La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca a la llegada a este pueblo, levantada en una pequeña loma que la encumbra del resto del caserío. Se conserva su fábrica primitiva con algunos añadidos como el pórtico del siglo XVIII, la torre-campanario de los siglos XVII-XVIII y el cementerio. Su construcción se realizó con mampostería -recientemente liberada de su enfoscado- para los muros de las naves, cabecera y otros lugares, tanto en su interior como en su exterior y sillares regulares para los esquinales y remates de elementos constructivos, como por ejemplo los arcos fajones que sujetan la bóveda, la nave y la cabecera. Es un edificio de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón apuntado dividida en cuatro tramos por arcos fajones, el central doblado descansa en medias columnas adosadas a pilastras con capiteles ornamentados de hojas esquemáticas, mientras que los otros dos arcos fajones son sencillos y apean en ménsulas. En el muro sur de la nave se abre la portada de ingreso al templo y un vano en forma de óculo, hoy cegado por el adosamiento de la torre. El paso de la nave al altar se realiza a través de un arco triunfal apuntado y doblado sobre semicolumnas unidas a pilastras con capiteles vegetales estilizados. La cabecera, de testero plano, se cubre con bóveda de cañón apuntado reforzada por un arco fajón apoyado en ménsulas y en ella se abre al este una ventana de traza románica, interiormente oculta por el retablo y cuyas columnas se coronan con secas hojas de palma. La portada de la iglesia está cobijada bajo un pórtico del siglo XVIII. Es muy sencilla en su decoración, consta de seis arquivoltas, constituidas por baquetones, formando un arco de medio punto ligeramente apuntado. Todo el conjunto apea en una línea de imposta con puntas de diamante entre sus molduras para descansar a un lado y otro en cinco capiteles donde predomina la decoración vegetal con algunos rostros, como la del primer capitel de la izquierda que representa dos pájaros picoteando un rostro humano. Todos tienen collarino liso y sus fustes están formados por tres columnas exentas a cada lado, y dos baquetones en los intercolumnios, para terminar en basas con plinto, apoyando todo en un podio corrido. Al este del moderno pórtico se adosó en 1964 una estancia con función de baptisterio en la que se integró la portada de la derruida iglesia de Ochate, localidad a algo menos de 3 km al noreste de Uzquiano. Enmarcada en el muro, consta de arco apuntado y baquetonado rodeado por cuatro arquivoltas, decorada la interior con friso de secos acantos de puntas acogolladas, la siguiente con baquetón entre mediascañas, la tercera con abultados florones octapétalos de botón central y la cuarta con dos finos boceles entre mediascañas, rodeándose el conjunto con chambrana sobre mensulillas de aire gótico. Bajo la imposta de listel y chaflán -que en las piezas originales muestra decoración de zigzag perlado- se disponen las jambas, en las que se acodillan cuatro parejas de columnas para recibir las arquivoltas. El arco, como en otros templos de Treviño, recae en jambas en las que se talla una columna de ángulo, también coronada por capitel. En sus capiteles, de ruda talla ya gótica, perviven algunos elementos propios del románico. Vemos así, de izquierda a derecha del espectador, en el capitel extremo, dos figuras, masculina y femenina que alzan especie de mazas o lanzas para asestar un glope a un cuadrúpedo irreconocible. En el siguiente se labró un ave -descabezada- que devora un pequeño cuadrúpedo, especie de conejo; sigue otro de estilizados acantos de puntas acogolladas y bordes perlados y dos arpías coronadas y afrontadas, una barbada y la otra femenina, de colas rematadas por brotes flordelisados. En la jamba izquierda del arco, el capitel, muy deteriorado, muestra una escena en la que intervienen tres personajes, dos de ellos alados -quizá demonios- y uno central que parece un hombre sentado sobre una piedra; pudiera simbolizar una escena de tormentos del infierno). El capitel de la jamba derecha muestra un ángel surgiendo entre nubes. El siguiente de este lado se orna con secas hojas de palma de geometrizado tratamiento y remate de rosetas; el que sigue por la derecha repite la figura del ave rapaz devorando un pequeño cuadrúpedo. En los dos últimos de este lado derecho vemos uno vegetal de dos pisos de esquemáticos y rudos acantos de marcadas nerviaciones y en el exterior un busto masculino sobre fondo vegetal. Todos ellos apoyan en ocho columnas y baquetones en los intercolumnios, que hacen las funciones de jambas, con basas y plinto decorados con florones inscritos en semicírculos. Ambas obras, la de Uzquiano y la portada de Ochate, revelan una tardía cronología, en torno al primer tercio del siglo XIII.