Restos de una iglesia en el cementirio
El cementerio de Cabanes se encuentra a unos 250 metros del pueblo, cercano al Rec del Molí. Los restos de iglesia, de advocación desconocida, se encuentran en el sector septentrional de la valla del cementerio.
La documentación antigua menciona la existencia de varios templos en el pueblo de Cabanes; por ejemplo, en un precepto del año 889 del rey Carlos el Simple se confirma a los esposos Esteve y Anna un alodio in villare quod dicitur Cadinus et vocatur Cabannas, cum finibus suis et ecclesiis ab omni integritate”. El conde Gausfred de Empúries, en su testamento del año 989, legó a la catedral de Elna un alodio en Cabanes, y otra vez vuelve a mencionar sus varias iglesias.
Los restos de la iglesia del cementerio quizás deban identificarse con un templo dedicado a san Mauricio que se menciona en un documento del 885 (aunque con interpolaciones del siglo x), pero del que luegi no hay noticias posteriores. Otra posibilidad es que los restos se correspondan con la antigua parroquial del lugar, Sant Vicenç, que hoy en día está situada en el centro del pueblo, y que es un edificio del siglo xix. A pesar de que no se ha documentado el traslado de la iglesia, este se podría haber realizado como ocurrió, por ejemplo, en Avinyonet de Puigventós o en Calabuig. En estas dos poblaciones sus templos fueron trasladados por motivos de seguridad a las cercanías de los castillos, e incluso en el caso de Avinyonet de Puigventós, durante algún tiempo en los restos de la antigua iglesia se ubicó el cementerio local.
Lo que queda del templo de Cabanes está adosado en el exterior del muro norte del cementerio. Se trata del muro septentrional del templo, de unos 20 metros de largo, y el inicio de un ábside semicircular emplazado al Este. La altura del muro varia a largo de su recorrido, presentando 5 metros de alto en el sector occidental y 1,20 en el oriental. Además, el muro presenta dos tipos de aparejos distintos: en el extremo este y en el ábside hay sillares poco trabajados que se mezclan con sillarejo en hiladas regulares. En el sector occidental, los sillares fueron arrancados, aunque su rastro permite distinguir que en origen se trataba de un aparejo de sillares bien labrados, dispuestos a soga en hiladas uniformes.
La escasez de restos dificulta la datación del antiguo templo. Es evidente que presenta dos fases de construcción, la primera de las cuales correspondería, en el sector oriental, podría haberse edificado, como mínimo, a finales del siglo xi o principios del xii.
Texto y foto: Clara Poch Gardella
Bibliografía
Abadal i Vinyals, R. d’, 1926-1952, I, p. 467, II, pp. 371-374; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, p. 70; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 435-437.