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Restos de la nave de Sant Miquel de Naens

Identificador
25202_06_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.32974, 0.91517
Idioma
Autor
David Rico Tortosa
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Miquel de Naens

Localidad
Naens
Municipio
Senterada
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Miquel de Naens

Descripción

 

SENTERADA

 

Senterada, municipio situado al norte de la comarca del Pallars Jussà, en la confluencia del río Flamisell con su afluente el Bòssia, es la puerta de acceso a El Pont de Suert hacia el Noroeste y a la conocida como Vall Fosca hacia el Noreste. Se accede a la localidad de Senterada desde La Pobla de Segur, por la carretera N-260 en dirección a El Pont de Suert. La población tiene su origen en un monasterio visigodo dedicado a Santa Grata, advocación de la que deriva la actual denominación de Senterada, y del que no quedan restos. Tras una época de abandono, el monasterio fue fundado de nuevo en 814 por Possidoni, el obispo de Urgell, quien lo sometió a la cella de Sant Fruitós de Balestui. El rey Luis el Piadoso concedió la inmunidad a la comunidad monástica y la colocaba bajo la regla de san Benito. En 1042 el obispo Guillem de Cerdanya instaló una comunidad de canónigos.

Iglesia de Sant Miquel de Naens

Rodeado de hermosos prados y bosques, el núcleo principal del pueblo diseminado de Naens se encuentra asentado en parte sobre una gran roca, a escasos minutos del río Bòssia, que antiguamente abastecía de agua a sus gentes. Desde la zona noroeste Senterada arranca una estrecha y sinuosa carretera asfaltada de unos 4,5 km que lleva al centro mismo del pueblo, en la que se encuentran los restos de la capilla románica de Sant Miquel.

 

Una de las pocas noticias que se conocen sobre la localidad en época medieval se encuentra en el falso de Gerri XI, en el que, citada como Nagenne, aparece incluida en una serie de bienes restituidos al monasterio de Santa Maria de Gerri por el conde Guillem II de Pallars Sobirà.

 

Los restos de la antigua iglesia de Sant Miquel se encuentran hoy en día muy fragmentados, pues el camino de acceso al pueblo atraviesa la que antaño fuera la única nave del templo. Tan sólo se ha conservado el muro sur y parte del oeste. Sobre el primero arranca la bóveda de cañón que cubría la nave, la cual contaba con dos arcos fajones de los que han pervivido las dovelas inferiores del lado meridional y las pilastras en las que se apoyaban. Según Joan-Albert Adell, uno de estos arcos fajones podría ser en realidad el arco presbiterial que precedía al ábside desaparecido. En el tramo occidental del muro sur, se abría la puerta de acceso, actualmente cegada, formada por un arco de medio punto, que en el interior estaba enmarcada por otro arco de altura superior. En el paramento interior del otro tramo se observa un arco de medio punto cegado que no se manifiesta externamente, si bien resulta difícil precisar si se trataría o no de una segunda puerta, dado que el desordenado e irregular aparejo utilizado en esta zona en el exterior pone de manifiesto que la misma fue reformada en algún momento. El material utilizado en el resto de este lienzo meridional está formado por sillarejo de buen tamaño, dispuesto en hiladas más o menos regulares. Algunos sillares de piedra toba, de corte más preciso, han sido utilizados tanto en los arranques de la bóveda, en las pilastras de los fajones y en las dovelas de los arcos cegados. Se le ha asignado a esta construcción una cronología situada en el siglo xii.

 

Texto y fotos: David Rico Tortosa


 

Bibliografía

 

Bellmunt i Figueras, J., 1997-2000, III, p. 67; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, p. 466; Puig i Ferreté, I. M., 1991, II, pp. 412-413; Rocafort i Sansó, C., 1906, pp. 14 y 67.