Vila-romà o de Bell-lloc
Castillo de Vila-romà o de Bell-lloc
El castillo de Vila-romà (o de Bell-lloc, por su proximidad al santuario homónimo) alza sus ruinas en una planicie de la vertiente meridional de la montaña de Montagut. Para acceder a esta fortificación, desde la salida de Palamós, dirección Palafrugell, se debe dejar
Como sucede en muchos otros casos, el origen de la construcción de la fortaleza es incierto. Se menciona con seguridad en 1247, en el testamento de Pere Alemany de Vila-romà, último miembro del linaje de castellanos que señoreaba el conjunto por lo menos desde el siglo xii (un Alamandus de Valle Lubrica es mencionado en 1137 como señor del valle de Bell-lloc). Los albaceas de Pere Alemany vendieron el conjunto a la sede de Girona en 1277, y desde entonces formó parte del patrimonio episcopal. En 1514 la propiedad útil fue vendida por el obispo Guillem Ramon de Boïl a un mercader gerundense, Joan Ribes, y desde entonces el castillo fue simplemente una finca labriega. Ya en época moderna, el conjunto fue volado por las tropas galas durante la Guerra del Francés, y sus ruinas quedaron rápidamente presas de la maleza y el bosque. Como curiosidad, el escritor granadino del siglo xix Torcuato Tarragó ambientó en el castillo una de sus novelas folletinescas, Elisenda de Montcada (1864), que desde luego tuvo gran éxito entre los lectores la zona.
La fortificación está formada por tres estructuras turriformes y diversos elementos correspondientes a antiguas estancias, todo ello, generalmente, construido con mampostería ordinaria (los muros son unos
Adosada a las base de este muro se levanta una construcción, de planta rectangular y en parte derruida, cubierta con una bóveda de cañón y con un interior ligeramente recubierto de estucado rojizo. A su muro sur se adosan varias dependencias similares al resto de construcciones dispuestas en el sector suroriental, donde se situaría una hipotética entrada al recinto, de la que se conservan dos torres rectangulares de unos 7 m, de factura más tardía en su parte superior. Desde una de ellas se dispone una bóveda de la que nace un muro transversal (que transcurría de poniente a levante), que presenta, en parte, un aparato constructivo de mayor regularidad que el resto de elementos mencionados. A oriente, se abre una puerta de arco rebajado con una luz de unos 2m. En el sector norte del lienzo transversal hay una bóveda adosada, así como parece haber una escalera. En último lugar, la fachada noreste presenta otra gran estructura turriforme, con dos muros de unos
Un inventario de los bienes de
La datación del castillo de Vila-romà es notoriamente difícil, puesto que se conservan pocos elementos que posibiliten su concreción. Por su aparato constructivo, que en ocasiones insinúa un ligero opus spicatum, se puede creer que dichos muros (o parte de ellos) pertenezcan a una construcción del siglo xi. En cualquier caso, a los elementos primitivos de época feudal se fueron incorporando otros componentes de periodos claramente posteriores.
Texto y fotos: Ana Victoria Paul Martínez
Bibliografía
Batlle i Prats, L, 1947, pp. 133-153; Castells Catalans, Els 1967-1979, II, pp. 688-696; Catalunya Romànica, 1989, VIII, pp. 228-230; Mallorquí García, E, 2008, pp. 25-66; Martín i Roig, G, 2006, pp. 47-48; Trijueque i Fonalleras, P, 1992, pp. 33- 44; Trijueque i Fonalleras, P, 2003, pp. 6-9.