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Restos de policromiá en la bóveda del ábside

Identificador
31210_01_012
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Blas

Localidad
Los Arcos
Municipio
Los Arcos
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
SITUADA EN LA CARRETERA hacia Sansol -como hemos dicho- y en el mismo margen del Camino de Santiago, la ermita de San Blas perteneció originalmente al barrio y lazareto de San Lázaro, estando incluso bajo la advocación de este santo hasta el siglo XVIII. Conocemos que, en 1270, Teobaldo II el Trovador legó en su testamento diez ducados para el lazareto y hospital de peregrinos situado cerca de la ermita. La existencia de un pequeño núcleo poblacional a su alrededor y su función de hospital nos lo demuestran las excavaciones que se llevaron a cabo parejas a la restauración de 1995, donde se encontraron numerosos restos humanos con algunos elementos jacobeos como la famosa concha pecter iacobeus. La primitiva fábrica de finales del XII o comienzos del XIII sufrió una gran remodelación en el siglo XVIII, cuando se amplió toda la ermita a excepción de su cabecera. En este momento pasó, además, a estar bajo la advocación de San Blas. En la actualidad únicamente vemos como resto original su cabecera, recuperada tras la reciente restauración a partir de un estado ruinoso. Consta de ábside semicircular al exterior y al interior, presenta sillería bastante irregular y un solo vano abocinado en el lado de la epístola. En origen pudo tener vano de medio punto en el centro del ábside, donde se ven los paramentos rehechos (debajo de la piedra moderna que sirve de peana a la talla dieciochesca de San Blas, apreciamos una gran confusión en la colocación de los sillares). Por el exterior, el muro meridional románico, parcialmente revocado en la zona baja, culmina en canecillos lisos -nuevos en su mayoría-, convexos para el ábside y cóncavos para el resto de la cabecera. Se cubre mediante lajas de piedra. El septentrional se halla completamente revocado, salvo en el enmarque de la sencilla portada de sillar irregular de medio punto, que sirvió de salida al antiguo cementerio, cerrada hoy día por una buena puerta de roble claveteada, recuperada de otra ermita destruida. Otro batiente semejante fue ubicado en el acceso meridional, evidentemente posmedieval. Al interior, apreciamos que el tramo inmediato al ábside termina en su parte occidental en potentes estribos. Presenta cubierta de medio cañón totalmente enlucida, al igual que la bóveda de horno del ábside, donde todavía pueden apreciarse, a través de la pintura blanca y moderna, restos de policromía que representan un motivo radiante. Por su estructura y las semejanzas con otras ermitas de Tierra Estella cabe suponer que en origen la cabecera pétrea iba seguida de una nave edificada en aparejo más descuidado y cubierta de madera.