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Restos

Identificador
09610_04_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 52' 13.01'' , - 3º 37' 0.85''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Pinilla-Trasmonte
Municipio
Pinilla-Trasmonte
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
UNOS 2 KM AL ESTE DEL NÚCLEO urbano de Pinilla Trasmonte, aguas arriba del río Esgueva, se encuentra la amplia plataforma amesetada conocida como Alto de San Pedro, solar de un importante asentamiento castreño de la Edad del Hierro del que se aprecia aún perfectamente su imponente muralla con casi seis metros de altura en algún punto. Dicho muro sirve en la actualidad de mojonera entre los términos municipales de Santa María de Mercadillo y Pinilla-Trasmonte y es uno de los dos elementos que rompen la horizontalidad de la meseta; el otro son las ruinas de la antigua iglesia de San Pedro, parroquia que fue de la aldea de Mercadillo, cuya advocación da nombre a todo el Alto. Para Gonzalo Martínez Díez este lugar corresponde a la aldea de San Pedro de Mercadillo, mientras que el Mercadillo propiamente dicho se hallaría, según este autor, en el sitio donde hoy se levanta la ermita de la Virgen de la Vega, muy próxima a Santa María de Mercadillo. Por su parte Fr. Alfonso Andrés supone que el Mercadiello que aparece citado en la carta puebla de Lerma, otorgada por Alfonso VII en 1148, sea también Santa María, aunque en este caso parece que por el contexto sería otro lugar más cercano a Lerma, ni siquiera el Mercadillo de Mamblas que también existía cerca de Covarrubias. Tal reiteración del mismo topónimo desde luego que genera dificultades de ubicación, pero creemos que la identificación con el lugar que proponemos se ajusta mejor a lo que expresa el documento fechado el 28 de octubre de 1155 en el que el rey Alfonso VII dona al monasterio de Silos illa mea villa regalenga, que vocatur Mercadelo, et est super ripam de Aseva, et iacet in alfoz de Clunia, et est inter Penelam et Sanctam Mariam et Cirolos. A pesar del real documento la asunción de este dominio por parte del monasterio no debió ser cosa fácil pues poco después hay noticias -conocidas sólo a través de regestas- de que doña Elvira, mujer de Martín Fernández de Hita, pleitea con los monjes por la posesión de la aldea de Mercadillo. Esto ocurría hacia 1171 pero la señora debía ser muy mayor y fallecería poco después, ya que en 1173 una nuera suya, doña Urraca, esposa de Ruy Martínez de Hita, junto con sus tres hijos, retira la demanda, de modo que ya aparece como uno de los lugares de pleno dominio monástico en la bula que extiende el papa Urbano III en 1187. Poco después tenemos de nuevo noticias del lugar y de su iglesia, aunque según parece en circunstancias bastante negativas pues figura en una orden de 1219 en la que el papa Honorio III manda al arzobispo toledano y a otros prelados que investiguen la violenta actitud del obispo de Burgos, don Mauricio, hacia los monjes de Silos y sus posesiones de los monasterios de San Millán de Lara y San Millán de Perros et ecclesia Sancti Petri de Mercatello, que injustamente expoliaba, según se expresa en el documento. Una concordia entre ambas instituciones zanjará el problema en 1222, aunque parece que marca el comienzo de la influencia del obispo en Mercadillo, como se verá tiempo después. Avanzado ese siglo XIII, en 1278 los monjes benedictinos compran a los pesquisidores de las usuras de la merindad de Silos los heredamientos que tenían “en Mercadiello e en su termino” Ramón Vals y Juan Miquélez, y que habían sido de Miguel Maté y de su mujer Leonor, por “quatrocientos maravedis de los blanquillos de la guerra”. Pasó el tiempo y parece que la jerarquía de Silos, al menos en lo eclesiástico, dejó paso a la episcopal, según se desprende de un documento de 1421, recogido en el Cartulario del Infantado de Covarrubias, en el que el obispo burgense Pablo de Santa María “por fazer bien e merçed a vos Garci Ferrandez, clerigo de Ura, damos vos canonice et in perpetuum el beneffiçio de la eglesia de Sant Pedro de Mercadillo que es vacante por absencia de Alfonso Ferrandez de Pinilla-Trasmonte, clerigo que lo ante avia e poseya”. Medio siglo después, en 1470, el rey Enrique IV confirmaría una entrega en juro de heredad que había hecho su criado Juan de Briones, en 1427, al monasterio de jerónimos de Espeja, entre la que figuran mil maravedís de las tercias de San Pedro de Mercadillo. Todavía en 1622 y luego en 1700 algunos papeles del monasterio silense hablan de vecinos de Mercadillo, aunque no podemos saber con certeza si entonces aún existía la antigua aldea del Alto de San Pedro o se refieren ya a Santa María de Mercadillo -como parece lo más probable-, pues en la zona comúnmente se la conoce también sólo con ese apellido. Al menos en 1713 era una simple ermita, perteneciente al arzobispado de Burgos, mientras que Pinilla-Trasmonte era del obispado de Osma, ya que el Esgueva señalaba aquí la divisoria de ambas diócesis desde 1136. Esta circunstancia hizo que en esa misma fecha ambos prelados firmaran un acuerdo para que los vecinos de Pinilla -como los de otros pueblos en semejantes circunstancias- pudieran acudir a la ermita con procesiones, misas o rogativas. A mediados del siglo XIX Madoz, al hablar de Pinilla-Trasmonte dice que en su término se encuentra el despoblado “titulado de San Pedro de Mercadillo, del cual sólo existen las paredes de una iglesia y vestigios de un antiguo camino del tiempo de los romanos”. De lo que no debió ser más que una humilde aldea, levantada en medio del asentamiento prehistórico, sólo quedan algunas ruinas de su parroquia, un modesto edificio de cabecera cuadrada y una nave, hecho a base de mampostería caliza. De la cabecera se aprecia la parte inferior de los muros interiores, pues los paramentos externos están colmatados por las tierras circundantes; el arco triunfal ha desaparecido completamente y de la sencilla nave, que debía contar con la portada en el muro sur y con cubierta de madera, cabe destacar su construcción a base de encofrado de cal y canto, con los esquinales de sillería, una técnica más característica de los edificios militares que de los religiosos, aunque muy habitual en templos románicos de la cercana provincia de Soria. En realidad no se conserva actualmente el más mínimo elemento que permita hacer una caracterización artística o facilitar una cronología de este edificio, aunque su vinculación al mundo románico la hacemos en virtud de un fragmento de imposta ajedrezada que quien esto firma pudo ver a comienzos de la década de 1980 entre las piedras demolidas.