Identificador
31491_01_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Carlos Martínez Álava
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Moriones
Municipio
Ezprogui
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA ANTIGUA ERMITA DE LA MAGDALENA se encuentra a unos 200 m al oeste del núcleo de casas que se arremolinan bajo la parroquia de San Martín. Su origen y advocación se relacionan con un hospital para leprosos, peregrinos y enfermos que se situaba en el camino de Loya, que comunica Valdeaibar con la Valdorba. Sobre las ruinas de lo que fue el templo, en la ladera de la montaña, subsisten todavía lienzos de muros que parecen delatar la existencia de un poblamiento distinto al actual, abandonado hace siglos. En los primeros años del siglo XIX la ermita estaba ya arruinada por lo que “respecto de no tener la iglesia fondos para reedificarla se manda profanar a no ser que los vecinos quieran ponerla corriente, en cuyo caso se les concede el término de un año, y pasado, certifique el estado”. A la vista de la evolución del edificio, los vecinos tampoco estaban por la labor de reconstruirlo a sus expensas, por lo que tras la desaparición de las cubiertas y sus arcos, se reutilizó su perímetro mural como cementerio, uso que todavía hoy conserva. Por los lados que no dan al camino, sus muros cierran también una explotación ganadera. La ruina del antiguo templo de la Magdalena conserva en la actualidad el perímetro mural, que describe una nave única con ábside de menor anchura, puerta de acceso al Sur y ventana absidal, también de medio punto y notable abocinamiento. Igualmente se conservan los arranques de los cinco arcos transversales que soportaban las techumbres y sus correspondientes ménsulas de doble plinto, así como los dos tercios de un vano del muro sur y la portadita cegada que se abría en el hastial occidental bajo un irregular tímpano. Por el exterior, los muros, sin ser gruesos (no llegan al metro de espesor), no llevan contrafuertes, quedando el muro norte oculto y reforzado en su mitad inferior por la pendiente de la ladera. Los sillares son menudos y bastante irregulares. En las últimas hiladas se puede apreciar la solución constructiva empleada en la articulación de las hiladas del muro, cuyos sillares muestran en ocasiones sólo la cara exterior trabajada. De hecho, todos los elementos constructivos, a excepción de la portada principal, siguen una concepción estilística simplificada y popular. Dada la relativa ligereza de los muros, los arcos diafragma debían de soportar una cubierta de madera a dos aguas para la nave, quedando la bóveda de horno como cerramiento del cilindro absidal, algo más estrecho. El templo resultante mostraría tanto las dimensiones (unos 17,5 m de longitud por 5,5 de anchura) como las características más sintomáticas del románico rural más simplificado. La portada del muro sur concentra los únicos elementos decorativos conservados. Su medio punto se articula mediante un tímpano en dos piezas, con crismón en la inferior (con sus habituales elementos y cruz en el palo vertical que además termina por debajo en L) y que apean sobre las jambas a modo de pilastras de capiteles lisos. Una sencilla moldura con taqueado, parcialmente rehecha, sirve de guardalluvias. En cuanto a la cronología del templo poco se puede concretar a la luz de los restos conservados. Tanto la articulación de la portada, como la definición del propio crismón recuerdan a construcciones fechadas en la primera mitad del siglo XII, como Santa María del Campo de Navascués. En línea con aquella, la cronología de la Magdalena de Moriones se inscribiría lógicamente en el siglo XII, probablemente todavía en su primera mitad.