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Detalle del capitel imposta de la portada meridional

Identificador
33585_02_011
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 21' 28.71" , -5º 12' 9.62"
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
Viabaño
Municipio
Parres
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
AUNOS 500 M DE LA CARRETERA N-643, tomando el camino antes mencionado, en el lugar conocido como Otero, se levanta la iglesia parroquial de Santa María de Viabaño, una moderna construcción en la que se conservan pocos restos de su pasado medieval. Según recoge el Liber Testamentorum, en el año 926 Ramiro Alfonsiz, hijo de Alfonso III, otorgó carta de donación a favor de San Salvador de Oviedo citando entre los bienes donados In Biauanno ecclesiam Sancte Marie similiter. El profesor Fernández Conde considera este documento como uno de los “falsos” utilizado por el obispo don Pelayo para fundamentar las bases de su Iglesia en las delicadas circunstancias del siglo XII. Sin embargo, el mismo autor concluye que debió de tomarse para su elaboración de otro documento real que, a juzgar por las formas utilizadas, pudiera relacionarse con el reinado de Ramiro III (966-984). Desde este momento impreciso, ya sea en el siglo X o, en todo caso, en época de Don Pelayo (1101-1130), lo que parece claro es que la iglesia de Viabaño quedó integrada en el señorío de la mitra ovetense, tal y como aparece en la Nómina de parroquias mandada redactar a finales del siglo XIV por el obispo don Gutierre, en la que Santa María de Viavano, en el arciprestazgo de Piloña y Parres, aparece entre las iglesias apresentar el prestamero de la Eglesia de Oviedo. El templo de Santa María de Viabaño, totalmente reconstruido tras la guerra civil, sólo conserva de su pasado medieval algunas piezas en la cornisa y una sencilla portada de trazas tardorrománicas semioculta entre los muros de la construcción actual. Se trata de un potente arco de medio punto dovelado que arranca de capiteles imposta de perfiles biselados sin ningún tipo de decoración y se envuelve con un guardapolvo ligeramente moldurado e igualmente desornamentado. Su factura tosca y descuidada, propia de un taller popular, hace difícil su datación, ya que, como es sabido, la pervivencia de modelos medievales más allá de los limites cronológicos establecidos para el estilo es una constante en el ámbito rural asturiano, por lo que debemos limitarnos a calificar la portada de Viabaño como continuadora de la tradición y formas del románico, sin poder hacer más precisiones.