BAIX PALLARS

Iglesia de Sant Esteve de Enseu

La iglesia parroquial de Sant Esteve de Enseu se encuentra en la entrada de la población, a la que se llega desde Gerri, donde, pasados 500 m tras atravesar el puente del monasterio, se coge un desvío a la izquierda para seguir por una vía forestal que transcurre junto al barranco de Enseu, y que, recorridos unos 2 km, llega a la aldea.

Aunque algunos autores han querido reconocer una citación a Enseu en una dotación hecha al monasterio de Gerri en 923, donde se habla de la villa de Enferorum, no se conservan documentos que hagan referencia explícita a dicha localidad hasta 1227, cuando Guillem de Puigcerver la vendió a su hermano Bernat de Puigcerver. Pocos años después, en 1261, pasó a engrosar el patrimonio de la abadía de Santa Maria de Gerri gracias a las donaciones realizadas en 1240 y en 1245 por el propio Bernat. La única mención que se conserva de la iglesia de Sancti Stephani de Ensehet procede de un documento de 1105 por el que el obispo Ot de Urgell restituía al monasterio de Gerri algunas de las iglesias que le han sido usurpadas.

Actualmente, la iglesia parroquial de Enseu no se encuentra en muy buen estado de conservación, pues padece graves problemas estructurales. Es un edificio que presenta una planta compuesta por una nave rectangular de pequeñas dimensiones –7,5 m de largo por 7 m de ancho–, y un ábside semicircular ultrapasado en 0,40 m. La iglesia se halla en un terraplén cuyo desnivel salva soterrando parte del ábside, del muro norte y de la fachada principal. El paramento exterior del ábside es liso, y en él se abre una ventana de doble derrame, rectangular, ligeramente desplazada hacia el Sur. Los lisos muros laterales tan sólo cuentan con un vano, que se halla en el lienzo meridional y es de doble derrame y arco de medio punto. La fachada principal, totalmente asimétrica, está coronada por una espadaña simple descentrada hacia la izquierda y dos aberturas desplazadas a la derecha: la puerta de acceso, con arco de medio punto y una pequeña ventana cruciforme. Acentuando el desequilibrio del conjunto, el tejado, a doble vertiente, presenta diferentes alturas e inclinaciones en sendos lados. En el interior, totalmente enyesado, las dimensiones quedan sensiblemente reducidas por la estructura del coro, que impide una visión total del ábside. La nave está cubierta con una bóveda de cañón, reforzada con vigas de madera y un arco fajón de medio punto próximo a los pies de la nave, que delimita el espacio del coro. Un modesto arco triunfal de medio punto da paso al espacio absidal, que se cubre con una bóveda de horno y que cuenta con una pequeña credencia rectangular en el lado sur. La cuenca absidal es una de las zonas más dañadas, pues ha perdido parte de su revestimiento y muestra unas preocupantes fisuras. Del mismo modo, las pilastras sobre las que se apoya el arco fajón también se encuentran seriamente agrietadas. Al lado de la puerta se conserva la estructura que servía de soporte para la pila bautismal, actualmente desaparecida.

El aparejo, sólo visible en el exterior, está compuesto por sillarejo dispuesto horizontalmente en hiladas irregulares que, actualmente se halla estabilizado con argamasa y cemento, fruto de refacciones posteriores, algunas de ellas muy recientes, como se aprecia en el muro meridional, en la parte superior del ábside, bajo el alero del tejado, y, especialmente, en la fachada.

Se ha planteado que el edificio podría haber sido construido en el siglo xi, y que, en la centuria siguiente, se habrían llevado a cabo importantes reformas en las que se habrían ensanchado los muros laterales para sustituir una presunta cubierta de madera por una bóveda de cañón. Sin embargo, no se aprecia indicio alguno de que el templo hubiera tenido en algún momento una cubierta de madera. En época moderna, se añadió la estructura del coro y una cornisa perimetral barroca.

Texto: Azucena Povill Espinós/Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Azucena Povill Espinós

Bibliografía

Abadal i de Vinyals, R. d’, 1955, II, pp. 252-253; Catalunya Romànica, 1984-1998, xv, pp. 211-212; Puig i Ferreté, I. M., 1979; Puig i Ferreté, I. M., 1991, ii, docs. 91, 209, 232, 236, 240, 260, 401, 403, 459, 469, 511 y 543; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1987-1990, ii, pp. 273-274.