Sant Martí de Solduga
Iglesia de Sant Martí de Solduga
La iglesia de Sant Martí se asienta en un pequeño rellano, a 6 m de altura, en medio del risco de la Canal de la Font, en la ladera suroeste del Cap de Roques de Solduga, dentro sierra de Boumort, un espacio natural protegido de un gran valor ecológico. Existen dos rutas para llegar al despoblado de Solduga, pero ambas requieren un vehículo todoterreno y, en una de ellas, es necesaria una buena travesía remontando los abruptos riscos de la sierra. Partiendo de Gerri de la Sal, se toma la carretera N-260 en dirección a Tremp, y, recorridos apenas 1,5 km, hay que desviarse a la LV-5135. A los pocos metros de pasar el puente que cruza el Noguera Pallaresa, se coge el desvío a mano derecha que indica Cuberes, Solduga y la Espluga de Cuberes. Tras 4,8 km se arranca el escarpado sendero que conduce a l’Espluga de Cuberes y que, si se continúa un buen trecho, aproximadamente unos 2 km, llega a Solduga. Sin embargo, el itinerario más aconsejable es seguir por la pista forestal unos 11 km hasta llegar a la cima de la sierra, donde se ha de tomar el desvío que sale a mano derecha, justo antes de llegar al de Santa Maria de Esplà, y que, tras 3,5 km, llega a Solduga.
La primera mención a la aldea de Solduga, que ha estado históricamente muy vinculada a su vecina Espluga de Cuberes, data de 1209, cuando Arnau de Galliner se ofreció al monasterio de Santa Maria de Gerri pro donnato et confratre junto con dos terrenos en Saldua. Las incorporaciones de propiedades por parte de este cenobio en dicha población se sucedieron en los años sucesivos, hasta que, a finales del siglo xiv, la abadía compró al conde Hug Roger II el feudo y la jurisdicción sobre la misma y sobre l’Espluga. Lamentablemente, no se han conservado noticias relacionadas con la iglesia de Sant Martí.
Las ruinas de este templo se asientan sobre una pequeña plataforma de piso irregular al amparo de un abrigo que se halla en medio del peñón. Su ubicación no sólo determina la adaptación de la arquitectura a los desniveles de la roca, que llega, incluso, a ser integrada en la misma, sino que también fuerza su orientación hacia el Sureste. Se trata de un edificio de pequeñas dimensiones, cuya planta está compuesta por una alargada nave rectangular, en la que se aprovecha la pared natural como uno de los muros laterales, y un ábside semicircular precedido de un arco presbiterial apoyado directamente en el muro suroeste y en una pilastra en el noreste. En el centro del paramento absidal, hay un gran boquete en el espacio que ocuparía una ventana, que posiblemente sería de doble derrame. El tramo suroriental del muro suroeste está derrumbado. En este lienzo se abre una ventana rectangular y, a nivel del suelo, se halla un arco de descarga de medio punto cegado que ayuda a salvar el desnivel de la plataforma sobre la que se asienta la iglesia. El acceso, del que sólo queda la base, se hacía a través de una pequeña abertura situada en el muro noroeste.
En el interior, la nave presentaba dos tipos de cubierta, una bóveda de cañón, en el tramo sureste, que todavía se conserva, y una estructura, ya desaparecida, de vigas de madera a una sola vertiente en el resto. Por su parte, el ábside se cubre con la habitual bóveda de cuarto de esfera. En el lado noreste se abre una hornacina de medio punto.
El aparejo utilizado está compuesto por tosco sillarejo, de tamaño diverso, dispuesto de forma irregular. Los paramentos interiores conservados preservan parte del enlucido de cal que los recubría.
Se ha datado la construcción de este edificio en el siglo xi.
Texto: Azucena Povill Espinós/Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Azucena Povill Espinós
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, xv, pp. 226-227; Puig i Ferreté, I. M., 1979, p. 355; Puig i Ferreté, I. M., 1991, II, docs. 198 y 425; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1987-1990, ii, pp. 245-246.