LA IGLESIA ES UN AMPLIO edificio de sillería, con cabecera cuadrada, sacristía adosada al norte, nave de cuatro tramos separados por tres grandes arcos diafragma de medio punto -soportados al exterior por potentes contrafuertes-, con una portada al norte y otra al sur, ambas en el tercer tramo. En el lado noroeste se adosa un trastero y a los pies se levanta la típica espadaña sayaguesa, en cuya base se ve otra antigua portada, hoy cegada para alojar en su interior al baptisterio. El edificio es en su práctica totalidad obra de principios del siglo XVI, cuando el interior se recubre de pinturas murales, conservadas en los tres muros de la cabecera, en el arco triunfal y en los dos primeros tramos de la nave y necesitadas de una restauración que las devuelva el esplendor que debieron tener. En el siglo XVIII se recrece la cabecera y se añade la sacristía y, casi con seguridad, se rehace el cuerpo de campanas. De época románica es la portada norte, cobijada por un pequeño pórtico. Está a ras de muro y se compone de tres sencillas arquivoltas de medio punto que apoyan en pilastras escalonadas que nacen de podium, con impostas de listel inciso y nacela, muy similares a las que luce la portada de la ermita de la Dehesa de Torremut. Seguramente esté remontada ya que el arco interior presenta ligero apuntamiento. De la misma época parece ser la base de la espadaña, maciza, con otra portadita cegada de la que al exterior sólo se ve insinuado un arco de medio punto, con una luz de 1,95 m, mientras que en el interior se aprecia otro más pequeño -de 1,40 m-, de lo que parece deducirse la existencia de un arco al menos doblado, con impostas de listel y chaflán. El cuerpo de campanas, triangular, con tres troneras, aunque sigue el mismo modelo que se da en la comarca desde época románica, sería sin embargo una reconstrucción al menos del siglo XVII, ya que parte de una imposta con perfil de gola. Quizá de esta iglesia antigua podía formar parte el tercio inferior del muro sur de la cabecera, donde se aprecia el remate de un antiguo alero, que conserva dos toscos canecillos de nacela. Sobre él se ve el rastro de un segundo alero, que sería el de comienzos del XVI, ya que se corresponde en el interior con la cota que alcanzan las pinturas murales, sobre las que se hace una nueva elevación posteriormente. Que aquel primer lienzo sea de época románica no es cuestión fácil de asegurar, aunque en tal caso nos hallaríamos ante un tipo de cabecera cuadrangular, dando lugar a una planta de dimensiones prácticamente idénticas a las actuales -quizá demasiado amplia para aquella época-, según denotan también las respectivas ubicaciones de las portadas norte y oeste. En cuanto a su cronología, estamos en unos momentos muy tardíos, quizá ya en los inicios del siglo XIII, según es habitual en otros templos de Sayago y Aliste en los que se repiten portadas muy similares. Entre el mobiliario que conserva el templo cabe destacar una talla policromada de Cristo crucificado, de época gótica, conocido como el Cristo de las Aguas porque se sacaba en rogativa para pedir lluvia.