la temprana existencia de la villa y de un templo parroquial en la primera mitad del siglo XII, según Pérez Omeñaca. De la fábrica románica original tan sólo quedan sus dos portadas del lado sur, parte de los muros perimetrales de la iglesia, fácilmente diferenciables del resto por su trabajo en sillería y la abundancia de marcas de cantero, así como las ventanas de medio punto meridionales. El resto pertenece a un momento posterior, presentando ya formas propias del gótico, como puede verse en el diseño de planta y el alzado de la cabecera. La torre, que conserva una ventana cegada de estilo gótico, también pertenecería a esta segunda fase. El enlucido del interior de la iglesia impide la realización de una lectura paramental detallada que permita reconocer en qué medida se conservan restos de los muros originales. La actual cubierta de bóveda de cañón con lunetos sería obra del siglo XVII, al igual que la capilla adyacente del lado norte, que se construiría hacia 1645. Se trata de un edificio en el que se conjuga la sillería y la mampostería cuya planta se compone de una sola nave con ábside poligonal y una capilla adyacente en el lado norte. La nave, de seis tramos, se cubre con bóveda de cañón apuntado sobre fajones con lunetos. La cabecera lo hace con bóveda de nervios radiales y la capilla adyacente con cúpula rebajada sobre pechinas. Los contrafuertes se acusan exteriormente, y se ligan interiormente por arcos de descarga semicirculares. La sacristía, adosada al lado sur de la cabecera, tiene cubierta plana sobre la cual se levanta la torre cuadrangular de un solo cuerpo. A este mismo lado abren las dos portadas de adscripción románica. Sobre ellas sendos vanos de medio punto sirven para iluminar el interior del templo. La cabecera se ilumina por una ventana muy rasgada, semicircular, con molduración gótica, que al interior se encuentra oculta por el retablo principal. Toda la cornisa exterior del templo, junto con la del saledizo de la portada principal y la de los contrafuertes presenta ladrillos en esquinilla. El muro norte formaba parte de la muralla de la villa, que todavía se conserva a partir del ábside, conservando parte de su aparejo románico. En sus contrafuertes y en la esquina noroccidental encontramos varias marcas de cantero, entre las cuales existen dos relacionadas directamente con el Monasterio de Veruela. Es el caso de una con forma de cruz potenzada, que coincide con otra encontrada en la ermita de San Juan, en las afueras de Añón, y el de otra con forma de A que podemos encontrar en los sillares de dicho recinto monacal. La portada principal, tardorrománica, abre al Sur en el cuarto tramo de la nave, disponiéndose en un cuerpo adelantado de 90 cm de resalte. Es de medio punto abocinada y está compuesta por cinco arquivoltas, siendo dos de ellas, las principales, configuradas con baquetón simple, mientras el resto presentan baquetón doble. Todas apean en imposta en nacela con baquetón horizontal en la esquina. En las jambas destacan seis columnas de fuste cilíndrico (tres a cada lado) dotadas de capiteles decorados. Éstos presentan una ornamentación muy sencilla, con motivos muy similares a los que decoran otras iglesias próximas, como el caso de Nuestra Señora de los Reyes de Calcena. El conjunto de la portada mide 6,60 m y el vano 1,80 m de anchura. Del conjunto de capiteles de esta portada sólo tres de ellos son originales, mientras que el estado de conservación de un cuarto nos impide afirmar que sea coetáneo del resto. Se trata del capitel más exterior del lado occidental en el que apenas se pueden diferenciar sus motivos vegetales. Siguiendo en el lado oeste, hacia el interior de la portada, el segundo capitel presenta una decoración basada en hojas hendidas vueltas en bolas, mientras que los espacios intermedios están decorados a base de esquematización vegetal consistente en cabrios invertidos. Un animal fantástico con cabeza vuelta acabada en pico, con patas en forma de garras y cola, a medio camino entre grifo y dragón ocupa el espacio del capitel interior del lado occidental. En el lado oriental el único capitel románico es el que se dispone junto al acceso. Está decorado con dos animales fantásticos compartiendo cabeza, mientras que el resto se rellena con marañas de tallos. Los dos restantes, los más exteriores del lado oriental, son añadidos modernos con una decoración simple a base de piña en la esquina. Los fustes de las columnas exteriores son diferentes al resto ya que descansan directamente en el suelo y no son monolíticos. Por el contrario, el resto de columnas presentan fustes monolíticos sobre basas. Pervive una de las basas originales en la parte interior del lado este. Su configuración a base de dos toros y una escocia con bola en la esquina libre ha servido de modelo para rehacer las otras tres. En el tramo más occidental, también abriendo al lado sur, se sitúa la segunda portada con una configuración más sencilla. Se trata de una doble arquería de medio punto, que descansa sobre una sencilla imposta y jambas con baquetones verticales en sus esquinas. Conserva a su alrededor el lienzo de sillería de la fábrica original con hiladas de entre 25 y 36 cm de altura, y en las que se pueden apreciar numerosas marcas de cantero. En las dovelas de sus arquerías aparecen tanto cruces esculpidas como signos lapidarios y otra serie de marcas coincidentes con los repertorios del monasterio de Veruela. Sus medidas son menores que las de la portada principal, contabilizando 1,20 m en la luz del vano y 2,90 m en su conjunto. Ambas portadas, coetáneas por su morfología, se pueden fechar a comienzos del siglo XIII, dentro de su primer tercio, a tenor del diseño de los animales fantásticos y de la molduración de la basa original de la portada principal. La influencia que los monasterios cistercienses ejercieron en los ámbitos rurales circundantes supuso un enorme impacto, más aún considerando la importancia monumental de sus construcciones en medio de áreas sin una presencia artística notoria. Tal como explica Martínez Buenaga, el territorio central y meridional de Aragón es una de las zonas donde se producen estas aportaciones cistercienses. La construcción que nos ocupa, por su proximidad al Monasterio de Veruela, recoge alguna de sus influencias en diversos elementos estructurales y ornamentales. Bajo esta premisa se puede afirmar que la fábrica monacal, erigida en lo fundamental entre la segunda mitad del siglo XII y buena parte del XIII, constituye el telón de fondo de la mayoría de las experiencias constructivas emprendidas en la comarca por estas fechas. A esto hay que sumar que sus sillares contienen marcas de cantero que coinciden en una amplia proporción con las recogidas en dicho monasterio, lo que pone de relieve su relación directa. Tanto por proximidad como por contemporaneidad medieval debemos referenciar brevemente el castillo de Añón de Moncayo. Se trata de un gran edificio distribuido en torno a un patio rectangular, con torreones en las esquinas. Su planta es cuadrangular, con cinco torreones en su perímetro, también cuadrangulares. El ingreso está orientado hacia el Sur y presenta una configuración acodada reforzando su carácter defensivo. Dos arcos de medio punto y un gran arco ojival configuran este acceso que conduce al patio central. Su fábrica es de mampostería con sillares en las esquinas. Según el inventario de Arrúe y Borrás parece obra del siglo XIII, perteneciente a la orden de San Juan de Jerusalén durante toda la Edad Media (de lo que queda testimonio en varios escudos de armas). Algunos de sus sillares presentan marcas de cantero. Actualmente se utiliza como viviendas particulares. Está por hacer el estudio detallado de los conjuntos formados por templo y fortificación con patio propios de las encomiendas hospitalarias de los siglos XIII a XIV en la península, entre los que éste de Añón constituye ejemplo relevante.