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Virgen con el Niño. Vista ángulo central lateral izquierdo

Identificador
31460_01_013
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 35' 31.72'' , -1º 21' 34.13''
Idioma
Autor
Julia Baldó Alcoz
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Aibar/Oibar
Municipio
Aibar / Oibar
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
Está ubicada en la nave de la epístola, cerca del coro, concretamente, en una ventana cegada adaptada como hornacina. Esta talla, en función de su tipología y características, fue encuadrada por Fernández-Ladreda en el tercer grupo derivado de las imágenes de Pamplona-Irache, junto con las de Ujué, Jaurrieta y Miranda de Arga. La de Aibar recibió el influjo directo de la de Ujué, lo que quedó materializado principalmente en la similitud tipológica, fisonómica y estilística. Como justificación, Fernández-Ladreda adujo la proximidad geográfica entre Aibar y Ujué, así como la devoción secular de los aibareses por el santuario ujuetarra. La imagen, con 67,5 cm de altura, 24 de anchura y 34 de profundidad, constituye el ejemplar de menores dimensiones de todo el grupo, junto con la talla de Jaurrieta. Su disposición sigue el modelo de Sedes Sapientiae, sedente, frontal, rígida y simétrica con brazos y piernas en ángulo recto, lo que favorece, junto con la estrechez del cuerpo de María, la homogeneidad de ambas figuras y su apariencia de bloque compacto. Así, la Madre enmarca al Hijo, que se encuentra situado en el centro del regazo materno, al igual que ocurría en Ujué. Exhibe una gran similitud de rasgos faciales con esta talla, manifestados en una armonía de facciones que dan como resultado una notable dulzura: rostro alargado y ovalado, rematado por una barbilla delicada y curvada, y frente amplia y despejada que se puede apreciar en su totalidad gracias a un velo más corto que en Pamplona-Irache. Sin embargo, Jesús, a pesar de que guarda cierta similitud con su Madre, no resulta tan delicado y proporcionado. Debe indicarse que en las fotografías publicadas por Clavería en 1944 no aparece la imagen del Niño sino que se presenta sólo la talla de la Virgen. Cabe pensar si no habrá sido incorporada ex novo en la restauración efectuada posteriormente, o si puede ser realmente el original que ha sido repuesto tras permanecer temporalmente desprendido de su Madre. María viste túnica, cuyos pliegues inferiores caen verticalmente de forma muy esquematizada. Una orla recorre tanto el cuello como el remate bajo de la túnica. Como tocado, luce un velo muy esquematizado y ceñido al rostro, a diferencia de Ujué, donde aparece la toca. En él ya no se dibuja ningún pliegue al caer sobre los laterales y desciende, como en Jaurrieta, directamente sobre la espalda sin rozar los hombros. El barboquejo de la toca de Ujué ha sido asimilado en este caso con el cuello de la túnica. Sobre esta prenda se dispone el manto, abierto, que cubre por completo ambos brazos y desciende de forma vertical sobre ambas rodillas y piernas, diferenciándose así de todas las tallas de su grupo y de los arquetipos y asemejándose a otros modelos. Sin embargo, conserva los pliegues circulares concéntricos sobre ambos brazos, adquiriendo un volumen muy similar al que se conseguía con las cubiertas metálicas. Los ropajes de Jesús son túnica y manto, que arropa su brazo y hombro izquierdos dejando libre el derecho, al igual que el Niño de Ujué posterior a la restauración. Su extremo inferior derecho queda dispuesto en terciado ascendente de derecha a izquierda. Y el izquierdo se pliega en horizontal por debajo del cabo derecho y de ambas rodillas. En ambos casos los remata una cenefa. La similitud del cruce de la pieza del tejido del manto recuerda al que se contempla en el caso de la Virgen de Miranda de Arga, donde se dispone al revés. Respecto a las posiciones de las manos y a los atributos de María y Jesús, en Aibar se restituyó erróneamente a María una granada en la mano derecha, durante una restauración efectuada con posterioridad a 1944. La mano izquierda fue restituida en la mencionada restauración, como también posiblemente la derecha, de características muy similares. El Niño imparte la bendición con la mano derecha, y con la izquierda sostiene un libro, con la particularidad de que lo apoya en posición apaisada, sobre su rodilla, sujetándolo desde el lomo y con la palma hacia abajo. Madre e Hijo portan coronas de aro. La de María fue retocada parcialmente, sobre todo en cuanto a su aderezo, al ser incluidas piezas en su frontal que imitan la pedrería de la efigie de Ujué. La talla está sentada en una banqueta en forma de paralelepípedo que ha sufrido, al igual que ambas figuras, un repinte con policromía plateada y dorada con el objeto de imitar la cubierta metálica de la Virgen de Ujué. En cuanto a la cronología, la comparación con otras tallas de su mismo grupo como Jaurrieta o Miranda sería argumento para asignarle datación en el entorno de 1200, en lo que coincide el vuelo y la volumetría de los plegados del manto por delante de las piernas. En cambio, las bandas de los hombros obedecen a patrones más propios del pleno románico, que habrían sido adoptados por imitación del modelo ujuetarra.