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Fachada oeste de Sant Joan de Vilatenim

Identificador
17066_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.271212, 2.994879
Idioma
Autor
Lorena García Morato
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio (Relación)

Sant Joan de Vilatenim

Localidad
Figueres
Municipio
Figueres
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Joan de Vilatenim

Descripción

Figueres

 

El municipio de Figueres, capital de la comarca de l’Alt Empordà, está situado justo en el centro de la llanura ampurdanesa, en un punto estratégico en las conexiones entre Cataluña y Francia. Las comunicaciones con Figueres son harto numerosas, pero las vías más importantes son la autopista AP-7 (salida 4) y la carretera N-II.

 

El lugar de Figarias aparece documentado por primera vez en el año 962, en el acta de ordenación del abad Teuderico del monasterio de Sant Pere de Camprodón. El mismo topónimo aparece en una epístola del papa Benedicto VI al abad de Sant Pere de Rodes, Hildesind, confirmando las posesiones de dicho cenobio. Posteriormente, en un precepto del rey Lotario del año 982, también se mencionan diversos dominios de Sant Pere de Rodes en la villa Ficarias. Durante el siglo xi, numerosos son los documentos que citan alodios en torno al lugar de Figueres y de su iglesia, Sancti Petri de Figarias, que está documentada por primera vez en el año 1020, en el testamento del conde Bernat Tallaferro de Besalú. En un documento de 1123 se menciona también la existencia de un castillo, parte de cuyos derechos son cedidos por el conde de Barcelona Ramon Berenguer III a Ponç II de Empúries. Ni el castilo ni la antigua iglesia de san Pedro se conservan, aunque en el subsuelo del actual templo gótico se ha localizado mediante georadar un ábside de grandes dimensiones, que correspondería al edificio anterior.

 

En realidad, Figueres fue un centro de poca importancia en época del románico. Su desarrollo no comenzó hasta el siglo xiii, cuando el rey Jaime I convirtió el pueblo en villa real. En 1267, Figueres recibió carta de población, y desde entonces fue protegida y potenciada por la Corona, lo que favoreció su crecimiento y su competencia con la vieja capital del condado emporitano, Castelló, no sin la oposición de los condes de Empúries. En 1274 el conde Hug V, enemistado con Jaime I, asaltó e incendió la población, aunque luego fue rápidamente sometido por las tropas reales; el infante Pere, futuro Pedro el Grande, mandó reconstruir las murallas y ampliarlas. Nuevamente, a mediados del siglo xiv, Figueres fue asaltada durante la llamada Guerra de los Armañaqueses (1389-1391), invasión del territorio catalán por las tropas mercenarias del noble francés Juan de Armañac, que pretendía la herencia del reino de Mallorca.

 

En época moderna, Figueres ha ejercido de activa capital de la comarca ampurdanesa y en su principal motor económico, especialmente gracias a la industrialización del siglo xix. Ha sido, además, una villa especialmente activa en lo político, núcleo fundamental del federalismo y el republicanismo catalanes, y un centro cultural de gran empuje, en particular durante el primer tercio del siglo xx.

 

 

Iglesia de Sant Joan de Vilatenim

 

La iglesia parroquial de Sant Joan de Vilatenim se encuentra en el corazón del pueblo homónimo, que fue agregado oficialmente a Figueres en 1975. Se accede al pueblo, desde el centro de Figueres, por la carretera de Roses (C-68), atravesando el polígono industrial Nou Centre Empordà. Una vez se llega a Vilatenim, se debe girar a la izquierda por el Carrer Nou de Vilatenim, que conduce hasta el recinto de la iglesia. 

 

El primer documento donde se cita Sant Joan de Vilatenim es la cesión de la iglesia a la vecina canónica de Santa Maria de Vilabertran, en el año 1117, por parte del noble Arnau de Llers. La donación fue confirmada más tarde por el obispo de Girona, Berenguer de Llers (1149) y, posteriormente ratificada en una bula papal de Alejandro III (1176). Ya a finales del siglo xii, Sant Joan de Vilatenim aparece en las Rationes Decimarum gerundenses de 1279-1280.

 

La iglesia es un edificio románico pero con varias estructuras añadidas, tanto en época gótica como en época barroca. Tiene planta de nave única, cubierta con bóveda de cañón, y un ábside semicircular cubierto con la habitual bóveda de cuarto de esfera. En época gótica se agregaron dos capillas laterales a la altura del presbiterio, a modo de transepto, las cuales sobresalen de los muros románicos; ambas capillas están cubiertas por bóvedas de cañón apuntado. En la misma época se debió construir también el coro elevado, sobre bóveda de crucería, que se sitúa a los pies de la iglesia. Las otras dos estructuras también visibles desde el exterior, que flanquean el ábside, son dos sacristías levantadas en época moderna (siglo xvii o xviii).

 

La iglesia esta iluminada por tres ventanas de doble derrame, que son originales de la fábrica románica, repartidas de la siguiente manera: una en el ábside, otra en la fachada occidental, y otra en el muro sur, colindante con la portada de acceso al templo, que es de factura gótica. Recientemente, el interior de la nave ha sido repicado, dejando a la vista el aparejo de la fábrica primitiva, así como una lápida tardomedieval encastada en uno de los muros de la capilla norte. En cambio, las capillas laterales y el ábside han sido revocados con una nueva capa de cemento. Según la historiografía y el testimonios de los lugareños, el revoque realizado en el ábside ha escondido las muestras de pintura mural que allí se conservaban, de las que sin embargo no hay estudio alguno. Se ignora, hasta el momento, la calidad y la cronología de las mismas.

 

Desde el exterior, Sant Joan de Vilatenim es un edificio con un interesante juego de volúmenes, a pesar de la distinta cronología de sus elementos formales. Las dos sacristías barrocas situadas en la parte oriental permiten sólo vislumbrar el rastro de la articulación mural del muro del ábside primitivo, configurada por grupos de dos arquillos ciegos separados por lesenas. Por otra parte, en la zona del ábside es donde mejor se pueden examinar los muros de fortificación, posiblemente construidos en el siglo xiv o xv y realizados a base de pequeñas piedras aglutinadas por mortero abundante.

 

En la fachada meridional se sitúa el acceso al templo, una portada gótica de medio punto y adovelada, cobijada por una arquivolta de sección semicircular rematada por dos ménsulas esculpidas.  A la izquierda de la portada se ubica una lápida fechada en 1294, dedicada al caballero Guillem de Vilatenim (hay otra lápida incrustada en el muro de la capilla gótica meridional, fechada en 1288). En la esquina sudoeste de la iglesia se alza una torre campanario, que sin embargo se queda integrada en los muros de la iglesia, es decir, que no sobresale verticalmente. En su pisos superior, tiene dos grandes vanos abiertos en las caras sur y oeste, y por su apariencia parece ser que fue construida durante las reformas de época moderna.

 

El análisis del aparejo empleado en cada una de las partes de la iglesia permite resumir bien la evolución del edificio, con sus las reformas y ampliaciones. El aparejo más antiguo corresponde sin duda al siglo xi, y es observable en el ábside oriental y en la fachada oeste. El aparejo de las capillas góticas es de mayor tamaño, con un trabajo cuidadoso, de sillares regulares, exceptuando los muros de fortificación que, por su naturaleza defensiva, son de pequeñas piedras y mortero abundante. El aparejo de época moderna responde a una utilización de piedras de reducido tamaño e irregular.

 

Texto y fotos: Lorena García Morato

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J, 1977-1981, II-A, pp. 465-466; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 486-487.