LA IGLESIA DE SAN VICENTE es una construcción de origen románico muy reformada en época posterior. Consta de una sola nave, de factura moderna, y de un ábside semicircular que constituye el único testimonio conservado de la primitiva fábrica. Éste, construido enteramente de mampostería, no presenta ninguna articulación especial, salvo una sencilla aspillera cegada en su eje. En altura se corona con una cornisa sogueada sostenida por una colección de canecillos lisos y de nacelas superpuestas, algunas de éstas con círculos incisos. En el interior se perciben claramente las transformaciones sufridas en el templo, con la construcción de una nave moderna con eje norte-sur que provocó un cambio de orientación litúrgica, convirtiéndose la vieja cabecera en una simple capilla lateral. Ésta se cubre con bóveda de horno en el tramo curvo y de cañón apuntado en el presbiterio, arrancando ambas de una imposta biselada que recorría todo su perímetro, aunque luego fue picada en parte. Se abre a la nave a través un arco triunfal apuntado que descansa sobre jambas lisas. Es obra de un taller popular con recursos técnicos muy limitados y sin apenas concesiones decorativas. Su actividad parece que se desarrolla en torno a los últimos años del siglo XII. A simple vista parece que la espadaña pudiera pertenecer también a la primitiva construcción, si bien dada su ubicación en el costado meridional pensamos que en realidad es de moderna ejecución aunque tal vez siguiendo el modelo de una anterior. Se compone de un cuerpo inferior macizo y otro superior con tres troneras y remate a piñón. En el Archivo de la Diputación de Burgos se hallan dos fotografías pertenecientes al Fondo Photo Club en las que se reproduce el anverso y el reverso de una cruz de madera forrada de placas de metal que presentan orificios destinados a la incrustación de pedrería, que dicho sea de paso, ya se había perdido cuando se realizó la foto. En el anverso aparece la figura de Cristo realizada en cobre, sujeto a la cruz con cuatro clavos, con corona real y largo perizonium. Se le representa vivo, con los ojos abiertos y sin apenas huellas del padecimiento físico. Peina larga melena que deja las orejas al descubierto y cae sobre los hombros distribuida en finos mechones. La anatomía es esquemática, con el esternón y las costillas muy marcadas y el vientre ligeramente abultado. En los extremos de la cruz se producen unos ensanchamientos circulares sobre los que se clavaron unas piezas romboidales probablemente de esmalte. En el reverso, tenía una placa de cobre esmaltado con la figura desgastada de un Pantocrátor encerrado en una mandorla lobulada. Por sus características parece obra de finales del siglo XII o comienzos del XIII. Desconocemos su paradero actual así como la fecha exacta en que se hicieron los clichés.