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Fachada oeste de Sant Llorenç d'Adri

Identificador
17040_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.052159, 2.741009
Idioma
Autor
Annaïs Pascual Alfaras
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Llorenç d'Adri

Localidad
Adri
Municipio
Canet d’Adri
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Llorenç d'Adri

Descripción

Iglesia de Sant Llorenç d’Adri

 

La iglesia parroquial de Adri, dedicada a san Lorenzo, preside el pueblo diseminado de Adri, que se levanta en un rellano a 297 m de altura, en plena zona volcánica del valle de Adri. La magnífica fábrica románica de este templo, elegante y de grandes dimensiones si tenemos en cuenta su naturaleza eminentemente rural, estuvo vinculada desde sus inicios a la canónica y el obispado gerundenses.

 

La parroquia de Sant Llorenç aparece mencionada por primera vez en 1078, cuando Sunyer y Adalets venden un alodio situado en este lugar. A inicios del siglo xii, en 1114, la canónica gerundense establece una masía en su territorio; aparece de nuevo documentada en 1160 la masía que un tal Arbert tiene, mientras dure su vida, en la parroquia de Sant Llorenç d’Adri para la canónica de la catedral de Girona. En dos noticias de 1274 y 1384 se documenta la señoría directa de la pavordía de Agosto de la catedral de Girona sobre el Mas Bosch de la parroquia de Adri y sus personas. Consta también que, en 1279, los diezmos cobrados por el obispado en la parroquia de Adri se aplican pro fabrica de Adrio. En el acta de la visita pastoral efectuada al templo en 1329 se citan propiedades, diezmos y personas, entre ellas Elisendis d’Adri, feudataria del obispo de Girona, que cobra dos tercios de los diezmos, y el batlle de sac (cobrador) Pere d’Esparraguera. En la visita de 1387 se dice que las fuentes bautismales se encuentran en mal estado y que inundan el pavimento del suelo; el campanario tiene dos campanas, una de las cuales necesita reparación, igual que el tejado, ya que cuando llueve entra el agua en el templo. Cuando el 1420 el obispo Andreu Bertran visita el templo lo encuentra ricamente decorado y con un importante ajuar. Manda construir un tabernáculo para guardar la Eucaristía, que colgaba dentro de una caja de cobre sobre el altar. Encuentra en la iglesia dos altares, dedicados a santa María y a san Lorenzo respectivamente.

 

Las fachadas del templo románico, que inicialmente habría tenido una gran y única nave de planta rectangular, coronada a levante por un gran ábside semicircular, permanecen enteras e integradas en el edificio actual, dónde las estructuras y capillas añadidas posteriormente se han sumado a la fábrica románica, sin destruirla. El edificio actualmente se encuentra en perfecto estado, pues entre 1920 y 1930 fue objeto de una restauración, bajo la dirección del arquitecto gerundense Rafael Masó.

 

Exteriormente, en la fachada de poniente se hacen evidentes tres momentos constructivos: la fábrica románica; el sobrealzado del templo cuyo paramento es pobre y de mampostería; y en la parte superior, la fachada de poniente del alto campanario con aperturas geminadas y cubierta piramidal que caracteriza el templo actual.

 

Aquí el frontis románico conserva su alzado original y su perfil a dos aguas. Presenta el paramento original románico a base de sillería de piedra caliza bien escuadrada, de labra y tamaño bastante regular, dispuesta en hiladas horizontales, y con los habituales refuerzos angulares. En la parte inferior, las dos primeras hiladas son de piedra arenisca de color ocre, de la cual se aprecian también algunos sillares en las hiladas superiores. Justo sobre el eje central de la fachada se abre la puerta de entrada al templo, cuyo vano es de medio punto, adornada por una portada abocinada con tres sencillas arquivoltas en gradación, acodilladas y doveladas. Tanto los cinco sillares que forman las jambas de la arquivolta externa, completamente integrados en el muro, como las dovelas de las tres arquivoltas, todas ellas de piedra caliza, presentan la misma fábrica y labra que el muro.

 

La arquivolta central reposa a ambos lados sobre sendos juegos de basa, columna y capitel acodillados. Ambas basas muy desgastadas y labradas en  piedra arenisca se componen de una escocia entre dos toros o boceles sobre un alto plinto rectangular cuyas medidas corresponden a las de las dovelas de la arquivolta. Sobre dichas basas se alzan dos fustes cilíndricos de piedra caliza muy desgastados por las inclemencias del tiempo: monolítico el de la jamba izquierda, que bajo el capitel presenta una sencilla cruz incisa, y formado por dos bloques, el fuste de la derecha. Entre éstos y bajo los salmeres de la arquivolta se disponen sendos capiteles esculpidos.

 

Siete hiladas por encima del dovelado de la arquivolta externa de la portada, se encuentra el alféizar de una ventana de medio punto, abierta en el centro de la fachada. Ésta, abocinada y de ancho vano, es de doble derrame y forman su arco seis pequeñas dovelas de caliza muy bien labradas pero de tamaño irregular. Unas once hiladas por encima del arco de la ventana se encuentra el vértice de la vertiente del tejado a dos aguas de este muro frontispicio. Pues en el exterior de la fachada septentrional, se distingue perfectamente el alzado del edificio original románico cuyo paramento y características son idénticas a las descritas en la fachada de poniente y que presenta en la hilada superior algunos fragmentos de cornisa desbastados, sobre los que en el extremo de poniente se alza en un ancho de dos o tres sillares, unas cuatro hiladas, correspondientes al ancho y alto del muro frontispicio.

 

Esta fachada septentrional, queda en parte oculta por las capillas y la escalera exterior de acceso al campanario. En la parte superior del paramento románico, visible en el extremo de poniente y en el de levante se aprecia el paramento de mampostería que corresponde al sobrealzado posterior de la nave, dónde bajo teja, se encuentra reubicada la cornisa de caveto del edificio románico. En el extremo de levante, junto a la cabecera del edificio ocurre algo similar, pues sobre la perdida cornisa se alzan dos hiladas de sillería caliza en un ancho único de dos sillares, que corresponden a la altura y anchura del muro testero de la nave. Aquí en la parte superior son evidentes los mechinales y cabe indicar que mientras en la parte superior del paramento románico abunda la sillería de piedra caliza, en la mitad inferior del muro, en este extremo de levante, los sillares son de arenisca rojiza, en apariencia procedentes de una edificación anterior a la de piedra caliza clara. Los sillares del muro semicircular del ábside en las tres cuartas partes de su alzado son de piedra arenisca ocre, bien escuadrada y bien labrada, salpicada en algunos puntos por sillares de piedra caliza que encajan perfectamente en las hiladas a soga y tizón unidas con argamasa de cal y arena. El muro semicircular del ábside aparece decorado con una hilada de sillares claros de caliza, sobre los que se desarrolla un bello friso de dientes de sierra, coronado finalmente bajo teja por una cornisa de un pronunciado plano y cuarto de bocel.

 

Por encima del ábside se aprecian, integradas en la testera actual, unas once hiladas del paramento de sillería caliza y bien labrada del muro testero de la fábrica románica, con su vertiente a dos aguas únicamente apreciable en los laterales, pues en el centro, sobre la última hilada y ocupando un tercio de la anchura de la testera, se levanta un campanario que parece de espadaña (no lo podemos asegurar ya que únicamente queda a la vista el muro de levante integrado en la testera) de sillares de piedra volcánica.  Dicho campanario presenta dos ojos o aperturas de medio punto bien doveladas con la misma piedra oscura, mientras la de mediodía se encuentra cegada, la septentrional permanece abierta y da a la buhardilla que hoy protege la cubierta abovedada interna de la nave central.

 

Respecto al exterior del muro perimetral sur que queda oculto tras una gran nave lateral en el muro de la cual se distinguen varias fábricas posteriores en las que se reaprovecha la sillería del edificio románico, únicamente se distingue un paño de muro románico de sillería arenisca y caliza bien labrada y aparejada, en el interior del pórtico abierto que a continuación de la nave sur, aparece adosado a la fachada de poniente. En éste se distinguen regularmente los agujeros cuadrangulares correspondientes a las bastidas.

 

Interiormente el templo se organiza a partir de una espaciosa nave central de tres tramos, con dos arcos fajones de acceso a las capillas laterales a cada lado, y coronada a levante por un presbiterio de planta rectangular que da paso a un ábside semicircular que se abre al presbiterio a partir de un doble arco en gradación. La nave va cubierta por una bóveda de cañón soportada a levante por un gran arco triunfal de acceso al espacio presbiterial, y por dos arcos a poniente: un arco fajón sin desarrollo en los muros laterales (justo sobre el coro), y finalmente un arco adosado al muro frontispicio, que se presenta dovelado y con imposta de caveto, únicamente conservada en el intradós de su jamba sur. El elemento que realmente singulariza esta iglesia respecto a otras iglesias rurales románicas es el arco triunfal de acceso al presbiterio, elegante y robusto. Éste arco bien dovelado con sillería de piedra calcárea, se desarrolla sobre columnas semicirculares de fuste liso (construidas a partir de sillares semicirculares) adosadas a los muros laterales y apoyadas sobre enormes basas compuestas por un doble plinto rectangular en gradación y un medio bocel. Grandes capiteles adosados decoran ambas columnas con sus cestos esculpidos desarrollados sobre un astrágalo de medio bocel liso. Cimacios con molduras de listel y caveto coronan sendos capiteles a modo de impostas para el arco. En el interior del templo es recurrente en la decoración de los arcos (los de los muros laterales del presbiterio y los formeros y fajones de la nave) dispuestos simétricamente entre ellos, la presencia de impostas de caveto únicamente desarrolladas hacia el interior del arco, en el intradós. En los muros laterales del presbiterio, así como veremos en el interior del ábside, se aprecia el paramento de sillares de piedra calcárea, bien labrados y escuadrados, dispuestos a soga y tizón unidos con abundante argamasa de cal. Un tramo de bóveda de cañón cubre el espacio presbiterial que presenta abiertos simétricamente en sus muros laterales dos arcos de medio punto rebajados en el muro, construidos a partir de altas jambas de muro (de diez hiladas cada una), con impostas de caveto en el intradós y un dovelado con clave, configurado por trece dovelas bien labradas en cada uno. Mientras el arco de lateral norte del presbiterio permanece inalterado y ciego albergando la figura de San Lorenzo, el arco del lateral sur contiene en su vano una puerta moderna de vano rectangular que da acceso a la sacristía.

 

El ábside se abre al presbiterio a partir de un arco dovelado en gradación, el paramento del ábside, de sillería calcárea bien labrada y escuadrada se decora con una fina cornisa de caveto muy deteriorada colocada sobre la décima hilada del muro semicircular. Sobre ella arrancan las hiladas de sillares de menor tamaño que forman las hiladas en aproximación, de la bóveda de cuarto de esfera que cubre este espacio. Una ventana de medio punto abocinada y de doble derrame se abre en el centro del ábside y su dovelado interrumpe la cornisa de la línea de imposta. Aparecen en la parte inferior del muro, en el lateral sur y en el centro, bajo dicha ventana, tres hornacinas o tabernáculos rectangulares hoy vacíos. Únicamente el central presenta un fino listel en su perfil.

 

Entre el arco externo del ábside y el perfil semicircular de la bóveda que cubre el presbiterio, aparece sobre el eje central de ábside, en la testera, un óculo circular bien dovelado.

 

A ambos lados de la nave central se abren dos arcos fajones, simétricos entre sí y bien dovelados, de fábrica similar a los vistos en el presbiterio y con imposta de caveto en el intradós (únicamente en la parte inferior de sus jambas ha sido achaflanado el perfil de los sillares). Las cuatro capillas, dos en cada lado, a las que dichos arcos dan acceso, parecen ser posteriores, pues aparecen cubiertas por bóvedas de arista y el paramento externo se ve claramente diferenciado del de la nave. Aún así, el paramento y el dovelado de los arcos, junto al paramento del tercer tramo de la nave, el de poniente, nos llevan a pensar que estos arcos formaban ya parte de la estructura románica del templo (quizá se trataba de arcos formeros ciegos con funciones constructivas de descarga y funciones litúrgicas de altar, como ocurre en la pequeña iglesia de Sant Bartomeu de Trullars, en Bescanó). El muro de poniente y su aspecto desde el coro apoyan esta hipótesis, pues aparece un arco fajón dovelado con sillería calcárea y con imposta de caveto adosado al  muro frontispicio, y el perfil superior del dovelado de un tercer arco formero en el extremo de la nave norte. El muro de poniente presenta una apertura central en la parte interior, la puerta de acceso al templo, cuyo arco de medio punto se ve doblado por un segundo arco interno mucho más elevado y cuyo dovelado se aprecia desde el coro actual. Sobre el vano de este arco se abre sobre el mismo eje central una ventana de medio punto y doble derrame. Se aprecian irregularidades en el muro frontispicio a partir de la mitad de esta ventana, sobre todo en el lateral norte dónde las hiladas pierden su regularidad y nivel.

 

En conjunto, se trata de un edificio que a pesar de la apariencia arcaica de sus elementos, particularmente en el interior, responde a fórmulas constructivas y decorativas de un momento tardío del románico, a mediados del siglo xii e incluso inicios del siglo xiii.

 

 

Escultura

 

Los grandes capiteles adosados que decoran las columnas presentan una decoración sencilla y sumamente arcaica aunque con elementos que veremos en los capiteles de la portada de acceso al templo. Ambos presentan su superficie repicada con bujarda (producto de la restauración intensa del templo). La decoración en ambos sigue un mismo esquema compositivo, en el registro inferior aparecen dos grandes hojas apuntadas, dispuestas sobre las aristas del cesto, éstas ciñen su vano sobre el cuerpo cilíndrico inferior del capitel y se doblan ligeramente hacia el exterior sobre las aristas. Del centro de cada cara nace una columna estriada en espiral que como un tallo se abre hacia los lados formando volutas planas en espiral sobre los vanos de las hojas antes descritas, encontrándose con las volutas de las caras laterales en la arista. En el centro, bajo el cimacio aparece una máscara de rasgos humanos, la del capitel sur imberbe y con la boca abierta, y la del capitel norte con rasgos masculinos y barba larga estriada, apretada (como en el capitel norte de la portada); ambos de rasgos sencillos y arcaicos labrados en un bajo relieve, muy plano.

 

En el exterior los capiteles se encuentran ubicados sobre las columnas de fuste liso que soportan la segunda de las arquivoltas de la portada que alberga la puerta de acceso al templo. Ambos presentan un gran cesto con decoración escultórica en dos de sus caras, sobre un grueso collarín o estrágalo de medio bocel y con un ancho ábaco superior de perfil rectangular y superficie sin decoración, muy sencillo, desgastado y de labra irregular.

 

El cesto del capitel de la jamba izquierda (Norte), divide la composición en dos registros. En el inferior, y ocupando la mitad del alzado del cesto, presenta dispuestas sobre sus tres aristas visibles, tres grandes hojas almendradas, de superficie lisa y sin nervaduras indicadas, cuyo grueso volumen se acentúa en la parte superior de éstas, dónde el vértice sobresale doblándose sobre sí ligeramente. El registro superior de la cara frontal, externa, de este capitel, lo ocupa la representación de un pájaro de perfil, mirando hacia el intradós. Su plumaje simplificado y geometrizante, en la cola y en el cuello se indica a base de líneas paralelas incisas. Mientras, en la cara del intradós de este mismo capitel, del centro de ambas hojas almendradas nace un tallo de perfil voluminoso y sección en V formando un lazo, cuya parte semicircular, ocupa la parte central del registro superior, sobre éste y bajo el ábaco, aparecen tres pequeños y enigmáticos volúmenes: dos ovas verticales y una mariposa o flor de cuatro pétalos apuntados. A ambos lados y sobre las hojas inferiores, aparecen dos máscaras o rostros humanos. El de la izquierda presenta un rostro imberbe y esquemático. A ambos lados del rostro y casi junto a los ojos, se dibujan con incisiones las orejas, frontales y con un espiral inciso. La máscara de la derecha presenta rasgos similares, aunque con una abundante barba sobre el mentón, mejillas y rasgos más volumétricos, pero sin rastro de las orejas.

 

El cesto del capitel de la jamba derecha (Sur) presenta dos grandes hojas almendradas y sencillas pero gruesas sobre las aristas externas, entre las cuales nace, en la cara externa o frontal, una columna salomónica, sin basa, con doble collarín o bocel en la parte superior, del centro del que nacen dos largos tallos que se doblan sobre sí en espiral formando unas enormes volutas que ocupan el ancho del registro superior. Mientras, en la cara del intradós, en el centro, de pie e inscrito en los límites arquitectónicos del cesto del capitel, se representa una figura humana, vestida con túnica corta y con los pies representados abiertos hacia los lados y de perfil, se sostienen justo sobre el astrágalo. Su rostro frontal ocupa dos tercios de su tamaño total, imberbe y sin melena representada, presenta rasgos similares a los descritos en las máscaras anteriores. Resulta muy enigmática esta figura, ya que presenta su brazo derecho en jarra, que con la mano abierta sostiene una forma de semiluna sobre el pecho; mientras con el otro brazo, separado del cuerpo, y doblado por el codo, agarra un bastón similar a un báculo, pues en la parte superior sobre un pequeño bocel, se dobla tomando la característica forma en espiral.

 

La lectura de este conjunto resulta algo enigmática. Si, como I. Sánchez, entendemos el ave del capitel norte como una paloma, podemos entender que se trata de una representación del Espíritu Santo, aunque podría tratarse también de un águila. En cuanto al segundo capitel, el de la derecha, presenta unos atributos poco claros, pues aunque parece que lleva un báculo, difícilmente se trate de un obispo por sus vestimentas. Puede que se trate de un peregrino o más bien, como apunta Sánchez de un abad o un diácono (recordemos que la iglesia dependía de la canónica gerundense y de la pavordía de Agosto) como en Santa Maria de l’Estany, donde aparece vestido con túnica corta con la mano sobre el pecho en un humilde y servicial gesto, al que aquí debemos sumar dicha forma semilunar que entendemos como la eucaristía o el pan, y el bastón, quizá en una representación simbólica de la labor de los apóstoles. Encontramos una figura similar, aunque mejor labrada, en el segundo de los capiteles encontrados en el claustro del priorato de Santa Maria de Cervià de Ter (conservado en el Museu d’Art de Girona), dónde la figura masculina, sostiene sobre su pecho una cruz. El primero de los capiteles de Cervià Ter guarda cierta relación también con el capitel norte de Sant Llorenç d’Adri, pues aparecen máscaras sobre un registro de hojas vegetales. Por otro lado, una representación arquitectónico-vegetal similar a la del capitel sur en los Baños Árabes de Girona, de fábrica claramente posterior, donde se representan en varias ocasiones columnas entre grandes hojas apuntadas sobre las aristas. Deberíamos situar la fábrica de éstos capiteles, junto a la del edificio en el siglo xii, datación que corroborarían la sencillez y esquematización de los motivos vegetales y la desproporción en la representación de los cuerpos figurativos, que contrasta con una labra detallada pero arcaica de los rostros que aún así logran cierta expresividad.

 

Texto y fotos: Annaïs Pascual Alfaras

 

 

Bibliografía

 

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