Identificador
28032_01_011n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 32' 55.93" , -3º 22' 35.79"
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Camarma de Esteruelas
Municipio
Camarma de Esteruelas
Provincia
Madrid
Comunidad
Madrid
País
España
Claves
Descripción
SITUADA EN EL EXTREMO DE UNA PLAZA un tanto atípica donde se sitúa el Ayuntamiento, la iglesia parroquial de San Pedro ha visto adecentar tanto su fábrica como su entorno, por lo que hoy se encuentra en óptimas condiciones de ubicación y aislamiento, en la conocida como plazuela de la Soledad. Al igual que veremos en el templo de San Juan, de Talamanca del Jarama, en esta fábrica hay que hacer una distinción entre la cabecera y el cuerpo de naves, al responder a impulsos constructivos distintos; medieval aquella, renaciente éste. Al exterior su cabecera se levanta sobre un zócalo de mampostería, distinguiéndose el hemiciclo del presbiterio por un codillo y la mayor altura de este tramo recto -hoy desprovisto de los añadidos que le ocultaban hasta la última restauración-. Sus muros los recorren tres registros de arquerías dobladas de medio punto -salvo aquellos del ábside que limitan con el codillo, que son sencillos-, distinguiéndose en las del presbiterio su inclusión en una malla reticular de recuadros, todo ello de aspecto castellano. Las cornisas corren a distinta altura pero mantienen el mismo modelo, siendo éste una faja de ladrillos donde se suceden pequeños canecillos compuestos de ladrillos escalonados. En el interior se hace patente la reforma antedicha, con unas naves cubiertas con madera, organizadas por unos amplios arcos apeados en esbeltas columnas, todo ello del siglo XVI. El amplio espacio de la cabecera se halla desprovisto de labores de culto al haber adelantado el altar hasta la nave central, albergando parte del mobiliario accesorio; sobre este punto hay que mencionar que ya en el siglo XVII se hacía referencia a su empleo como sacristía, después de las muchas obras y reparos necesarios para su conservación desde el siglo anterior, bien documentados por Abad Castro. Tras varios procesos de restauración, el interés de esta cabecera se centra en la zona absidal, habiendo sido necesario renovar el presbiterio donde se conservan restos de decoración pictórica, con una representación de San Sebastián, cuyas características no le deben alejar del siglo XIV, permaneciendo el resto de los muros enlucidos. El ábside se organiza en dos registros sobre los que se sitúa la bóveda de cuarto de esfera; el inferior de aquellos presenta decoración de arcos de ladrillo de medio punto entrelazados, en paralelo formal a lo que se puede ver en Valdilecha, el exterior de la torre del templo parroquial de Navalcarnero o el más lejano ejemplo de la cabecera de la iglesia parroquial de Narros del Castillo (Ávila). Sobre éste se dispone una segunda franja, hoy deteriorada, que conserva restos de lo que debió de ser una escena pictórica completa y en la que hoy se pueden distinguir parcialmente representaciones arquitectónicas y figuras de santos entre las que Abad Castro identifica a San Bartolomé, San Juan Bautista y San Eustaquio. Sobre una imposta con perfil de nacela, con huellas de haber contenido un texto en el listel, se sitúa la bóveda, decorada con pinturas. Su motivo es la conocida representación de Cristo de Majestad inserto en mandorla y rodeado por los símbolos de los evangelistas. Su factura y restos de caligrafía testimonian pertenecer al período bajomedieval, si bien su parentesco formal habla de una obra retardataria de difusión popular. Al igual que ocurre en Valdilecha, De la Morena refiere como toledanos los modelos que sirvieron a estas pinturas, salvando la diferencia cronológica. Próxima al presbiterio, en la nave de la epístola, se sitúa la pila bautismal, retardataria del mismo modo, si bien conserva la traza románica. Sobre un tenante con decoración de arquillos, se dispone el vaso de perfil semiesférico y sin ningún tipo de ornamentación, únicamente el pequeño bocel que señala la embocadura. Sus medidas exteriores son de 115 cm de anchura por 54 cm de altura. De la historia reciente de este templo hay que referir su inclusión en el Inventario Monumental de la provincia, así como en el Inventario de Patrimonio Arquitectónico, que realizó el Ministerio de Cultura en 1979. Ya entonces se llamaba la atención sobre su precario estado de conservación, pronosticando incluso inminente ruina. Pocos años después comenzaron las necesarias tareas que asegurasen su conservación, que en varias fases de ejecución abarcaron, primero, la restauración del ábside y, después, de la techumbre y las pinturas del interior. En 1982 se tramitó el expediente de incoación para su declaración como Monumento Histórico Artístico. Si bien la fecha del siglo XII se ha propuesto como aquella en la que se erigió el templo, en relación con lo dispuesto el aquel momento desde la cabeza de la mitra, son mayoría los autores que la retrasan hasta el siglo XIII, lo que nos parece más probable.