Sant Cebrià de Vilafant
VILAFANT
El término municipal de Vilafant, con una extensión que supera ligeramente los 8 km², se sitúa en el curso medio del río Manol, al Suroeste de la ciudad de Figueres. El territorio se ubica en el sector de contacto de la llanura ampurdanesa con los primeros contrafuertes de la sierra prepirenaica, y presenta una orografía ligeramente ondulada por cerros y sierras de poca elevación.
La etimología del lugar deriva del término villa, que remite a una circumscripción territorial de época carolíngia, y del antropónimo Fidentius o Fedancius, que está documentado en varios casos en la Cataluña altomedieval. La forma actual del nombre, Vilafant, fue adoptada definitivamente a mediados del siglo xiv. Además de la iglesia parroquial, dedicada a san Cebrián, cabe destacar en el término municipal la existencia de los restos de un interesante conjunto de época prerrománica, el castillo de Palol Saboldária, que incluyen una una notable capilla dedicada a san Miguel.
Iglesia de Sant Cebrià
La primera referencia documental a la parroquia de Vilafant aparece en el testamento de Ramon Adalbert (1075), que lega a su esposa un alodio situado en ella. La siguiente noticia figura en el testamento de Ramon Sesmon (1088), quien donó todas las posesiones que tenía en la parroquia a la canónica sde Santa Maria de Vilabertran, exceptuando un alodio legado al priotrato de Lladó. En 1119, la iglesia es mencionada en el juramento de una tal Manicleta, que se efectúa ante el altar de sant Cebrián. La iglesia de Sancti Cipriani reaparece en un acta firmada por el juez Bernat y el sacerdote Pere Guillem, también de 1119. Posteriormente, aparecen algunos documentos relacionados con la clerecía, como en el testamento sacramental de Borrell, sacerdote y juez de Vilafant (1165), o en el de Ramón de Vilafant (1193), con varios legados al templo. En 1182 y 1186 aparecen documentos referidos a Arnau de Vilafant, canónigo de la sede de Girona.
Sant Cebrià es una sencilla iglesia de nave única cubierta con bóveda de cañón, cerrada al Este por un simple muro testero. La fábrica primitiva ha sufrido numerosas reformas, especialmente en el siglo xviii, que han desdibujado notablemente su aspecto original. Hay dos arcsolios abiertos en los muros laterales, y sendas capillas adosadas en cada costado del templo. Es también de corte neoclásico la fachada principal, decorada con esgrafiados y que alberga una portada rectangular, coronada por un bonito frontón semicircular truncado por un óculo superior. Igualmente tardío es el campanario de torre, que se levanta en el ángulo noroeste del edificio.
Hay otra puerta en el muro sur, aunque tapiada, en forma de arco de medio punto y definida con grandes dovelas, que parece cuanto menos de época tardomedieval. Es evidente que tampoco son originales las ventanas.
En las partes en donde se conserva el paramento primitivo, se constata el uso de sillares de piedra caliza perfectamente labrados y colocados en hiladas horizontales. La fachada sur permite, especialmente, observar los dos tipos de aparejo utilizados en el edificio: el correspondiente a la fase primitiva arranca desde la base del edificio y sube hasta la mitad del muro, mientras que el otro, en el tramo superior, es a base de sillarejo de poca labra y de rocalla ligada con abundante argamasa y corresponde también a la reforma moderna. La obra primitiva debe fecharse muy probablamente en época avanzada del románico, sin duda ya en el siglo xiii.
Texto y foto: Marcos Ojosnegros Marín
Bibliografía
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