TEMPLO UBICADO en el caserío de la localidad, cercano a la carretera que le comunica con El Berrueco y Cinco Villas, aislado de construcciones adosadas, en un cuidado y adecentado entorno que está viendo alterada su fisonomía por la actividad que desarrolla el sector de la construcción. El anodino aspecto exterior que presenta en la actualidad es fruto de las importantes obras que hubo de acometer en los años 40 del pasado siglo, necesarias para reparar los daños sufridos en la fraticida contienda padecida la década anterior. Aquellas, fruto más de la necesidad que de la virtud, se vieron completadas en época reciente por otras, como la que ocultó la cubierta del templo con un forjado de hormigón, hijo del más profundo de los desaciertos. Triste por tanto es la historia reciente de la fábrica de esta iglesia parroquial, iglesia por otro lado en la que se conserva una portada como testimonio de la que fue fábrica primigenia, si bien existen referencias de haber perdido no sólo la cubierta mencionada, sino también el artesonado que existía en la cabecera. Si bien es cierto que incluir ejemplos de este tipo en estas páginas pudiera llamar a engaño, sobre todo en lo que se refiere a las cronologías que se manejan, los parentescos formales con otros vestigios -”tradición mudéjar”, en palabras de Abad Castro- objeto sí de estudio, llevan a incorporarle, esperando que esta nota aclare el particular. Situada en el costado meridional de la iglesia, en un cuerpo añadido posteriormente, se abre esta portada, formalmente relacionada con las de Montejo de la Sierra o El Berrueco. Compuesta por cuatro roscas de medio punto ligeramente apuntadas de ladrillo que apean en jambas acodilladas, situándose en la transición entre ambos elementos unos ladrillos dispuestos en plano y con perfil recto, muestra un renovado aspecto de ladrillos y cal, fruto de la última restauración; esto se hace evidente en el color de las enjutas y en los cuidados perfiles de los ladrillos, especialmente los correspondientes al friso de esquinillas situado en la parte superior, tangente a la rosca exterior del arco y contiguo al alfiz. Como otros ejemplos similares, la cronología de este testimonio no debe de ser anterior a las primeras décadas del siglo XIV.