Sant Esteve de la Sarga
SANT ESTEVE DE LA SARGA
Situado en el extremo suroeste del Pallars Jussà, el municipio de Sant Esteve de la Sarga se encuentra fuera de las principales rutas de comunicación de la comarca, hasta hace pocos años de difícil acceso. Desde Tremp se ha de tomar la carretera C-13 en dirección Camarasa, en la cual, transcurridos 5 km, arranca la carretera LV-9124, la cual lleva a las diferentes poblaciones de este municipio. Si bien, administrativamente pertenece al Pallars Jussà, Sant Esteve mantiene la mitad de su territorio en la comarca de la Alta Ribagorça. El término municipal, además de Sant Esteve de la Sarga, comprende los pueblos de Alsamora, Moror, Alzina, Castellnou de Montsec, Estorm y la Torre d’Amargós, así como los caseríos de Clua de la Conca, Beniure, Montrebei y el santuario de la Fabregada. Históricamente, estos pueblos estuvieron ligados a distintos señoríos y jurisdicciones. De las más importantes destacan la de Castellnou de Montsec que se estableció en baronía, reconocida por decreto real en 1801 y el pabordato de Mur, que ejerció jurisdicción sobre el pueblo de Moror. El terreno es accidentado, las calizas cretáceas que forman la sierra del Montsec han dado lugar a muchos fenómenos kársticos, con cuevas y simas de gran interés espeleológico, entre las que destacan las cuevas de Brugal, de la Colomera o el congosto de Mont-rebei. La economía del municipio ha sido tradicionalmente agraria. Durante el siglo xix se cultivaba trigo, avena, cebada o fruta. Era lugar de abundante caza y los pueblos Beniure, Alzina y Moror contaban con importantes molinos. Del millar de habitantes de dicha época, la población ha caído hasta apenas superar el centenar en la actualidad.
Iglesia de Sant Esteve de la Sarga
En Sant Esteve de la Sarga, capital de los municipios que componen la Feixa del Montsec, se encuentra este templo parroquial, dedicado a san Esteban protomártir, transformado y remodelado en varias ocasiones a lo largo de su historia. Para llegar al mismo, se ha de cruzar el pueblo y dirigirse hacia el Sur por el camino que conduce al cementerio municipal, en donde se encuentra.
A pesar de que el topónimo tiene su origen en el santo al que se dedica la iglesia, en 1055, cuando se menciona por primera vez el lugar, se cita con el nombre de collo de sarga. Años después, en 1069, aparece de nuevo citado el enclave como Sarga en la dotación que el conde Ramon V de Pallars Jussà hace a la canónica de Santa María de Mur. Según consta en los Falsos de Gerri VI y VIII, y tal y como dejó escrito el conde Isarn de Pallars en su testamento, la iglesia se edificó a inicios del siglo x y fue dada conjuntamente con su alodio al monasterio de Gerri en el año 930. En el acta de consagración de la iglesia, datada en 1076, consta como el matrimonio formado por los señores Bertrán Ató de Montañana y su esposa Ermengarda hacen construir el templo y lo dotan con una tercera parte del diezmo de la ermita de la Fabregada y su poblado. Desde entonces, Sant Esteve pasa a ser el núcleo principal en detrimento del villaje vecino. A comienzos del siglo xii, el templo continuaba siendo propiedad del linaje de los Montañana. En las visitas pastorales de 1314 y 1758 la iglesia aparece incluida entre los conjuntos parroquiales que se encontraban en el arcedianato de Tremp. En el plan parroquial de 1904, el templo aparece como propiedad de la baronía de Castellnou del Montsec.
Sant Esteve es un edificio de una sola nave con planta rectangular y carente de hemiciclo absidal, y que conserva parte de sus estructuras románicas en los muros norte y sur y en la fachada oeste. Sin embargo, el conjunto actual denota las distintas reformas realizadas y una superposición arquitectónica de distintas etapas. En la fachada meridional, la rectoría cubre casi toda la superficie del muro, salvo en la zona más occidental, donde hay un gran contrafuerte. En la fachada norte, se aprecia claramente el paramento original ubicado en la parte baja, cuyo aparejo está compuesto por sillares de piedra arenisca, bien cortados y dispuestos en hiladas uniformes. En la zona superior, en cambio, se utiliza mampostería formada por piedras, mal escuadrados o sin labrar y dispuestas en hiladas desiguales. En la fachada este, un arco apuntado ciego abarca gran parte del muro, y es el único testimonio del ábside que debió de tener la iglesia.
Se accede al interior del templo mediante una puerta situada en la fachada oeste resuelta mediante un arco de medio punto. Ubicada en la parte superior, se halla una alargada ventana rectangular de derrame simple. Corona el frontispicio la espadaña original, la cual estaba formada por dos ojos, actualmente cegados, cuyos arcos de medio punto están compuestos por dovelas y sillares bien escuadrados y labrados. Sobre ella se alza la actual espadaña, también compuesta por dos aberturas. Testimonios de revoque se encuentran repartidos por todo el muro.
En el interior, la nave está cubierta por una bóveda de cañón y dos arcos fajones que arrancan sobre pilastras. Enlucida en su gran mayoría, los distintos procesos de reforma han cubierto las pilastras de los muros y han dejado solo visible una moldura trapezoidal. En los muros perimetrales se abren sendas parejas de capillas situadas entre los arcos fajones y un coro ubicado en la fachada oeste. Un muro, a levante, separa la nave de la zona absidal, que así pasa a desempeñar la función de sacristía. Como parte de las modificaciones que sufrió el edificio, se elevó un coro a los pies del mismo.
En lo que concierne a la datación de la iglesia, las características constructivas descritas y la morfología del edificio ponen en evidencia la existencia de diversos procesos de reforma que se produjeron durante los siglos xi y xii.
Texto y fotos: Daniel Altisent - Planos: Manel Castellnou Perucho
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 447-448; Fortuny i Pons, D., 2000, p.173; Sancho Planas, M., 1997, pp. 42-47.