Identificador
33129_02_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 18' 32.05" , -5º 49' 9.55"
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Santianes
Municipio
Pravia
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Claves
Descripción
SIGUIENDO LA INFORMACIÓN recogida en la Crónica Albendense: Iste, dum regnum accepit, in Prabia solium firmavit, este templo fue construido por el rey Silo y su esposa Adosinda entre 774 y 783 “cuando éste asentó la Corte en Pravia”. La antigua Flavium Avia, fue el lugar escogido por Silo para trasladar allí la corte, antigua capital hispano- romana de los paésicos, se encontraba en una posición geográfica estratégica al estar situada en un núcleo de antiguas vías romanas, lo cual le permitía una buena comunicación con el resto del territorio asturiano. La romanización del lugar (restos de villae se encuentran en el entorno de Santianes y Doñapalla) contribuyó decisivamente el traslado de la Corte. Concebido como iglesia palatina u oratorio real y con funciones de panteón regio, fue fundado bajo la advocación de los santos Juan Apóstol y Evangelista, Pedro, Pablo y Andrés y estaría ubicado cercano al conjunto palaciego del rey, aunque actualmente aún no se ha podido identificar la localización original de éste. Según José Menéndez Pidal, considerando los hallazgos arqueológicos, la residencia palatina estaría construida aprovechando un edificio anterior, de época romana. A la muerte del rey Silo en 774 tanto el conjunto palaciego como la iglesia se convierten en residencia monástica a donde se retira la reina Adosinda el 26 de noviembre de 785 ante la presencia de Beato de Liébana, Etherio de Osma y el Obispo Fidel (Heterii et Sancti Beati ad Elipandum epistola, PL. 96). Según la Crónica de Alfonso III del año 905, Silo es enterrado en el pórtico del templo de Santianes convirtiéndose así en panteón real de acuerdo con la tradición hispánica. El estado primitivo de la iglesia ha llegado hasta nosotros gracias a las descripciones realizadas por varios autores, entre estos figuran Ambrosio de Morales (1513- 1591), Tirso de Avilés (1516-1599) y Luis Alfonso de Carvallo (1570-1630). Este último realiza una detallada descripción de la iglesia que por su exactitud pasamos reproducir en gran parte: “Permanece esta Iglesia hasta nuestros tiempos en la misma traca, y manera, y figura que entonces le dieron; y aunque toda ella es muy pequeña, tiene su Capilla mayor, dos Colaterales, Cruzero, y tres Naves, todo de arcos, y sobrepilares de sillería, y muestra mucha proporción, y correspondencia. Notè, assimismo otra antigualla en esta Iglesia, y es, que tiene el Altar mayor enmedio de la Capilla, de modo que se puede andar al rededor de el por todas partes, que todos por aquellos tiempos se hazian de esta manera; y en la Capilla del Rey Casto ay otro de esta forma, en vna de las Capillas Colaterales; y otro en la Iglesia de Santullano, junto à la Ciudad de Oviedo, y en otras Iglesias antiguas...”. Estos testimonios son previos a la transformación realizada por don Fernando de Salas en 1637, momento en el que la iglesia experimenta sustanciales cambios en la estructura arquitectónica primitiva prerrománica. Las obras producidas para la creación de un espacio sepulcral en el interior de la iglesia para la familia Salas, conlleva la demolición y ampliación de la capilla mayor, así como la rotura y dispersión del conocido acróstico SILO PRINCEPS FECIT, lápida epigráfica fundacional de la iglesia. Esta pieza podría constatar la intervención de patrocinio por parte del rey Silo en la erección de la primitiva iglesia de Santianes de Pravia. Se trata de una pieza sobre la que se dibuja, incisa, una cuadrícula en la que se ajustan elegantes letras capitales romanas, una por cuadrícula, propias de obras de patrocinio regio. Sobre el número de filas y columnas parece que las reproducciones realizadas por Ciriaco Miguel Vigil y Fortunato de Selgas, en las que se establecen quince renglones y diecinueve columnas, no se ajustaban con precisión al original ya que siguiendo las hipótesis de Carvallo y Jovellanos hay que pensar que la disposición del rectángulo era la contraria: con diecinueve renglones y quince columnas. Sabemos que la letra “S” era el centro de la inscripción y a partir de ella, podía leerse en todas direcciones la frase Silo princeps fecit, gracias a las descripciones dejadas por los autores que la estudiaron in situ. Según el testimonio de Fortunato de Selgas, en 1836 el templo vuelve a ser objeto de nuevas obras, restaurándose el transepto aumentando su anchura original y la de sus brazos. En 1868, con la desaparición de la fachada principal, sustituida por una torre rematada por una espadaña, desaparece el vestíbulo y, por tanto, los enterramientos reales. Años más tarde, en 1894, son descubiertos importantes restos arquitectónicos pertenecientes a la original basílica prerrománica; estos son una pilastra, probablemente el podio del ara de altar, y dos canceles con unas dimensiones aproximadas de 1 m de alto por 0,5 m de ancho, decoradas con diversos motivos florales y geométricos. El conjunto de piezas fue trasladado a la Capilla de Jesús Nazareno de El Pitu (Cudillero). Aunque desconocemos su localización original podría asegurarse una disposición simétrica creando un estrecho paso abierto al sancta sanctorum. Ambas placas presentan la peculiaridad de integrar en la misma pieza la placa y la barrotera vertical, algo bastante inusual aunque conocemos ejemplos desde el arte hispanovisigodo hasta el mozárabe. Ambas placas presentan la misma decoración configurada a partir de grandes círculos con perímetro de doble sogueado que se entrecortan, quedando los enjutes y restantes superficies adornados con motivos triangulares y romboidales. Las barroteras integradas presentan un tallo ondulante con racimos contorneados y hojitas y con flores-trifolio y espirales. El eclecticismo del autor queda patente en la variedad de técnicas empleadas a la hora de ornamentar las pieza, lo que podría indicar que éste se inspiró en modelos antiguos, algo que también puede verse en su preferencia por lo esquemático, poco orgánico. La temática escogida para estas piezas es tomada de finales del período visigodo, encontrando así precedentes en la decoración de Segobriga (Cuenca) o San Juan Bautista de Baños de Cerrato (Palencia). No es de extrañar, pues, que algunos investigadores hayan aceptado las piezas de Santianes como obras hispanovisigodas reaprovechadas. Por otra parte, últimamente va ganando cada vez más peso la idea de que fueron trabajadas expresamente para el templo asturiano. Si es cierto que determinadas formas ornamentales hispanovisigodas pervivían en Asturias hasta el siglo IX, nada tiene de extraño que la corte de Pravia acogiera un taller de escultores tradicionalistas, y es precisamente el característico desacuerdo iconográfico y estilístico plasmado en estas placas el que aboga a favor de una cronología del siglo VIII tardío. Como resultado de las recientes exploraciones, el repertorio de relieves altomedievales de Santianes se ha visto ampliado en varios fragmentos, que igualmente revelan su raigambre hispanovisigoda sin armonizar al cien por cien con la escultura del siglo VII y cuya fecha, de nuevo, nos inclinamos a fijar en el reinado de Silo. Otro argumento, que puede apoyar la tesis de una confección de todas estas piezas para la iglesia real de Santianes, se deriva del material de piedra caliza, relativamente blando; si se hubieran importado desde las antiguas tierras visigodas, es de suponer que los responsables habrían dado preferencia al mármol, más en boga en el reino de Toledo. Según todos los indicios nos encontramos ante unos canceles únicamente influenciados por las corrientes artísticas hispanovisigodas. La invención de los racimos que, en vez de colgar, están dispuestos hacia arriba (rasgo que ha llevado a varios autores modernos a invertir las placas en sus ilustraciones), no es achacable al artista de Santianes; aparece ya en la iglesia hispanovisigoda de Quintanilla de las Viñas (Burgos), repitiéndose en canceles mozárabes de San Miguel de Escalada (León). De la descripción tipológica de la placa de cancel podemos observar como el pensamiento religioso trinitario, con toda su carga dogmática y reflexión espiritual, se proyecta sobre una rica iconografía en constante enriquecimiento creativo. Es preciso tener presente la gran importancia que adquiere la lectura de los libros sagrados. Ellos se convierten en referentes directos de la educación religiosa por parte del clero y con ello propician el salto cualitativo que permite la profundización en los conceptos simbólicos, anagógicos y alegóricos de la Biblia y los textos sagrados recopilados por los Padres de la Iglesia. Podemos exponer determinados ejemplos susceptibles de contribuir a una mayor comprensión iconográfica de la evocación del misterio trinitario en el campo de las artes de la Alta Edad Media en Asturias. El esquema trinitario basado en representaciones estereotipadas y en las tradiciones y los textos exegéticos, se refleja con extrema maestría en los hermosos canceles de nuestra iglesia de Pravia. En cada uno de los dos tableros de cancel se refleja el mismo e idéntico motivo: la manifestación de la divinidad de Cristo. El relieve mantiene una alineación vertical de tres círculos con contorno dibujado en espiga y superpuestos a otros dos círculos que los intersecan. La frecuencia del recurso al círculo con un sentido trinitario está confirmada en un amplio elenco de representaciones iconográficas medievales. El círculo simboliza la divinidad considerada no sólo en su inmutabilidad, sino también en su bondad, “como origen, subsistencia y consumación de todas las cosas; la tradición cristiana dirá: como alfa y omega”. Representa la figura mística presente en el Liber figurarum; los tres círculos conforman la propia Revelación de Dios a través del Antiguo Testamento: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob se encuentran integrados en los tres círculos trinitarios. En la placa de Pravia, se plasma con un referente de divinidad directo a las Tres Personas en un sólo Dios. Semejanza iconográfica que podemos extender a la reconstrucción del cancel realizada a partir de tres fragmentos encontrados en la iglesia de Santianes de Pravia y que nos ofrece una placa dividida en dos bandas verticales con relieve inciso de tres círculos trinitarios en cada panel. Excavaciones y trabajos de restauración realizados a partir de 1975, bajo la dirección de José Menéndez Pidal, pusieron al descubierto estructuras arquitectónicas que hicieron reconsiderar la configuración original del primitivo templo prerrománico de un modo radical incluyendo y, en consecuencia, la revisión de periodización artística. Durante estas campañas arqueológicas se halló una planta que mantiene la tipología habitual de las posteriores iglesias asturianas, es decir, planta basilical con nave central de 8 m de longitud y 5,50 m de ancha, separada de las naves colaterales, de 2,50 m de anchura, por arquerías compuestas por tres arcos de medio punto fabricados en ladrillo que descansan sobre pilares de sección cuadrada de aparejo en sillar y esquinas achaflanadas a excepción de los situados a los pies del templo que están conformados por machones. El templo presenta un transepto de 4,5 m de ancho, no acusado en planta, si bien resalta ligeramente al exterior. Este transepto se divide en tres espacios en correspondencia con las naves, continuando la arquería hasta su encuentro con el muro de la cabecera por medio de arcos diafragma; esta división, evidentemente, respondería a necesidades litúrgicas. Orientada hacia el este, se abre la cabecera, compuesta por un ábside único, de trazado semicircular peraltado a eje con la nave central. Su dimensión es de 4,5 m de diámetro interior y estaría cubierto por una bóveda de horno. Al exterior el ábside mostraría forma cuadrangular, según se desprende de las excavaciones realizadas por Javier Fernández Conde. A diferencia de la descripción realizada por Carvallo, en origen, no tendría ábsides laterales pues las paredes correspondientes del transepto donde se abrirían los supuestos arcos de ingreso a las capillas están estucadas a la cal conservando su carga original y su capa de pintura al fresco de color rojo. Se conserva una buena parte de la superficie del pavimento del presbiterio, conformado por opus signinum de tonalidad brillante con alternancia de guijarro negro, lo que le da una alta calidad y riqueza singular”. La iglesia está cubierta con techumbre de madera. Al oeste observamos el vestíbulo de entrada, exento, sobre el cual se sitúa una tribuna restaurada en época moderna, que originariamente se habría edificado cuando el vestíbulo o pórtico se convirtió en enterramiento real. A ella se accedería por una escalera interior, fabricada en madera, adosada al muro interior de la estancia derecha. El acceso al interior del vestíbulo desde el exterior del templo carecería de puerta de cerramiento, mientras que la comunicación desde el mismo con la nave central se realiza mediante un vano adintelado con una luz de 1,05 m. La puerta tiene dos hojas que abren hacia adentro y se montan sobre quicialeras. No conservamos numerosos restos de decoración escultórica, siendo las placas de cancel mencionadas anteriormente, las que guardan mayor interés. Uno de los laterales de la placa es recorrido por motivos florales, configurados por la labra de tallos, entrelazados con flores y hojas así como pequeñas ramas talladas en espiral con técnica de bisel de limpia y esbelta ejecución. En el centro, la placa exhibe una banda rectangular en la que se enmarcan círculos entrelazados con ornamentación labrada con diversos motivos geométricos. Schlunk encuentra para estas placas antecedentes en relieves de la segunda mitad del siglo VII. Así, los círculos entrelazados tendrían una analogía con canceles procedentes de Segóbriga. En cuanto a la decoración de vástagos encontraríamos un antecedente inmediato en San Juan de Baños, consagrada en el 661, y en los canceles reutilizados en la iglesia de Santa Cristina de Lena. Schlunk sugiere un reaprovechamiento de los canceles en el siglo VIII siendo su previsible fecha de labra en el siglo VII. Thilo Ulbert, en cambio, se inclina más bien a considerarlas obras originales del siglo VIII. Al exterior el edificio recurre al aparejo de mampostería o sillarejo. Las esquinas tienen sillares generalmente bien escuadrados colocados a soga y tizón. Como observamos, la basílica de San Juan Evangelista de Santianes de Pravia posee unas características constructivas que prefiguran en gran medida la posterior arquitectura prerrománica asturiana. Así, podemos considerar como singular heredera de ésta a la basílica de San Julián de los Prados, edificación eclesial palatina de Alfonso II. Al igual que en Pravia, Santullano muestra antecedentes como el transepto continuo o la nave transversal respectivamente, la misma longitud que la anchura de las tres naves. Existe una similitud con el vestíbulo o pórtico de entrada, así como, con las características del aparejo de sus muros en el que se recurre al sillarejo, además del empleo del pilar en sus arquerías y el arco aparejado en ladrillo colocado de forma vertical y en disposición radial o la renuncia al arco de herradura. Estos rasgos, presentes en Santianes de Pravia, permiten valorar, aunque con cierta prudencia, registros constructivos y arquitectónicos más propios de la Arquitectura Prerrománica Asturiana.