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Panorámica desde el lado sur

Identificador
33570_01_009
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan de Ciliergo

Localidad
Panes
Municipio
Peñamellera Baja
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN JUAN DE CILIERGO es uno de los escasos y más interesantes templos románicos del concejo. Es una iglesia de pequeñas dimensiones, de una nave que se estrecha a la altura de la cabecera cuadrada, a cuyo muro norte se adosa la sacristía. Actualmente la nave no presenta techumbre, pero una foto de hacia 1900 muestra una cubierta con tejado a dos aguas, algo sobreelevada con respecto a la techumbre de la cabecera; ésta, todavía conserva su cubierta, también con tejado a dos aguas. Los flancos meridional y occidental estaban protegidos por un pórtico, como prueban los huecos que los horadan sobre las portadas, donde seguramente irían encajadas las vigas que sustentarían la techumbre de madera, y los muretes que cercan ambos flancos de la iglesia; la citada fotografía de principios del siglo XX muestra que dicho pórtico se sustentaba sobre pies derechos de madera. El cementerio parroquial se encontraba adosado al muro norte del templo, conservándose en la actualidad el cierre de piedra que lo delimitaba. El paramento, aunque bastante retocado, muestra una mezcla de sillarejo y mampostería en los muros, reservando, como es habitual, los sillares más cuidados a las esquinas y vanos. Merece la pena destacar como elementos medievales conservados en el exterior del templo las dos portadas apuntadas, que se abren en la fachada occidental y en el muro sur de la nave. La portada occidental muestra un potente despiece, y conserva restos de pintura rojiza de época incierta. A la derecha de este vano está empotrada en la actualidad una pieza rectangular de piedra, recorrida por una incisión horizontal en la parte superior, cuya tipología podría identificarla con una de las impostas de la primitiva portada románica, recolocada en el muro al llevarse a cabo alguna reforma. Entre las ventanas originales del templo se conserva una aspillera recercada de sillares en el muro sur de la nave, próxima a la cabecera, y una saetera con derrame externo abierta en el muro sur de esta última. En este caso el vano parece original por su tipología, pero el fuerte derrame externo y el tipo de recercado indican una reforma del mismo en época moderna. El alero norte de la cabecera conserva restos de la cornisa medieval en nacela que no cobija, sin embargo, ningún canecillo. Los ángulos del testero se refuerzan por contrafuertes con basamentos biselados de escasa altura; en todo caso, la presencia de estos contrafuertes no encaja en la primitiva cabecera románica, por lo que su erección data probablemente de una época posterior en la que la posible ampliación de la cabecera y la consiguiente construcción de una bóveda más alta que la originaria provocó a sus artífices la inseguridad que les llevó a reforzar los muros con estos estribos. En fin, una atenta lectura del paramento parece sugerir la hipótesis de un recrecido de la nave en la zona de los pies, al apreciarse en ambos muros de ésta un cambio de aparejo. Aunque no se conserva documentación al respecto, probablemente esta ampliación de la nave se produjo en el gótico (siglos XIV o XV) ante la necesidad de acoger a una feligresía en crecimiento desde la primitiva constitución de la parroquia. El interior de la arruinada iglesia alberga restos arquitectónicos que ponen de manifiesto la intervención de un taller bastante más refinado que los que debieron trabajar PA N E S / 693 en la mayor parte de los pequeños templos románicos del entorno. La ausencia de techumbre de la nave sólo nos permite suponer cuál sería la cubierta de la misma. M. C. Morales y E. Casares han apuntado que los arranques de los arcos fajones pueden sugerir que en algún momento de su dilatada historia la nave estuviera cubierta con bóveda de cañón; sin descartar esta posibilidad, debemos proponer como posible alternativa la techumbre de armadura de madera a dos aguas, como es frecuente en este tipo de iglesias rurales. Entre los restos arquitectónicos medievales de cronología más avanzada se encuentran, como ya hemos señalado, las dos portadas; la occidental, apuntada al exterior, se refuerza al interior por una segunda rosca de medio punto, separada de la primera por el considerable grosor del muro del imafronte. Pero la parte más interesante del interior del templo es, sin duda, la zona de la cabecera, en la que se concentran los elementos de cronología románica. Se conserva el arco triunfal, estructurado en una doble rosca de medio punto y perfecto despiece, cuyo guardapolvo se decora con medios círculos enfilados e incisiones, según la pauta habitual en algunas iglesias románicas del grupo de Villaviciosa o en la riosellana de Leces. La rosca descansaba en columnas pareadas adosadas a las jambas, y otra exterior acodillada, hoy perdidas; por desgracia, todos esos apoyos han desaparecido, así como algunos de sus capiteles, pero hay constancia de los mismos gracias a algunas fotografías de principios del siglo XX conservadas en el archivo del Real Instituto de Estudios Asturianos, y de otras posteriores, datadas en fecha tan próxima como los años setenta del pasado siglo. Las columnas soportan bellos capiteles pareados, finamente esculpidos. Los del lado de la Epístola muestran grandes hojas nervadas y astrágalo formado por dos anillos que enmarcan arandelas semicirculares; el cimacio presenta un perfil en nacela moldurado. El capitel que coronaba la columna exterior, también desaparecido, se decoraba con hojas semejantes a las que hoy se conservan, pero de factura menos rígida, algo más agitadas, tendiendo hacia un mayor naturalismo; su astrágalo era idéntico al de los capiteles pareados. Por su parte, los capiteles del lado del Evangelio muestran palmetas con moldurillas sogueadas, y se apoyaban en fustes lisos. En este mismo lado, el capitel de la columna exterior se labra en forma de gran cabeza engolada, motivo que se repite en la zona comprendida desde Santa María de Junco, en Ribadesella, hasta San Juan de Amandi o Santa María Magdalena de los Pandos, en Villaviciosa. E. Fernández González ha justificado, además, la presencia de este motivo en la iglesia de Ciliergo por su proximidad a la comarca de la Liébana, donde se encuentran otros ejemplos similares. El fuste en el que descansaba este capitel era liso, de diámetro ligeramente decreciente hacia los extremos y decorado en su parte central por una moldura anular sogueada. Los cimacios se unen en una moldura corrida, con incisión superior y hojas enroscadas enfiladas en forma de cresta. La cabecera se cubre con bóveda de cañón, que fue reconstruida en la restauración que se efectuó hace unos quince años; en la base de la misma se aprecian aún restos de decoración a base de trazos rojizos que fingen su despiece. El muro del Evangelio está recorrido por una línea de imposta, en forma de nacela, con una incisión y restos de pintura rojiza, y alberga un pequeño nicho de remate triangular. Desde el exterior se ven los restos de una columna despiezada, que quizá perteneciese al arco triunfal. Fuera de los elementos medievales mencionados, la planta de la iglesia de San Juan de Ciliergo ha sufrido únicamente la citada anexión del cuerpo de la sacristía al flanco norte de la cabecera, que se comunican mediante una puerta adintelada. Las otras reformas llevadas a cabo en época moderna son la construcción de una gran espadaña, que culmina en frontón con una cruz de piedra, y se abre en dos troneras de medio punto, así como la modificación del vano meridional de la cabecera. En la actualidad la iglesia de Ciliergo se encuentra cerrada al culto y abandonada, y los fragmentos de columnas antes citados se encuentran dispersos en el interior de la misma. Su historia reciente, de hecho, es la de su progresivo deterioro. Fue destruida por un incendio en 1936 y hace algunos años, como apuntamos más arriba, ha sido objeto de obras de consolidación, consistentes en la limpieza de los muros y del interior del templo (que se encontraban en un lamentable estado a causa de la maleza), y en la refactura del tejado a dos aguas, únicamente en la cabecera, quedando la nave del templo al descubierto.