MONTELLÀ I MARTINET

Castillo y poblado de la Roca de Víllec

Los restos del castillo y del poblado de Víllec se encuentran en un montículo del término de Montellà, en la entrada del valle, a 1 km al Norte del vecindario de Víllec. Se accede tomando, desde la carretera LV-4055 en dirección Montellà, una pista asfaltada a mano derecha hacia Estana. Al cabo de 1,5 km, a la derecha se ha de dejar el vehículo y seguir a pie hasta el castillo.

El lugar aparece citado por primera vez en el año 987, en el acta de consagración de Sant Llorenç de Bagà. Vuelve a citarse en documentos de los siglos xi y xii. En 1190, Ramon de Canavellas, su esposa Ava y su hijo Ramon hicieron donación a Santa Maria de La Seu d’Urgell y al pavorde Guillem de Pinós, de la mitad de un manso en la parroquia de Víllec como dote de su hijo y hermano Arnau, al entrar como canónigo de la catedral. Ya en la segunda mitad del siglo xiii, se sabe que el castillo pertenecía a los Pinós, señores de Bagà, aunque eran feudatarios del mismo la estirpe de los Roca, de Víllec. Entre 1252 y 1255 aparece documentado el caballero Vidal de la Roca de Víllec. En 1277, Galceran IV de Pinós dejó en testamento a su esposa Esclarmunda varios castillos entre los que se encontraba el castro et palatio de Vileg.

La fortificación está formada por una torre de planta trapezoidal, por una construcción anexa situada en el lado sur-oeste y por una explanada cerrada por una muralla. El lado meridional de la torre mide unos 5 m, mientras que los otros tres miden 4 m. El muro, de un grosor de 120 cm, está compuesto por un aparejo de piedras poco trabajadas de forma alargada colocadas en hiladas. Probablemente tenía un piso superior que albergaría la puerta de entrada. El cuerpo anexo, también de planta trapezoidal, tiene unas dimensiones de 4 x 4 m aproximadamente, siendo el grosor de los muros de 60 cm. El recinto del castillo se extendía hacia el Noreste con un diámetro de unos 20 x 5 m. Del muro que cerraba todo el recinto quedan escasos restos en el lado septentrional.

En los aledaños del recinto del castillo, por el sector noroeste, se observan los restos de diez o doce habitáculos dispuestos en terrazas, que ocupan una superficie de unos 3.000 m² en cuatro niveles. Se trata de construcciones adosadas al muro del terraplén o a la roca, separadas unas de otras. A pesar del mal estado de los restos que quedan en pie, se puede intuir que tenían una anchura de entre 3,5 y 4 m y una longitud que oscilaba entre los 3 y los 7 m. Parece que la mayoría constaba de dos o tres habitaciones con unos muros de 70 o 80 cm de grosor levantados con un aparejo de piedras sin trabajar de forma cuadrada o rectangular dispuestas en hiladas. En algunos tramos se observa la utilización de opus spicatum. La conclusión es que se trata de un poblado medieval relacionado con el castillo feudal, similar a otros que se pueden encontrar en enclaves del territorio condal catalán. Su datación, si nos basamos en los documentos y en el formato del poblado, se puede situar entre los siglos xi y xii, y su abandono se produjo posiblemente por la crisis demográfica de la Baja Edad Media.

Texto: Montse Jorba i Valero - Foto: David Manzanera

Bibliografía

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