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Fachada oeste de Sant Pere de Alp

Identificador
17006_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.370000, 1.890000
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio (Relación)

Sant Pere d'Alp

Localidad
Alp
Municipio
Alp
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Pere de Alp

Descripción

 

alp

 

El municipio de Alp pertenece a la comarca de la Baixa Cerdanya o Cerdanya española. Está situado a 1.159 m. de altitud y su compleja orografía, al pie de la montaña de La Tossa, propicia que su término municipal esté rodeado de grandes extensiones de zonas boscosas y de pastoreo, que proporcionan un bello marco paisajístico que domina la salida del valle de la Molina por el que discurre el riachuelo de Alp, afluente del Segre.

 

El municipio comprende el pueblo de Alp, cabeza de partido judicial, además de las estaciones de esquí de La Molina (primera estación de esquí de España) y de Masella, ambas con varias urbanizaciones. Antiguamente había en el término algunos otros núcleos menores, hoy despoblados, como Saltèguet, Ovella, Comadovella y Sagramorta. Se puede llegar en coche, desde Barcelona, pasando por Manresa y cruzando el túnel de peaje del Cadí o abandonando la C-1411 en Guardiola de Berguedà para tomar seguidamente la carretera de montaña que une la Pobla de Lillet y La Molina. Otra opción desde Barcelona sería pasar por Vic y Ripoll y continuar por la N-152 o N-260 (collada de Toses). La ruta desde Lérida sigue el curso de las carreteras C-1313 y N-260, pasando por Ponts y la Seu d’Urgell.

 

Se tienen noticias de Alp desde el siglo ix, cuando, entre los años 863 y 864, se detuvo allí el monje Eudald de Conques, acompañado por el conde Salomó de Cerdanya, que llevaba reliquias de san Vicente hasta la villa languedociana de Castres. Está documentado que el lugar formó parte de la baronía de Urtx, que poseyeron los vizcondes de Cerdanya y más adelante los de Castellbò, y también los denominados vizcondes de Urtx; todo esto sucedía en el periodo que va del siglo xi al xii. En 1316, el rey Jaime II adquirió, de Ramon d’Urtx, la mayor parte del término de Alp. La parte que pertenecía a los vizcondes de Castellbó fue cedida, en 1346, por Ricard Bernat de Foix a Sicart de Llordat. La parte del rey, que comprendía los lugares de Saltèguet, Ovella y Sagramorta, fue vendida por Pedro el Grande, en 1368, a Jaume de Pallars, señor de Mataplana, el cual en 1373 la vendió a Joan de Lussana o de Laçana; el heredero y hermano de este, Pere, la vendió en 1393 a la villa de Puigcerdà. De este modo Alp se convirtió en sitio real, de la veguería de Puigcerdà.

 

 

Iglesia de Sant Pere

 

La iglesia parroquial de Sant Pere d’Alp se encuentra en una zona elevada del centro de la población, concretamente en el carrer Nou, que también aparece en los mapas citado como carretera GIV-4033.

 

La primera referencia escrita acerca de la iglesia se encuentra en el acta de consagración de la catedral de la Seu d’Urgell, fechada en el año 819 aunque redactada, probablemente, entre finales de siglo x y comienzos del xi. El nombre de Alp aparece por primera vez en el relato del traslado de las reliquias de san Vicente, escrito por el mono Aimó. En el año 863, una comitiva de monjes de Castres, encabezada por Eudald de Conques y acompañada por el conde Salomó de Cerdanya, trasladaba las reliquias desde Zaragoza a Castres y se detuvo en la parroquia de Alp. La parroquia estaba por aquel entonces dedicada a santa María, aunque posteriormente ya siempre aparecerá bajo la advocación a san Pedro, sin que se conozca el motivo del cambio de advocación. A este respecto, J. Martí Sanjaume describe unos cimientos que se corresponderían con un ábside y unas piedras de una puerta de entrada de un edificio que identifica como la “iglesia vieja”,  construida con anterioridad al siglo xi en el espacio que ocupa el soportal de la actual rectoría. Esto hace pensar que, al tratarse de una iglesia de tres naves, podría estar dedicada a santa María, san Pedro y san Miguel. R. d’Abadal se refiere a la iglesia de Santa Maria d’Alp, que estaría 30 m por debajo de la actual del siglo xiv, en el lugar que ocupaba en ese momento el porche de la rectoría y que denominaban església vella, cuyo ábside se conserva a ras de suelo. También cita el edificio que está justo encima del ábside, que describe como de planta cuadrada con saeteras que justifican su uso como torre de defensa, con un gran arco de piedras lisas.

 

El control de esta iglesia fue motivo de litigios entre el obispo Ot de Urgell y el vizconde Bernat de Cerdanya, Berenguer Bernat, su hermano Ramon y Ponç Guillem, caballeros que habían retenido la iglesia injustamente; en el año 1115 se estableció una conveniencia por la que los nobles devolvían la iglesia al obispado con la condición de que se estableciese una comunidad clerical estable formada por tres presbíteros, tres diáconos, dirigidos por un capellán y por el prepósito de la Seu d’Urgell. Dicha comunidad ya no se menciona en documentos de finales del siglo xiii.

 

Sant Pere d’Alp aparece citado también en los testamentos de Ramon Arnau, Ramon Bernat y Ferrera, jurados sobre el altar de Sant Joan del templo y redactados en 1136, antes de emprender estos viaje al Santo Sepulcro para participar en la segunda cruzada. Igualmente, se cita en donaciones testamentarias, como la de Guillem Berenguer en 1146, y en el siglo xiii aparece en la relación de iglesias de las Rationes Decimarum Hispaniae de 1279-1280. En 1309, los sacristanes Ramon Batalya y Bernat Colomer, en nombre de la Sacristía y de los feligreses, conceden tierras a censo, y cera, a la iglesia de Sant Pere d’Alp. Más adelante, en 1333, ya se tiene constancia de la existencia de los altares dedicados a san Félix y san Cristóbal, además del de san Pedro y el de san Juan. Durante la Guerra Civil, la iglesia fue asaltada por una brigada de trabajadores de teléfonos, con el apoyo de gente de la misma población, afiliados a la CNT, que incendiaron los retablos barrocos de finales del siglo xvii.

 

Sant Pere fue una parroquia con importantes posesiones y de especial relevancia por la amplitud de su término, que abarcaba, además, enclaves estratégicos, a nivel de comunicaciones y de defensa. Entre sus posesiones se contaban las parroquias de Santa Maria d’Ovella, Sant Vicenç de Sagramorta, Sant Martí de Saltèguel y la ermita de la Santa Creu, todas desaparecidas excepto la primera, pero que conocemos gracias a descripciones de Martí Sanjaume. La mayoría se mantuvieron hasta el siglo xviii, cuando quedaron abandonados los poblados respectivos.

 

El templo, que pertenecía al pagus Liviensis, es de origen románico y a pesar de las modificaciones posteriores que ha padecido, mantiene la estructura medieval propia del primer románico. Se trata de una iglesia de planta basilical, la única de tres naves construida en el siglo xi que se conserva en la Cerdanya. Las naves están separadas por cuatro pares de arcos formeros de medio punto, que se unen en pilares cruciformes que también servían de soporte a los arcos fajones o perpiaños, que se eliminaron en el siglo xviii. Fue un este momento cuando se llevó a cabo la reforma que consistió en sobrealzar la nave central, que estaba cubierta con una bóveda de cañón reforzada por tres arcos de medio punto, y en su lugar se construyó una bóveda barroca, al tiempo que se modificaba el presbiterio: se derribó el de época románica y se construyó otro más grande. Las reformas prosiguieron en los muros laterales, que se horadaron para abrir unas pequeñas capillas laterales.

 

Se accede por una puerta situada en el muro oeste con elementos de forja que podrían ser de la etapa románica. La portada está formada por tres arcos de medio punto en gradación y se sabe que anteriormente había otra portada en el muro meridional, hoy desaparecida.

 

El aparejo original es irregular, mediante hiladas de tamaño mediano, constituido por piedras autóctonas de distintas tipologías que se aprecia especialmente en la base de los muros perimetrales. A partir de una altura de 1 m, aproximadamente, está muy reconstruido y fijado con argamasa.

 

Cabe destacar la existencia, en el muro norte del presbiterio, de unos restos de pintura mural de época gótica, descubiertos a comienzos de la década del 1980. Se trata de dos fragmentos con una representación de san Cristóbal y otra del signo de Sagitario, realizados en estilo gótico lineal parece que en las primeras décadas del siglo xiv. Corresponden, probablemente, a una época de especial bonanza económica del templo, de la que informa la serie de visitas pastorales del obispado de Urgell de los años 1313-1314, conservadas en el Archivo Capitular de Vic.

 

 

Talla de la Virgen

 

En el templo se veneraban dos tallas de la Virgen con el Niño. Una, de época gótica, se conserva en el Museu d’Art de Girona, mientras que otra más antigua, del siglo xiii, está en el Museu Episcopal de Vic. Esta segunda imagen (núm. inv. 4438), tallada en madera y que conserva restos de policromía, presenta los rasgos típicos de las vírgenes románicas de la zona, y corresponde a la tipología de las denominadas Sedes Sapientiae. La Virgen está sentada en el trono, con los pies descansado directamente sobre un escabel sin cojín, con el brazo derecho extendido y sujetando una bola del mundo. Con el brazo izquierdo sujeta al Niño, que está bendiciendo con el brazo derecho en tanto que el izquierdo sujeta el libro, que se apoya en su rodilla.

 

Gracias a fotografías realizadas entre 1929 y 1938 por J. Gudiol, conservadas en el Arxiu Más de Barcelona, podemos apreciar diferencias que conducen a pensar en una restauración posterior, en la que se habrían retocado elementos como la bola del mundo o la posición del brazo derecho de la Virgen, y se habrían añadido otros, como el brazo derecho del Niño, y los pies y la parte inferior de la Virgen. El Museo Nacional d’Art de Catalunya conserva una imagen de la Virgen de gran parecido iconográfico y formal, aunque algo más estilizada en conjunto (núm. inv. 3923).

 

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero

 

 

Bibliografía

 

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