Identificador
31522_01_008
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Julia Baldó Alcoz
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Monteagudo
Municipio
Monteagudo
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA IMAGEN ESTÁ CUSTODIADA en el Convento de los Padres Agustinos Recoletos, en cuya basílica se venera. Esta talla pertenece al grupo de imágenes románicas navarras que presentan una concepción más humanizada, según indica Fernández-Ladreda, y entre las cuales también han sido incluídas las Virgenes de Lizasoáin, Armañanzas o Marcilla. María ya no es un mero trono del Niño, a pesar de que su postura siga siendo sedente y frontal y mantenga los brazos paralelos a las piernas y a la silla, características propias de los conjuntos plenamente románicos. Por el contrario, se interrelaciona con Él a través de su mano izquierda, que lo sujeta. Se constituyen, por tanto, en “vírgenes sustentantes” como las denomina Fernández-Ladreda. Sus medidas responden a 55 cm de altura, 20 de frente y 14,5 de profundidad. En cuanto a su porte, la Virgen dispone su brazo derecho en ángulo recto mientras que el izquierdo se inclina. La mano derecha ha sido sustituida en, al menos, dos ocasiones. La primitiva pudo estar orientada con la palma hacia arriba y portaría una manzana o una esfera, como el resto de imágenes de su grupo. La izquierda no ha sido modificada y sostiene al Niño por la cadera y la pierna izquierdas. Jesús se ubica en el regazo materno, sobre la rodilla izquierda de María y también mantiene las posiciones de brazos y manos paralelos a los de su Madre: con la derecha (restaurada en 1985 siguiendo la teoría de Martínez Monje) imparte la bendición y con la izquierda sujeta un libro. Anteriormente a esta restauración, el libro de Jesús se confundía con los ropajes por habérsele aplicado a ambos la misma policromía. Tanto en el informe de la restauración de 1985 como en fotografías antiguas se aprecia cómo el Niño fue serrado por debajo de la rodilla derecha y por encima de la izquierda, así como por su espalda, para ser reasentado en el regazo de María con una notable inclinación hacia la izquierda. Las modificaciones obedecieron a la reutilización de esta talla a partir del siglo XVII como imagen de vestir, como también sucedió en otras efigies marianas navarras (es el caso de la Virgen del Castillo de Miranda de Arga). Ambas imágenes portaban, asimismo, coronas de orfebrería. En cuanto a los rostros, es sin duda el de María el que ha sufrido mayor número de transformaciones. Martínez Monje fue testigo de un ligero retoque del ojo izquierdo en 1928. Anteriormente, éste era de menor tamaño y más redondeado que el derecho, almendrado, y su ceja más corta y arqueada. El rostro del Niño, sin embargo, no parece haber sido apenas alterado en sus aspectos más globales. Las cabezas de ambos estarían cubiertas por corona, de las cuales todavía quedaban huellas y raspaduras en sus frentes. Según Martínez Monje, la corona de la Madre habría sido de madera, mientras que la del Hijo podría haber sido un sencillo aro bizantino. En la actualidad, dichas huellas han sido eliminadas, luciendo sus frentes despejadas y en sintonía con el resto de la policromía de sus rostros. La Virgen porta, al igual que el resto de imágenes de su grupo, túnica y manto. A estos elementos se añade una sobretúnica o pellizón, que ninguna de las otras vírgenes de su variante vestía (aunque sí aparece con manto abierto en tallas navarras como Pamplona, Irache y algunas derivadas: Rocamador de Estella, Gastiáin, Torralba o Izurzu). Y en otras tallas foráneas, como la del Museo Diocesano de Gerona, que guarda grandes semejanzas con ella. También el Niño viste sobretúnica, lo que resulta más excepcional ya que esta circunstancia sólo se puede comparar con la Virgen de la Catedral de Tudela o, fuera de Navarra, con otros escasos ejemplares, como Iguácel, Palacio (Logroño), Celón (Pola de Allande) o Autun (Francia). El manto se prolonga sobre los brazos y cae lateralmente sobre los costados y sobre la espalda. Tanto la túnica, sobredorada, como el manto (franjado, de color azul y con según Martínez Monje y con flores doradas, para Fernández- Ladreda) están ornamentados con orlas en relieve que simulaban pedrería. Manto y cabello recuperaron su apariencia original en 1985. La policromía de estos vestidos es posterior a la imagen y quizás también más reciente que la que se observa en el escabel. En él se pintaron sendos escudos que combinan las armas de las familias Beaumont y Agramont-Mauleón, según Martínez de Aguirre y Menéndez Pidal, de la segunda mitad del siglo XVI. Martínez Monje y Fernández-Ladreda creen que esta imagen mariana tuvo una función como socia belli, es decir, como protectora de los guerreros, en base a su advocación, a sus reducidas dimensiones y a su morfología como bloque compacto. Pudo ser, por tanto, una imagen transportable que acompañaría a las huestes cristianas en las batallas, de las que existían numerosos ejemplares repartidos por toda la geografía peninsular. En cuanto a la cronología, el testamento de 1272 del caballero Juan Pérez de Vagón, vecino de Monteagudo, legaba a la obra de de la yglesia de Santa Maria de Montagut del Camino XL sueldos sanchetes, de lo que Fernández-Ladreda infirió que para ese año ya existiría. El estudio de su tipología y de su indumentaria, así como el análisis del contexto histórico en el que se encuadraría junto con las fechas atribuidas a otras vírgenes de gran parecido con ella -como la de Gerona o la de Hermalle-sous-Huy en Bélgica-, han determinado su ejecución a finales del siglo XII.