Estudiar el configurarse de la religión cristiana al margen de las creencias y de las ideas sobre lo religioso que imperaban en las sociedades donde nació y se desarrolló resulta una tarea estéril. Aunque el Dios de los cristianos, al igual que el Dios de los judíos, tenía unas exigencias excluyentes y totalitarias, los cristianos se representaron y dieron culto a este Dios sirviéndose de las ideas y sentimientos sobre lo sagrado que imperaban el mundo helenístico-romano. Un mundo donde las dos categorías de lo humano y lo divino estaban inseparablemente unidas dando lugar a aquella percepción de la divinidad que los antiguos calificaron como mysterium tremendum . La tarea de desentrañar este mysterium era cometido de ciertas personas, magos, profetas, adivinos a los que se creía dotados de poderes excepcionales para actuar como "medium" entre el nivel divino y el humano. Los paganos los incluyeron a todos bajo la figura del theios aner , el "hombre divino ", al que los cristianos transformaron y dieron el calificativo de "santo". En la Antigüedad Tardía cristiana el hombre divino por excelencia es el monje santo que hace milagros, expulsa a los demonios y profetiza el futuro. Sus poderes sobrenaturales son concebidos como un don de Dios con el que puede vencer al gran enemigo del hombre, el diablo o demonio (daimon) un ser tan real y omnipresente como el mal del que es portador.
No es posible conocer la figura del monje santo cristiano sin tener presente los paralelismos judíos y paganos de los que se presenta como contrincante aunque, desde la perspectiva del estudio comparado de la religión, es más bien un continuador. Ello justifica que un Seminario, cuyos resultados presentamos aquí, sobre "Historia del Monacato" aborde un tema como la Magia, la Adivinación y la Profecía. El monje santo es, a la vez, todas estas cosas, aunque unos destacasen por sus poderes taumatúrgicos, otros por el don de la profecía, otros por sus facultades como exorcistas, etc.
Estos hombres servían tanto en el paganismo, como en el judaísmo, como en el cristianismo a unas personas que compartían las mismas inquietudes y que esperaban de ellos las mismas soluciones. Una de las razones que explican el triunfo del cristianismo y de la Iglesia al final de la Antigüedad es que ésta ofreció a las gentes las mismas o mayores seguridades que antes habían buscado en otros ámbitos religiosos. Los terrores eran los mismos: en el siglo I de la era un naturalista como Plinio el Viejo creía ciegamente en los encantamientos mortíferos; seis siglos después, el XVII Concilio de Toledo denuncia a los obispos que oficiaban la misa de difuntos en honor de los vivos para provocarles la muerte. En una época intermedia, en el siglo IV las autoridades ciudadanas de Gaza, en Palestina, habían denunciado al santo monje Hilarión en cuanto maleficus christianorum, es decir "mago cristiano”. La iglesia terminó por sentirse impotente para eliminar las creencias y costumbres que reprobaba; el clero participaba de ellas, compartía los mismos terrores y aportó remedios para luchar contra la omnipresencia del diablo mediante los exorcismos cuyo objeto era protegerse de las artes malificiorum, chaldeorum aut auguriorum et divinorum incantationes veneno promiscua como se indica en el "Liber Ordinum " visigótico. Los estudios que aquí presentamos fueron leídos y discutidos en el XIV Seminario sobre "Historia del Monacato" de 2000 en Aguilar de Campoo (Palencia) y constituyen una importante aportación a un ámbito de estudios, el de la religiosidad antigua en todas sus manifestaciones, que cada día atrae un mayor número de los lectores ,y que ha generado en tiempos recientes una amplia y rica bibliografía por parte de historiadores, filólogos, antropólogos y estudiosos del fenómeno religioso en general.
Ramón Teja
Santander Junio de 2001
Profetismo y magia en el antiguo Israel
Natalio Fernández Marcos
CSIC Madrid
La doctrina etrusca de los Dii animales
Santiago Montero
Universidad Complutense de Madrid
De la sibil a las sibilas. Observaciones sobre la constitución de cánones sibilinos
Emilio Suárez de la Torre
Universidad de Valladolid
Adivinación y sueños en el paganismo y en el cristianismo
Mercedes López Salva
Universidad Complutense de Madrid
Mujer y profecía en el cristianismo antiguo
Mar Marcos
Universidad de Cantabria
Monjes, magia y demonios en la “vida de Hipazio” de Calínico
Ramón Teja
Universidad de Cantabria
Acusaciones de magia contra obispos: el caso de Sofronio de Tella
Silvia Acerbi
Universidad de Cantabria
Magia y conjuros en el mundo romano: las Defixiones
Isabel Velázquez
Universidad Complutense de Madrid
La represión de la magia en el imperio romano
Nicanor Gómez Villegas
Universidad de Cantabria