AL PARECER EXISTIÓ EN ESTE LUGAR un monasterio o priorato de la misma advocación que pasó a depender de San Millán de la Cogolla en 1124. De aquel edificio nada queda pues el templo actual es una construcción gótica en la que sólo se reutilizaron algunos sillares labrados a hacha, varios canecillos tardorrománicos y una pila bautismal. A los pies de la iglesia, en los muros norte y sur, hallamos restos de la línea de canecillos que en tiempos circundara la primitiva nave románica. Los siete del muro norte tienen formas geométricas (rollos verticales, nacela y cuarto de bocel) y sustentan una cornisa de perfil nacelado, compuesta claramente de piezas aprovechadas. Los seis canecillos del muro sur son de características similares a los anteriormente señalados (rollos, mascarón, doble nacela, proa de nave y rollos verticales) y sustentan un alero muy parecido. Estas piezas se pueden observar en una cámara situada sobre el pórtico de entrada, a la que se accede desde el coro y en la que también apreciamos la reutilización de sillares románicos, algunos de los cuales conservan marcas de cantero. Dadas las características formales de estos canecillos debemos datarlos a finales del siglo XII o comienzos del XIII. En el interior de la iglesia gótica se halla una pila bautismal de trazas románicas, aunque muy tardía (120 cm de diámetro x 98 cm de altura). Tallada en piedra caliza, presenta una copa lisa en su interior, mientras que en el exterior ofrece una decoración de arquillos que apoyan directamente sobre los fustes de unas columnas que descansan en sus correspondientes basas. El tosco bocel que recorre el borde de la misma se presenta ligeramente insinuado. Por último, cabe señalar que la copa apea sobre una basa compuesta de tres boceles y dos mediascañas. Por su forma y decoración puede fecharse en los comienzos del siglo XIII.