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Ábside

Identificador
37850_01_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 53' 28.08'' , -5º 17' 4.82''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel Arcángel

Localidad
Nava de Sotrobal
Municipio
Nava de Sotrobal
Provincia
Salamanca
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
CENTRÁNDONOS EN LA IGLESIA DE SAN MIGUEL de Nava de Sotrobal, que se localiza en el extremo noreste del casco urbano, el mismo libro la describe como “muy buena y bien enmaderada, su capilla de bóveda y retablo antiguo, su sacristía y tribuna, todo bueno”. Hoy, tras los avatares sufridos, es un edificio hecho con piedra y ladrillo, de dos naves, con distintos tipos de cabecera, con sacristía y pórtico adosados a mediodía y con otra serie de dependencias que se levantan junto al hastial occidental, dominado por una pequeña torre. Desde época románica hasta tiempos bien recientes, el conjunto es el resultado de distintas reformas y añadidos que configuran una imagen verdaderamente ecléctica. El templo primitivo románico-mudéjar debió ser de una sola nave, con tramo presbiterial y ábside semicircular. De todo ello sólo queda la cabecera, además bastante alterada en sucesivas modificaciones. El hemiciclo absidal es de ladrillo y exteriormente se articulaba en tres cuerpos idénticos formado cada uno por siete arcos ciegos de medio punto, doblados, flanqueados en cada uno de los extremos por arco sencillo, todos ellos dispuestos sobre el mismo eje. No obstante estos últimos sólo llegan a verse en el lado meridional puesto que en el septentrional el adosamiento de una nueva nave, en época tardogótica, los debió enmascarar por completo. Por otro lado, el deterioro del cuerpo inferior a causa de las humedades hizo que en algún momento se reforzara el ladrillo con un basamento de sillería de granito, de modo que ahora sólo pueden verse dos de los arcos del flanco norte -que quedaron libres gracias a que en tiempos existió ahí una construcción adosada a la cabecera- y el remate superior de otros dos en el extremo sur. En cuanto al presbiterio, que es ligeramente más ancho y algo más alto, apenas si aflora una pequeña parte en el lado meridional, sobre la sacristía, mostrando el remate de tres arcos doblados, de medio punto, rotos parcialmente por un ventanal postmedieval; por lo que respecta al lado norte, desapareció en parte al construirse la otra nave, aunque por encima del arco de piedra que separa ambas cabeceras -en el interior del templo- todavía se ven tres arquillos. Con tales restos es posible imaginar un paramento animado con series de tres arcos dispuestos en dos o tres cuerpos. Del alero original de la cabecera quizá se conserve un resto de moldura en cuarto de bocel, que actualmente da paso a una sobreelevación más moderna y restaurada hace escasos años. Ábside y presbiterio muestran sus paramentos completamente revocados y la argamasa presenta claramente una serie de incisiones que dibujaban un despiece a imitación de sillares. Este revoco tal vez existiera ya en el edificio original, aunque el actual parece que fue aplicado en tiempos modernos, según se desprende de una inscripción incisa que hay en uno de los arquillos. En el interior la cabecera está también revocada por completo y cubierta por el retablo, aunque se ve el formato de bóveda de horno. El presbiterio está muy alterado, es de dos tramos, separados por un fajón central que tal vez apoyaba sobre pilastras, con un arco ciego en cada uno de los paños del muro, aunque sólo se ha conservado parte de uno, en el lado de la epístola. La cubierta es de bóveda de cañón de medio punto. El arco toral es también de medio punto, de triple rosca en el lado que mira a la nave, y descansa en pilastras con impostas de nacela, aunque en el lado del evangelio los apoyos se han perdido por completo. Gómez-Moreno describe una portada que se abría en el lado sur de la nave, donde está la actual y que era “de cuádruple arco semicircular y alfiz, modelado por arriba en nacela”, de la que no queda rastro, aunque es fácil imaginar una filiación igual a la de la cabecera. Es palpable el parecido de esta cabecera con la cercana de Turra de Alba -donde cambia algo la disposición de los arcos inferiores- y sobre todo con la de Aldeaseca de la Frontera, prácticamente idéntica a la que nos ocupa. Las tres se pueden poner además en relación con las vallisoletanas de Santiago de Alcazarén y de Aldea de San Miguel, que Manuel Valdés fecha respectivamente en la segunda mitad del XIII y hacia el último tercio del mismo siglo; aunque la marcada tendencia poligonal de la de Nava de Sotrobal nos remite más bien a la leonesa de Sahelices del Río, datada por el mismo autor hacia el segundo tercio de la misma centuria. Por nuestra parte, en el estudio que realizamos sobre la iglesia de Aldea de San Miguel, ya consideramos que la cabecera sería más propia de las primeras décadas del siglo y conforme a ello la datación de la de Nava no debiera ser muy distinta, más aún si consideramos que el documento de 1224 que confirma el reparto de tierras en este lugar -y también en Aldeaseca, entre otros muchos- nos hablaría de un momento de desarrollo que puede ser muy propio además para acometer la construcción de una iglesia.