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Ermita de Santa Cecilia

Situada en la ladera del Castillo, la ermita de Santa Cecilia nos trasluce al exterior los volúmenes típicos del templo románico, sin embargo, no nos da pie a imaginar lo que encontraremos en su interior.

Sus orígenes se remontan al siglo XI, tal y como indica una lápida de consagración, aunque sus fases constructivas abarcaron los siglos XII y XIII. La planta consta de tres naves compuestas por tres tramos cada una y separadas por arcos apuntados. La cabecera es rectangular y en ella destaca el ábside de mayores dimensiones, sobre el que se eleva una bóveda de crucería. Al exterior cuenta con numerosos contrafuertes, una torre de planta rectangular y una portada que avanza sobre el muro que posee un tejaroz sustentado por canecillos, siguiendo el modelo de otras iglesias cántabras, y poniendo de manifiesto su relación con otros templos cercanos, como son las iglesias de San Andrés de Aguilar, San Julián y Santa Basilisa de Rebolledo y San Roque en Renedo de la Inera.

Autoría: Sandra Martín López. 2022

Aunque al exterior presenta algún capitel tallado, lo más sorprendente lo encontramos en su interior, donde se crea un ambiente parecido al cisterciense, con capiteles que alternan la decoración vegetal y la figurada, interesantes por su iconografía y su calidad escultórica. Casi todos ellos presentan escenas agrupadas de tres en tres, como es el caso del Sacrificio de Isaac, la Venta de José y la lucha de Guerreros.

Sin embargo, la joya que guarda Santa Cecilia es el capitel que narra el pasaje bíblico de la Matanza de los Inocentes, y que representa en una sola escena al rey Herodes rodeado de soldados, distinguibles por su delicada cota de maya tallada, la degollación de los inocentes dispuestos en primer plano, y en un segundo, las madres llorando. La similitud de esta talla con los capiteles del claustro del monasterio de Santa María la Real, hacen que su ejecución sea relacionada con el mismo maestro, denominado maestro de la matanza de los Inocentes o maestro del Claustro, y nos permite establecer otras vinculaciones con Santa Eufemia de Cozuelos y la portada de Vallespinoso de Aguilar.

Autoría: Sandra Martín López. 2022