Castillo de Cabrera
Castillo de Cabrera
Los restos del castillo de Cabrera se localizan al Noreste del término de Maçanet, a unos 850 m de altitud, en el extremo oriental del macizo de Les Salines, cerca del límite con la Vajol (Alt Empordà) y con Francia. Se ubican sobre un peñasco desde donde se divisan unas magníficas vistas del Alt Empordà y la Garrotxa. Para acceder al lugar se recomienda partir de la Vajol por la carretera GI-505 en dirección noroeste hasta encontrar un desvío indicado a la izquierda. Luego, en un vehículo todo terreno o a pie, hay que subir 1 km hasta el coll de Lli, y avanzar todavía 1,3 km más en dirección Oeste, hasta tomar un sendero que nos conduce al castillo. También se puede acceder desde Maçanet pero el camino es mucho más largo y empinado.
Se tiene constancia de una “roca” de Cabrera por menciones en documentos de 1003, 1074 y 1095 que tratan de límites del monasterio de Sant Pere de Camprodon. Será bien entrado el siglo xi que aparecerá la primera mención al castrum de Cabrera, localizada en un juramento de fidelidad al conde Bernat II de Besalú por parte de sus vasallos que se conserva en el Liber Feudorum Maior. Más adelante, el castillo pasó a depender de los señores de Serrallonga y de Cabrenys. Beatriu d’Hortal, en su testamento de 1221, lega a su marido, Pere d’Orriols, el valle de Maçanet de Cabrenys y el castillo de Cabrera, que unos años más tarde, en 1288, sería temporalmente tomado por los franceses, en tiempos del rey Alfonso II. Ya en el siglo xiv, pasó a manos de los Rocabertí por el enlace de Dalmau de Rocabertí con Beatriu de Serrallonga, hija de Hug de Cabrenys, en 1313. Estuvo en posesión de dicha familia hasta finales de siglo xv, cuando fue definitivamente abandonado.
Se trataba de una fortificación típica de la época levantada en un lugar prácticamente inaccesible, aprovechando la orografía del terreno y los materiales del entorno que en este caso eran el granito y la piedra sin trabajar. Constaba de un recinto amurallado que reseguía el relieve al que se accedía por una puerta situada en la cara norte. Actualmente sólo quedan restos de la parte más inferior. Se conserva parte de una cisterna y la base de una torre cuadrada en el ángulo suroeste, de la que se pueden observar algunas hiladas de sillares sin trabajar, a excepción de los que conforman los ángulos e mejor factura.
Texto Montse Jorba i Valero – Foto: Carmen Ropero Mochales
Bibliografía:
Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 255-256; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 565-556; Del Campo i Jordà, F., 1989, pp. 41-42; Roura i Sabà, P., 1997, pp. 18-21.