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Revisar Título

Identificador
33557_01_006
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Salvador de Priesca

Localidad
Priesca
Municipio
Villaviciosa
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
CONSAGRADA EN EL AÑO 921, está construida a pocos kilómetros de la ciudad de Villaviciosa. Conocemos su fecha de construcción por una inscripción grabada en una lápida, de 19 cm de alto por 50 cm de ancho, ubicada sobre la parte superior de la pilastra sur, en el lado de la Epístola y delante de la capilla mayor: +N ERA DCCCCLª VIIIIª SAGRADVM EST TENPLVM SANCTI SALVATORIS. Este epígrafe (al que le faltaba la letra T de la palabra Salvatoris por rotura de la pieza) desapareció durante los trabajos de restauración, realizados bajo la dirección de Manuel del Busto, entre los años 1910 y 1922. Existían otros epígrafes también desaparecidos, entre ellos uno situado en otra pilastra correspondiente a la nave principal en el lado del Evangelio: VIII. KALENDAS OCTVBER. De las inscripciones podemos deducir que la iglesia fue consagrada al Salvador el día VIII de las Kalendas de Octubre de la Era DCCCCLVIIII, es decir, el 24 de septiembre del año 921. Encontramos mención expresa de la iglesia en el Testamentum realizado por Ordoño II a la iglesia de San Salvador de Oviedo, y de acuerdo con un documento transcrito en el Liber Testamentorum, con fecha 921, agosto. Asimismo es recogido el templo como parroquia en el Inventario de parroquias realizado por don Gutierre de Toledo, en los años 1385-1386. Volvemos a encontrarnos ante un templo de planta basilical cuya nave central presenta unas dimensiones de 9 m de longitud y 4,80 de ancho. Esta nave se encuentra separada de las naves laterales por arquerías configuradas por arcos de medio punto aparejados en ladrillo y apoyados en capiteles imposta, que en número de tres descansan en pilares exentos de sección cuadrada hechos de sillarejo. A oriente se abre la cabecera tripartita: A la capilla mayor se le anexan dos absidiolos. Los tres ábsides tienen configuración rectangular y están cubiertos con bóveda de cañón. Sobre el vestíbulo levantado al oeste, se ubica la tribuna. Originariamente este tramo de entrada solamente estaba comunicado con la nave central por una puerta adintelada; en la actualidad, ha sido sustituida por un arco de medio punto. Respecto a los recintos anexos al vestíbulo, la comunicación con las naves laterales responde a la misma reforma. Estos recintos se encontrarían comunicados únicamente con el vestíbulo, y su función primitiva sería la de alojar a los peregrinos. Estas transformaciones responden a las reformas sufridas entre los siglos XVII y XVIII que alteraron sustancialmente la estructura occidental de la iglesia. Al vestíbulo se accede, desde el exterior, por medio de una puerta con arco de medio punto peraltado que apoya en sendos capiteles imposta. El templo tenía dos habitaciones o sacristías adosadas a las fachadas meridional y septentrional. Aunque en la actualidad no se conserva ninguna de ellas, permanecen restos del arranque en la del lado norte. En la parte alta del ábside central se encuentra situada la característica cámara supraabsidial con acceso externo por una ventana ajimezada de dos huecos apoyada en un pilarcillo central. Podemos observar que las formas arquitectónicas de la iglesia de Priesca, una basílica de tres naves cubierta en madera a dos aguas, son más cercanas a las de San Julián de los Prados que a las que presentan construcciones intermedias como Liño o Valdediós. Estas consideraciones se aplican igualmente a iglesias como Nora, Gobiendes y Tuñón. La capilla mayor se dispone de forma idéntica que en Santullano; la bóveda descansa sobre sendas arquerías murales adosándose una tercera arquería ciega al muro oriental, en el cual se encuentra situado, al igual que en Santullano y en Valdediós, un pequeño tabernáculo en forma de aedicula con una caja excavada. Su función, como ya se ha dicho, sería la de conservar las reliquias. La decoración escultórica, que integra el conjunto de las arquerías murales, está labrada siguiendo el modelo de San Salvador de Valdediós. Los capiteles adosados del arco de acceso al ábside central presentan el típico collarino sogueado asturiano conservando la forma troncopiramidal invertida y las grandes hojas palmiformes, nervadas, quizás más esbeltas que las de Valdediós. El ábaco está labrado por un fileteado de líneas onduladas entrelazadas. Su tema ornamental está simplificado. El fuste es de piedra monolítica, de sección circular y las basas son altas y de gran espesor, conservando las huellas de encastre de los canceles. Respecto a los capiteles del conjunto de la arquería ciega, mantienen la tradición asturiana ya presente en San Salvador de Valdediós. Así, la variedad de los mismos no impide que mantengan unas constantes en los motivos decorativos. De esta forma tenemos unos capiteles de forma troncopiramidal invertida, decorados con hojas de acanto y nervios tallados. Su ábaco está decorado con líneas onduladas y el collarino tiene el característico sogueado autóctono. En otros casos, el capitel mantiene la forma troncopiramidal y esquematizadas hojas de tradición corintia mientras que el ábaco conserva una labra de cruces combinadas con tallas de cuadrados. La representación decorativa del ábaco suele variar sensiblemente en estos capiteles; en uno de ellos encontramos una figura triangular labrada en su cara anterior, y en otros casos líneas onduladas rematadas en sus extremos por marcadas volutas, o también un profundo estriado de líneas verticales en sus caras laterales. Todos estos capiteles coronan fustes lisos de sección circular con basas de plinto rectangular que sustentan dos toros. En la entrada de la capilla mayor se encontraban los canceles que separaban el sanctuarium altaris del coro. Estaban formados por dos placas de cancel perforadas con un dibujo en forma de losanges que encajaban en barroteras verticales dejando un paso central. Actualmente las placas se encuentran en el Museo Arqueológico Provincial de Asturias, en Oviedo. LAS INTERVENCIONES DE RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA Durante los siglos XVII y XVIII el edificio experimentó diversas transformaciones que alteraron sustancialmente parte de la estructura arquitectónica de la iglesia, especialmente la estructura occidental y el derribo de las habitaciones laterales. Originariamente, el pórtico central estaba comunicado con la nave central por una puerta adintelada; en la actualidad, en su lugar se abre un arco de medio punto. Respecto a los recintos anexos al pórtico central, la comunicación con las naves laterales responde a la misma reforma. Estos recintos se encontrarían comunicados únicamente con el pórtico central, permaneciendo cerrada su comunicación con las naves laterales. Al pórtico se accede, desde el exterior, por medio de una puerta con arco de medio punto peraltado que apoya en sendos capiteles imposta. En estos siglos XVII-XVIII y en fechas no determinadas, sería derruida la habitación situada a septentrión. Conjuntamente se extendió el derribo a la puerta de comunicación con la nave y se ampliaría su apertura, procediéndose a la ubicación de un altar. Paralelamente es derribada la habitación meridional, la cual se amplía para su uso como sacristía, función que sigue cumpliendo en la actualidad. En fechas más tardías, principios del siglo XIX, es construido el cabildo anexo a las fachadas meridional y occidental. En el año 1913 el arquitecto Manuel García del Busto interviene en la iglesia de Priesca levantando los revocos originales de los pilares, ello provoca la pérdida irreparable de la inscripción de consagración de la iglesia. Igualmente se repican los antiguos revocos en las arquivoltas de los arcos lo que provoca de nuevo la pérdida de las pinturas originales. Además, los capiteles son raspados y se procede a relabrar sus paramentos ornamentales, ello provoca la pérdida de su original trabajo de labra. En el año 1936 la iglesia es incendiada, produciéndose la destrucción de la cubierta, y se salva excepcionalmente la armadura de la cámara supraabsidal. No tienen mejor suerte los tableros de cancel originales, los cuales sufren el destrozo y pérdida de gran parte de los mismos. El incendio de la cubierta conlleva la destrucción de las cargas de cal de los lienzos interiores y la posterior pérdida de las pinturas murales. En el año 1942 el arquitecto Luis Menéndez Pidal interviene en la restauración de la iglesia, procediendo básicamente a la cubrición del edificio “volviendo a colocar las armaduras en las cajas que dejaron sobre los muros las cenizas de las primitivas destruidas por el fuego”. Con ello se aseguraba la cubrición de la armadura a la altura original de los muros de la iglesia. Durante los trabajos de limpieza y restauración de los paramentos se descubren y consolidan nuevas pinturas que aparecen. Se procede también a la restauración del pavimento con un material de hormigón more romano a semejanza del que se conservaba en la Capilla Mayor así como a la construcción de altares exentos siguiendo los restos del emplazamiento del altar primitivo. Las obras se amplían a la retirada del pórtico occidental así como al montaje de una nueva estructura en madera para la tribuna. En los años 1984-1985 se interviene de nuevo por parte de los arquitectos Manuel García García y J. Manuel Caicoya Rodríguez. Sus trabajos se centran en la restauración y fijación de las pinturas, en el mantenimiento de las cubiertas del edificio con el retejado, la reparación del zócalo de la fachada norte y la instalación de luz eléctrica con la disposición de un conjunto de puntos de luz en el interior del templo. En 1998 estos mismos arquitectos intervienen de nuevo en la iglesia, procediendo entre otras intervenciones a encalar los paramentos exteriores de la iglesia, retirar la tribuna de madera que se adentraba en la nave central, instalar una nueva iluminación interior, así como proceder a la conservación y limpieza del pavimento. Se realiza una excavación perimetral previa a la instalación del drenaje y se documentan parte de los muros originales de la habitación sur. LA PINTURA MURAL DE LA IGLESIA La pintura al fresco de la iglesia de Priesca se encuentra en muy deteriorado estado de conservación, tras los daños sufridos durante el incendio del año 1936. Restaurada por Luis Menéndez Pidal, los estudios realizados por Magín Berenguer en 1950 permitieron descubrir la mayor parte de los restos que hoy permanecen. Las pinturas se distribuyen por la nave central, nave lateral sur y en los ábsides. Son restos pictóricos, aunque muy descoloridos a causa de la fina capa de cal que los protege, aún permiten una identificación iconográfica. Aún así, han desaparecido muchos restos, tanto ornamentales como figurativos, que permitirían establecer criterios de evolución del taller pictórico de Priesca en relación a la pintura mural registrada en el resto de las iglesias asturianas. La decoración pictórica de la nave central sigue las directrices de la iglesia de Santullano. Aquí las pinturas se encuentran por encima de la arquería, distribuidas en dos niveles también a semejanza de la iglesia de Santullano. Así, en el muro sur nos encontramos con una representación arquitectónica muy deslucida en sus colores pero conservando aún las líneas generales de la composición. En ella se distingue una representación palaciega en cuya zona central, a modo de patio, se encuentra un estilizado árbol y en su parte superior un jarrón o vaso del cual surge otro estilizado motivo floral. Se remata en la parte superior mediante un frontón y se enmarca por columnas coronadas por capiteles de tradición corintia. Hemos de resaltar que se trata del único caso que presenta un alto grado de identidad iconográfica con los frescos de arquitecturas de Santullano, a pesar de su deterioro y simplicidad en los motivos. Inmediatamente, bajo estos cuadros, se encuentra un zócalo dibujado en perspectiva con entrantes y salientes pero que ahora, y a diferencia de Santullano, no se corresponde con la ordenación de los cuadros. Los motivos arquitectónicos de la nave lateral Sur manifiestan un parecido extremo con los correspondientes a la zona de ventanas de Santullano. En efecto, se observa la fachada de un palacio real con el patio y el peristilo así como la tholos al fondo, reducida ésta considerablemente, hasta el extremo de observarse nada más que el tejado con forma acampanada. Esta representación pictórica denota una ejecución basada en la inspiración de los motivos originales de Santullano. Los motivos de figuras humanas tienen una percepción interpretativa compleja, añadiéndose, además, el desvaído de su capa pictórica. En su generalidad representan imitaciones de las que ya describimos en San Miguel de Liño. En la nave central, en el muro sur se puede observar una figura que parece encontrarse sentada sobre un trono con respaldo lateral y con representación frontal de tal forma que solamente se perciben dos de sus patas. La figura tiene uno de sus brazos levantado y se encuentra en actitud de orientar su mirada hacia la derecha del espectador. En realidad se percibe la figura muy esquematizada y el resto de la composición que completaría el cuadro escénico se ha perdido. Esta figura, y en concreto su trono, coincide con representaciones miniadas que ilustran los códices del Beato del siglo X. En la cabecera tripartita, los motivos de la bóveda de la capilla mayor consisten en un conjunto casetonado integrado por una alternancia de círculos y cuadrifolios dispuestos asimétricamente. Los cuadrifolios conservan cuatro círculos tangentes en cuyo centro está inscrito un cuadrado, percibiéndose en su interior un rosetón con hojas policromadas. Su conservación no es muy buena habiéndose perdido gran parte de la pintura durante el incendio de 1936. En la pared este, en el espacio existente entre la arquería y la bóveda se ha representado un motivo de círculos y óvalos apuntados dispuestos de forma asimétrica. Los círculos conservan un rosetón interior y están enmarcados por una fina línea de puntos. Las dos figuras geométricas óvalo-círculo quedan unidas por unos estilizados rectángulos en cuyo interior se inscribe un motivo floral. Podemos destacar de esta composición sus grandes semejanzas con las capillas mayores de Santullano y Valdediós y la parte superior de la pared meridional de la nave sur de San Miguel de Liño. En este mismo lienzo se conservan un Alpha y una Omega, restos de una cruz desaparecida y cuyas características nos son desconocidas. A ambos lados de los signos apocalípticos se perciben con cierta nitidez sendos círculos. Corresponden a las representaciones del Sol y la Luna, si bien aquí están extremadamente simplificadas a diferencia de las que tenemos en la capilla mayor del templo de Tuñón. Encontramos tipologías semejantes en relieves paleocristianos e hispanovisigodos. Como hemos comentado en Santo Adriano, hay que tener presente que el Cristianismo considera a Dios, y al Verbo divino, como el nuevo sol, el Oriens ex alto presente en la tradición judeohelenística alejandrina. Cristo, al ser considerado como manifestación del Padre al mundo, representa el Sol que ilumina a la Luna, su iglesia. Por lo que a la decoración pictórica de los ábsides laterales respecta, sus paredes norte y sur están decoradas con arquerías ciegas fingidas con sus columnas y capiteles. Sus bóvedas conservan un motivo de cuadrados y hexágonos. Los cuadrados tienen representado en su interior un rosetón a modo de estrella del cual irradian unas filas de pétalos mientras que los hexágonos presentan en sus bordes un motivo de enrejado. El motivo general es una representación simplificada de las pinturas de la iglesia de Santullano y de San Miguel de Liño. Las pinturas de la iglesia de San Salvador de Priesca deben de considerarse como una ejecución de un taller que se orienta hacia los motivos de representación pictórica arquitectónica de la escuela de Alfonso II. A juicio de Helmut Schlunk, esto se podría comprender como una reacción frente a las formas artísticas introducidas por los inmigrantes mozárabes. Hay que tener presente que la influencia mozárabe es mucho menos fuerte en Priesca que en Valdediós y Tuñón. Realmente las pinturas de Priesca no están vinculadas a los motivos mozárabes de Tuñón y Valdedios y sí en cambio encuentran su fuente de inspiración en la época de Alfonso II. En lo que se refiere a su restauración, fue el arquitecto Luis Menéndez Pidal quien interviene en el año 1942 sobre a iglesia de Priesca, incidiendo principalmente en la techumbre del templo “volviendo a colocar las armaduras en las cajas que dejaron sobre los muros las cenizas de las primitivas destruidas por el fuego”. Con ello se aseguraba la cubrición de la armadura a la altura original de los muros de la iglesia. Durante los trabajos de limpieza y restauración de los paramentos se descubren y consolidan nuevas pinturas que aparecen. A este respecto Menéndez Pidal escribe: “Durante el tiempo que permanecieron a la intemperie las ruinas de este Monumento, fueron desprendiéndose de los paramentos los revocos y pinturas posteriores, manifestándose, en parte, algunas de las originarias, que luego han sido descubiertas por completo en las partes en que todavía se conserva esta rica decoración ornamental, limpiándose cuidadosamente y restaurando con toda atención la totalidad de los paramentos interiores del Monumento. Aquí, como en los demás ejemplares de la época, el edificio estuvo revestido con revocos en sus fachadas exteriores, para protegerle de la humedad”. Por último, se procede a la restauración del pavimento con un material de hormigón more romano a semejanza del que se conservaba en la Capilla Mayor, así como a la construcción de altares exentos siguiendo los restos del emplazamiento del altar primitivo. Las obras se amplían a la retirada del pórtico occidental y a la construcción de una nueva estructura en madera para la tribuna.