La iglesia parroquial es una sólida construcción de sillería levantada en su mayor parte durante la primera mitad del siglo XVI. El único testimonio románico que se conserva en ella es una bella pila bautismal (137 cm de diámetro x 95 cm de altura) ubicada a los pies de la nave, sobre un basamento circular de sillería. Consta de una basa formada por una escocia y un bocel que es en realidad una serpiente mordiéndose la cola. Esta decoración se completaba con la figura de un león que desapareció conservándose únicamente las garras de sus cuatro patas colocadas junto al reptil. Encima va una copa semiesférica, gallonada al interior y adornada en el exterior con una moldura funicular en la embocadura seguida de una cinta perlada y de una arquería de medio punto sobre columnillas provistas de capiteles lisos. El espacio de las enjutas lo ocupan sencillas palmetas mientras que bajo tres de los arcos se labraron en bajorrelieve clípeos con hexapétalas y una cruz. Desde el punto de vista tipológico esta pila queda emparentada con otras de la zona centro-sur de la provincia, como las de Cojóbar, Zalduendo, Mecerreyes, Madrigal del Monte, Barriosuso (Retortillo), Valdorros y Palazuelos de Muñó. El ejemplar de Mazariegos (Museo Arqueológico Nacional), fechado hacia comienzos de la segunda mitad del siglo XII, permite fijar una cronología parecida para todas ellas.