Villa de Tendrui
Villa fortificada de Tendrui
Se llega al despoblado de Tendrui por una pista que arranca desde el Noroeste de Tremp, y después por un estrecho camino a la derecha, hasta la torrentera que discurre a los pies del poblado, que se alza encima de un otero de privilegiadas vistas sobre el barranco de Tendrui. Esta villa desarrolló en torno a su castillo, situado en el punto más alto de la colina, y que aparece documentado en 961 como castro Tenrui, cuando Oliba, manumisor de su padre Asnero, donó al abad Altemiro y al monasterio de Alaón una viña. Ya en el siglo xi volverá a figurar en una relación de bienes y castillos que el conde Artau i de Pallars Sobirà donó, junto a sus términos y pertenencias, a su primo Ramon V de Pallars Jussà. En 1066, el conde Ramon V y su esposa Valença infeudaron el castillo a favor de la vizcondesa Adalgarda y uno de sus hijos, Arnau I, siempre y cuando respetaran una serie de condiciones y conveniencias, entre las cuales figuraba la salida de prisión del hermano de Arnau, Gerbert. Así, una vez liberado éste, ambos hermanos se repartieron en igualdad de condiciones el feudo y el castillo de Tendrui. De nuevo, hacia 1079, el castillo se encontraba en posesión del conde Ramon V y su esposa, pues, de acuerdo con sus hijos Pere y Arnau, donaron a la iglesia de Santa Maria de Tremp un terreno su término. En 1086 el conde Ermengol de Urgell, lo cedió, junto a la villa, en franco alodio a Ramon V.
Actualmente resulta casi imposible acceder al espacio ocupado antaño por las casas de la localidad, puesto que la frondosa maleza y el peligro que entraña el estado de sus edificios, hoy semiderruidos, lo desaconsejan. Aún así, si se sube a la colina por la parte oeste todavía se pueden observar trazas del antiguo castillo, situado detrás de la iglesia de Sant Esteve. El conjunto de casas del lado este, así como el antiguo portal de acceso al núcleo fortificado, resultan hoy impracticables. La iglesia, muy remodelada durante siglos, conserva de su construcción románica originaria una única nave, así como la puerta de acceso, cegada, situada en el muro de mediodía, rematada con arco de medio punto dovelado. Curiosamente, dicha puerta y parte del paramento original del muro sur han quedado al descubierto tras el derrumbe de las edificaciones y aditamentos de épocas posteriores, por lo que pueden ser observados con claridad desde la distancia. Esta circunstancia ha permitido ver el aparejo utilizado, compuesto de sillares bien ordenados y de tamaño regular. Del resto del castillo apenas se conserva algún vestigio, a excepción de un tramo de muro muy castigado de apenas 2 m de longitud en la zona norte del cerro, casi pegado al muro lateral de la iglesia. En la parte opuesta, al Sur del núcleo antiguo, llaman la atención los restos de un gran muro de unos 20 m de longitud por unos 10 m de altura, que conformaba, casi con toda seguridad, junto a las paredes de las casas, el límite meridional del montículo sobre el que se eleva todo el conjunto y que, incluso antes de llegar a la parte baja de la torrentera que discurre a sus pies, es fácilmente visible. El antiguo pueblo de Tendrui, hoy día, se encuentra totalmente despoblado y, lamentablemente, en un avanzado estado de abandono y ruina.
Texto y fotos: David Rico Tortosa
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1979, vi, 2, pp. 1372-1374 y 1413; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, p. 504; Coy i Cotonat, A., 1906, p. 185; Lledós i Mir, M., 1917 (1977), pp. 78-79 y 158; Rocafort i Sansó, C., s. d., p. 800; Valls i Taberner, F., 1917 (1988), pp. viii-xiii.