El templo parroquial se emplaza sobre un alto al norte del caserío, exento de otras edificaciones. Levantada en sillería de piedra caliza, presenta una sola nave de fábrica fundamentalmente tardogótica, quedando escasos aunque interesantes vestigios románicos tanto al exterior como al interior. Al exterior se reutilizaron varios fragmentos de cornisa, canecillos y capiteles. En el lado norte se conserva parte de la cornisa con decoración de entrelazo de cestería y dos canecillos, el primero con dos serpientes que se muerden entre sí y el segundo -muy deteriorado- parece simular unos tacos. En el muro sur volvemos a encontrar restos de la cornisa con decoración de ajedrezado y cestería, así como varios canecillos: uno de nacelas superpuestas, otro con decoración geométrica de dos estrellas y una figura humana que se lleva las manos a la cabeza, pues parece que portaba sobre los hombros algún objeto que el deterioro del canecillo no permite adivinar. También en la cabecera aparecen restos de la cornisa con la misma decoración, siendo sustentada por sencillos canecillos de nacelas superpuestas y un capitel -en la esquina norte- ornado con una rudimentaria liebre. Ya al interior, el arco triunfal apuntado, sustentado por dos columnas de basas áticas sobre plintos con garras, reutiliza sendos capiteles historiados de tosca labra. En el del lado del evangelio se figura, en el frente, un sepulcro con dos plañideras que se agarran o tiran de los pelos en señal de duelo; a su derecha aparece una ruda representación de la elevatio animæ, en la que el alma del difunto emerge del frente del sarcófago y es elevada por dos ángeles. En el lado izquierdo se adivina una figura aunque, por el deterioro, no es posible identificar la escena. El cimacio está decorado con finos billetes entre junquillos, motivo que se repite en el capitel del lado de la epístola. En éste se representa -en concordancia con el anterior- una Psicostasis o pesaje de las almas por San Miguel, en disputa con el demonio, cuya forzada composición, con ambos actores casi tumbados, viene condicionada por las mismas proporciones del soporte. En el centro de la cesta aparece la balanza donde las almas son pesadas, y sobre ella, San Miguel clavando una gruesa lanza a un diablo de llameantes cabellos y rostro grotesco, situado al otro lado de la escena. Sobre la figura de San Miguel aparecen tres pequeñas cabezas representando a los salvados. Esta asociación de la Psicostasis con la muerte y elevatio animæ aparece también en otros templos de la provincia, como los Palacios de Benaver y Avellanosa del Páramo. También románica es la pila bautismal, situada a los pies de la iglesia en una estancia del lado del evangelio, bajo el coro, y dispuesta sobre un basamento circular que actualmente queda a la misma altura que el suelo. Presenta copa semiesférica, de 125 cm. de diámetro por 55 cm. de altura, decorada exteriormente con gallones bajo arquillos y una banda escalonada de lóbulos en la embocadura, al estilo de la cercana pila de Boada de Villadiego. Se alza sobre un basamento de 28 cm. de alto, moldurado con una escocia entre boceles, una mediacaña y un fino bocelillo sogueado. La pila aparece datada por una inscripción -repetida tres veces-, con el texto ERA M CC XX VI, correspondiente al año 1188 de nuestro calendario.