LA IGLESIA PARROQUIAL de Santa Eulalia de Mérida es un templo de tres naves -algo más elevada y ancha la nave central que las laterales-, con planta tendente al salón, muros de piedra sillería, torre colocada a los pies, cubierta de bóvedas de crucería con terceletes y estrelladas, portada abierta al mediodía y cabecera recta con contrafuertes prismáticos exteriores. El templo, en lo esencial, es una obra cuyas trazas hablan un lenguaje gótico, de los siglos XIV-XV, aunque fue concluida en pleno mundo tardogótico. Uno de los elementos más significados es la portada, de trazas y formas renacentistas, con cuidado relieve, que nos llevan a situarla dentro de la órbita y escuela del burgalés Diego de Siloé. Tanto en el arranque de la torre como en el tercer tramo de las naves laterales encontramos reutilizados canecillos de tipo quilla o caveto -de formas similares a los que se localizan en las iglesias de Rabé de los Escuderos y Ruyales del Agua-, que seguramente formaron parte de un templo anterior que debió poseer trazas y formas románicas. En los muros encontramos también testigos en los sillares que parecen haber sido reutilizados en las sucesivas reconstrucciones que acabaron por formar la fábrica que vemos en la actualidad. Un resto románico significativo es la pila bautismal, ubicada en el sotocoro. Presenta una gran copa rematada en cenefa compuesta por el habitual zarcillo que acaba ramificado en hojas y racimos y del que surge una máscara. El resto se cubre con cuidados gallones bastante planos, sobre los que se coloca la efigie de San Pedro con las llaves. El pie es circular y se decora en sus vértices con dos cabezas grotescas y dos figuras de medio cuerpo. Las dimensiones son 148 cm de diámetro y 99 cm de altura.