LA IGLESIA PARROQUIAL de Santa Eugenia es un templo fundamentalmente gótico, que reutiliza del primitivo la portada románica abierta en el muro meridional y protegida por un pórtico de moderna factura. La disposición de algunas de sus piezas -dovelas, claves y capiteles-, nos hace pensar además que esta portada ha sido remontada. Se compone de cinco arquivoltas y guardapolvos, de arcos de medio punto que descansan sobre cinco columnas acodilladas a cada lado. Las jambas de acceso a la iglesia aparecen decoradas por un triple bocel liso. Las dos primeras arquivoltas se decoran con motivos vegetales y g e ométricos. La interior, se compone de un bocel trabajado en un fino bajorrelieve con adornos geométricos y vegetales, que en ocasiones forman volutas. En la clave de la arquivolta aparece la cabeza de un felino, con orejas puntiagudas. La siguiente también se decora con motivos vegetales: la primera dovela de cada lado con una especie de hoja de palma abierta, y el resto de la arquivolta con grandes tallos que se vuelven en cuatro volutas o espirales. Las dos siguientes arquivoltas son las más interesantes por su decoración con figuras humanas y de animales mezcladas con algún vegetal. La primera de ellas presenta la siguiente decoración (de derecha a izquierda): un mono con las piernas cruzadas y correa en el cuello, una figura humana en una escena de labranza -aunque algunos autores ven a una mujer extendiendo el paño en el suelo-, una oveja, una arpía, un león, un ave, una bola sin tallar, un vegetal en espiral, una cabeza, una persona en escena agrícola con un azadón, le sigue una dovela sin duda descolocada y partida en la que se aprecia sólo la parte inferior de una figura humana, un ave con un objeto en el pico, un cuadrúpedo que se muerde la pata delantera, y la última figura que representa a San Pedro con las llaves. En la siguiente arquivolta se re p resentan: un obispo bendiciendo con sus ornamentos pontificales (casulla, báculo), le sigue una dovela muy deteriorada, un crochet, un grifo con las alas abiertas, un cuadrúpedo, una serpiente alada enroscada sobre sí misma, un grifo, una liebre perseguida por un flaco y descabezado galgo, un guerre ro ataviado con cota de malla y escudo clavando su lanza a un dragón o serpiente situada a sus pies, un grifo, una re p resentación de la lujuria bajo la figura de una mujer desnuda con las piernas cruzadas cuyos pechos son mordidos por dos serpientes, y la última dovela que re p resenta a un músico tocando la fídula y un perro que baila a sus pies. Por último el guardapolvo se decora con una doble fila de puntas de diamante. Las cinco arquivoltas descansan sobre cinco parejas de columnas acodilladas, cuya basa se ha perdido, con fuste liso y capiteles, todos ellos, con decoración vegetal, aunque posiblemente algunos de ellos no sean los originales. Empezando por el lado izquierdo, y del exterior al interior vemos: un capitel con dos hojas de acanto coronadas en una voluta y flor en el ángulo; le sigue un capitel cilíndrico con dos semicírculos en la parte superior; capitel de tres hojas sobre otra lisa con voluta en la parte superior; el cuarto capitel presenta tres filas superpuestas de finas hojas con volutas en los extremos; y el capitel interior en el que aparecen dos aves enfrentadas que pican una hoja lisa. En el lado derecho se repiten los mismos capiteles y la misma decoración que en el lado izquierdo excepto el capitel exterior y el interior. En el exterior se esculpen tres hojas de acanto con crochet; y en el capitel interior aparecen dos filas de hojas que se enrollan en la parte superior y una pequeña cabeza humana en el ángulo. Como puede apreciarse, en la portada de Lences de Bureba encontramos motivos que pertenecen al repertorio habitual del románico, aunque en conjunto no formen un programa iconográfico concreto. Junto a temas más bien comunes en la escultura románica como puede ser la representación de la lujuria, zoomorfos, San Miguel, un obispo, etc., vemos otras re p resentaciones más extrañas, como es el músico tocando una fídula y un perro bailando a sus pies, escena que tan volvemos a encontrar en la iglesia segoviana de Sotosalbos, fechada a principios del siglo XIII. Este tipo de motivos representados, así como la disposición longitudinal de la escultura en las arquivoltas, nos hace pensar en una cronología en torno a los últimos años del siglo XII o principios del XIII.