Sant Martí de Fellines
Iglesia de Sant Martí de Fellines
El templo románico de Sant Martí de Fellines fue, desde el siglo xi, sede de la antigua parroquia de Fellines, hoy un caserío rural anexionado a la parroquia y municipio de Viladasens. Desde Girona, se accede a Fellines por la N-II en dirección a Figueres, tomando un desvío a mano derecha en el km 732, a la altura del restaurante Can Sausa, dónde se indica Viladasens y Fellines.
La iglesia parroquial de Felinis aparece mencionada entre las posesiones eclesiásticas que en 1051 y 1058 la condesa Ermessenda restituye al entonces obispo de Girona, Berenguer. Tenemos noticia de nuevo de Sant Martí de Fellines por el testamento firmado por un tal Arnau Guillem, quien en 1163 hace una dotación al templo. Este aparece también en 1209, entre las iglesias que Arnau de Llers, señor de Cervià, devuelve al obispo gerundense, entonces Arnau de Creixell, reconociendo haber estado cobrando diezmos y derechos injustamente. A finales del siglo xiii, concretamente en 1280, una parte del diezmo parroquial de Fellines es infeudado al obispado por Dalmau de Flaçà, quien paga por éste 25 sueldos al obispo Bernat de Vilert. En este mismo año, la iglesia de Fellines aparece inventariada en las Rationes decimarum, entre los templos que deben contribuir con sus rentas y beneficios a las cruzadas. Aparece aún como iglesia parroquial en los listados diocesanos de 1362. En algún momento posterior al siglo xvii Sant Martí pasa a depender de Sant Vicenç de Viladasens, de la que hoy es todavía sufragánea.
Se trata de un edificio de considerables dimensiones, ubicado en un entorno poco poblado y eminentemente rural. El templo hoy se encuentra restaurado y muy bien custodiado por los habitantes de la masía vecina ubicada a pocos metros. A finales del pasado siglo se realizaron en el edificio, propiedad del obispado de Girona, varias intervenciones llevadas a cabo por el Departamento de Cultura de la Generalitat en colaboración con la Diputación de Girona y los Amigos de la iglesia de Fellines. En 1985 se lleva a cabo parte de la restauración de las cubiertas, en 1987 se consolida el tejado y el campanario y finalmente en 1991 se termina la restauración del tejado.
El templo organiza su planta en forma de cruz latina con una sola y ancha nave central coronada a levante por un ábside semicircular, precedido de un ancho presbiterio de planta rectangular, sobre el que se levanta, desplazado sobre la cubierta sur, un campanario de dos pisos y de sección cuadrada. En el muro septentrional de dicho presbiterio una estrecha puerta dovelada de medio punto da acceso a la moderna sacristía, de planta rectangular cubierta con bóveda de arista sobre gruesos muros de mampostería. La nave longitudinal, cubierta con bóveda de cañón decididamente apuntada y sin fajones, mide tres veces la longitud del presbiterio. El espacio interno de ésta se organiza en tres segmentos generados por las aperturas practicadas en sus muros norte y sur. En el primer sector, justo antes de los tres altos escalones que levantan el presbiterio, se abren simétricamente dos arcos de medio punto en ladrillo que dan acceso a sendas capillas modernas, de planta rectangular y cubierta de arista, generadoras de un pseudo-transepto imprevisto en época románica. En la parte central de la nave se abre, en el muro de mediodía, la puerta de ingreso al templo con arco de medio punto y vano rectangular. Frente a ella, en el muro septentrional se practicó un segundo arco en ladrillo que da acceso a otra capilla, también moderna como delatan los muros de mampostería, que da acceso a su vez a un pequeño cuerpo a poniente, añadido visible sólo desde el exterior.
El templo se erigió con hiladas bastante regulares, de sillares de piedra arenisca de grano fino bien labrados y escuadrados dispuestos a soga y tizón. Culminan en una cornisa de caveto en la que reposan los perfiles del tejado a dos aguas. Exteriormente el muro de mediodía se divide en cuatro sectores. De levante a poniente, un primer tramo que corresponde al muro sur del presbiterio iluminado con un óculo moderno, con inscripción en catalán, medio oculta por la escalera que lleva al campanario. A continuación, el volumen cuadrangular de la capilla sur, compuestos por sillares isódomos, análogos a los románicos pero añadidos a estos. En resalte sobre el lienzo de la nave se habilitó la puerta de acceso, con dos arquivoltas prismáticas y severas, protegidas por un guardapolvo trapezoidal, que arrancan sobre impostas en caveto que sólo se manifiestan en el intradós. Tímpano y dintel carecen de decoración. Al oeste del ingreso, el muro liso remata en cornisa de caveto.
El paño de poniente expone los mechinales. Aloja en la parte alta, sobre el eje central, una ventana de medio punto dovelada, abocinada y de doble derrame.
El costado norte presenta sillería culminada con cornisa de caveto sólo en la capilla más oriental de ese flanco. Los materiales se asemejan a los de la nave, pero acometen contra ella. El resto de volúmenes, tanto la sacristía como la segunda capilla se operaron con muros de mampostería y cal, indican fábricas posteriores.
El semicírculo del ábside presenta la misma fábrica que los lienzos anteriormente descritos, coronada también por una cornisa de caveto. En su lado norte la piedra se encuentra visiblemente colorada y más desgastada. En el centro se abre una modesta ventana de doble derrame. Por encima, en el testero de levante, se distingue una pequeña apertura circular tapiada.
El paramento interior de sillares de caliza presenta, en la nave y en el ábside, un aspecto unitario, tras las labores de restauración. El ábside se abre al presbiterio a través de un arco triunfal de doble codillo. La imposta tiene continuidad en el muro del ábside, interrumpida por la única ventana. Buena parte de esta imposta y los perfiles de la ventana han sido restituidos recientemente, a diferencia del resto de la nave. En esta, los positivos de envigados sugieren la eventual instalación de algún coro de madera en alto.
En el presbiterio, al margen del óculo moderno del costado sur, a septentrión se encuentra la puerta que da acceso a la sacristía. Es resultado de cegar y dislocar una puerta anterior, cuyo montante derecho aún es reconocible. Los arcos que abren las capillas laterales son perforaciones sobre el primitivo muro corrido. Dichos arcos de acceso a las capillas desbordan la altura de la imposta desde la que los muros flexionan en bóveda. No sucede lo mismo con el vano de la puerta original. La cubierta apuntada presenta las mismas características que los muros perimetrales y el ábside.
En conclusión, el templo románico original habría sido de nave única con un ancho presbiterio y un ábside semicircular abierto mediante un arco triunfal a la nave, con sus paramentos de sillares regulares, cornisa de caveto presente en el interior y exterior del templo, junto a la portada abocinada, corresponde al románico del siglo xii. Posteriormente, quizá a finales del mismo o inicios del siguiente siglo, se abrirían las capillas laterales, exteriormente de fábrica muy similar a la del resto del templo, con paramento y cornisa románica idénticos a los de la primera fase. Los arcos de medio punto de acceso a las capillas, compuestos en ladrillo y perforando groseramente el muro, el guardapolvo de la portada embebido en el muro oeste de la capilla de mediodía, son argumentos inequívocos del añadido. En todo caso, estas dos capillas son más antiguas que la sacristía de gruesos muros cuyo paramento es de mampostería, la segunda capilla del lado norte y el estrecho cuerpo rectangular con acceso a ésta y adosado exteriormente al muro perimetral norte, a los pies de la iglesia. Desconocemos si el campanario románico se dispondría, como el actual encima del ancho presbiterio, pues éste responde en parte a formas del siglo xviii, aunque podría ser anterior pues se aprecia continuidad constructiva entre el muro de mediodía y la testera, con los sillares que forman sus aristas. Finalmente incrustado en el muro de mediodía aparece un óculo abocinado que ilumina el presbiterio y que por su decoración e inscripción a bisel corresponde a una reforma de época moderna.
Texto y fotos: Annaïs Pascual Alfaras
Bibliografía
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