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Interior de Sant Roc de Farrera

Identificador
25089_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.497177, 1.271633
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Azucena Povill Espinós
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Roc de Farrera

Localidad
Farrera
Municipio
Farrera
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Roc de Farrera

Descripción

 

FARRERA

El municipio de Farrera ‒también Ferrera o Farrera del Pallars‒ comprende la totalidad de la comarca natural de Coma de Burg. Está situado en el noreste del centro de la comarca, limítrofe con el Alt Urgell. Comprende los pueblos de Alendo, Burg, Glorieta, Mallolís, Montesclado y Farrera, de los que este último es el centro administrativo. Las comunicaciones son complicadas, especialmente en invierno. Para acceder al término, se debe partir de Llavorsí por la carretera L-504/C-381, en dirección a Ribera de Cardós; al llegar al kilómetro 4, se sigue por la L-510 hasta Tirvia, y desde allí, por la carretera vecinal que conduce a los pueblos del término. Otra opción, solo practicable con vehículo todo terreno, es desde el Principado de Andorra, partiendo del pueblo de Pal, por la carretera CG-4 que conduce al Port de Cabús y que pasa por Tor, Alins y Tirvia por una pista de montaña de gran belleza.

Los lugares más antiguos de los que se tiene noticia son los de Alendo, Farrera y Burg, que figuran entre las parroquias del valle de Tirbia documentadas en el acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell. En 1130, los castillos de Burg y de Farrera pertenecían al conde del Pallars Sobirà, Arnau III, hasta que los Vilamur, obtuvieron sus derechos. En 1272, el vizconde de Castellbó y conde de Foix, Roger Bernat III, adquirió a los condes de Pallars la coma de Burg, junto con Tírvia. Dichos territorios pertenecieron a los Castellbó hasta el 1548, en que pasaron a la corona. 

Iglesia de Sant Roc de Farrera o Santa Eulàlia de Mèrida

La iglesia de Sant Roc de Farrera,o Santa Eulàlia de Mèrida está situada en el mismo pueblo de Farrera, en el centro del extremo de poniente. El edificio tiene la peculiaridad de tener un portal y paso abierto en la base por donde se accede a la población.

El lugar de Farrera es citado en 908 en una permuta entre el abad del monasterio de Santa Maria de Gerri, Godemir, y el conde de Pallars-Ribagorça, Ramon II. En el acta de consagración de La Seu de Urgell, Farrera figuraba como una de las parroquias del valle de Tírvia. La iglesia parroquial, dedicada entonces a Santa Eulàlia, fue visitada por los delegados del arzobispo de Tarragona en 1314 en su recorrido por el decanato de Cardós. Según la décima de 1391, su párroco debía pagar la cantidad de quince sueldos. Según las visitas pastorales de 1575 y 1758, el edificio de Santa Eulàlia no presentaba problemas estructurales dignos de resaltar. En estos momentos, el templo ya figuraba con la advocación a san Roque y no a santa Eulalia.

Se trata de una iglesia de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón, dividida en tres tramos por dos arcos fajones, y flanqueada por seis capillas laterales. La cabecera, es rectangular y también está cubierta con bóveda de cañón. La puerta, de arco rebajado, se abre a los pies de la nave. Sobre la puerta, hay un óculo y encima de este, una pequeña ventana, todo desplazado respecto al eje central de la fachada. En el lado este, la iglesia se encuentra adosada a la roca. En el lado oeste, y sobre la calle Mayor, se levanta la pintoresca torre campanario, adosada a la iglesia, en la base de la cual se abre una amplia arcada de medio punto por donde pasa la calle. Las numerosas reformas a las que ha sido sometido el templo complican su datación que, no obstante, se puede situar en la segunda mitad del siglo xiii, con añadidos, posiblemente, del xvii o xviii.

 

Frontal de altar 

En el Museu Nacional d’Art de Catalunya se conserva, con el número de inventario 15808, un frontal de altar pintado al temple. La tabla, parece que procede de la iglesia de Sant Roc de Farrera y, tras ser ofrecida por el anticuario Amadeu Sales por ocho mil pesetas a la Junta de Museus de Barcelona, finalmente fue adquirida por dos mil pesetas el 21 de abril de 1911.

Se trata de un frontal de altar de madera de pino policromada al temple, con unas dimensiones de 101 x 146 x 6 cm. Está dividido en cinco registros, separados por franjas de una tonalidad cruda, y está enmarcado por una decoración vegetal sobre fondo anaranjado. 

En el registro central, vertical, se muestra una visión apocalíptica de Cristo en majestad enmarcada por una mandorla dorada, acompañado, en las enjutas, por las figuras de los símbolos de los cuatro evangelistas que sostienen filacterias que los identifican, en tono verdoso, sobre fondo bermellón. Cristo aparece sentado sobre dos cojines, uno blanco y otro verde, que a su vez descansan sobre un banco ocre, mientras que los pies reposan sobre otro cojín a modo de escabel. Viste túnica verdosa, adornada con clavos dorados, y se cubre con un manto rojo. El brazo derecho está levantado en actitud de bendecir, en tanto que con el izquierdo sostiene una tablilla con la inscripción ih(e)s(vs) nazarenvs rex ivdeorvm. Por encima del nimbo crucífero, un hilillo blanco comunica la letra alfa con la omega, en alusión al principio y el fin al que se refiere el Apocalipsis.

Los cuatro registros que completan la composición son cuadrangulares, y se sitúan, por parejas, a ambos lados del registro central. Presentan un diseño con arquitecturas a base de arcuaciones, sostenidas por columnas y sus correspondientes capiteles, que acogen, en grupos de tres, a los apóstoles que sostienen filacterias identificativas. En el registro superior derecho aparecen a Felipe y Andrés, en actitud dialogante, y Pedro, ladeado hacia el centro del frontal. En el superior izquierdo, son Mateo y Santiago el Menor quienes dialogan, y Pablo el que mira hacia Cristo. En el inferior derecho, Judas,  Tomás y Santiago el Mayor dirigen sus miradas al centro, mientras que Juan, Bartolomé y Simón se ubican en el registro inferior izquierdo.

La contraposición cromática entre los fondos y las vestiduras, en la que alternan rojos, ocres y azules verdosos, a la que se puede añadir una elegante distribución plástica mediante la ordenación de las figuras, confiere al frontal un aspecto que recuerda a las vidrieras. Cabe destacar la alternancia de las características físicas de los personajes: barbudo-imberbe-barbudo, en el registro superior, e imberbe-barbudo-imberbe, en el inferior. 

Los especialistas que han analizado la pieza no se ponen de acuerdo en asignarle la adscripción a un taller concreto. Mientras que unos la relacionan con el maestro de Andorra (frontal de Sant Romà de Vila, MNAC 15875), con el que comparte trazos prácticamente idénticos en la figura de Cristo, otros la han adscrito al supuesto taller de Urgell de 1200. Hay quien le ha atribuido una relación con el bizantinismo de los frontales de Baltarga (MNAC 15804) y Orellà (Santa Maria de Orellà, Conflent), la cual ha sido descartada por Castiñeiras quien los relaciona con el denominado Magister Alexander, activo en Sant Martí del Canigó y parece que proveniente de Chipre e influenciado por el arte bizantino de época comnema.

Es digna de ser mencionada la similitud compositiva que presenta con los frontales de Sant Pau de Esterri de Cardós (MNAC 15889), atribuido al taller de Urgell, y datado en 1225, y de Saillagouse (Hospice de l’Ille-sur-Têt, Pyrenées Orientales). No obstante, estas obras, presentan relieves de estuco realizados con la técnica de la pastiglia, que no aparecen en el frontal de Farrera.

Por todo lo expuesto, pudo haberse realizado en el mencionado taller de Urgell, por el maestro de Andorra, hacia el segundo cuarto del siglo xiii.

 

Frontal de Farrera (desaparecido)

El historiador americano, Walter W. S. Cook, trata, en su artículos sobre los frontales de altar españoles desaparecidos, alude a uno procedente de Farrera, que habría sido adquirido por Oleguer Junyent en 1919, por mediación del marchante Celestí Dupont, para venderlo al coleccionista Lluís Plandiura. Más adelante, en 1921, parece que pasó a manos del intermediario madrileño, Joaquín Cabrejo que, seguidamente, lo vendió al americano Herbert P. Weissberger. Parece que, tras separar tres piezas del frontal, las ofreció en la Almoneda Collection de Nueva York, donde fueron adquiridas por Ehrich Brothers y The Brummer galleries. A partir de ese momento desapareció del circuito habitual y en algún momento fue definitivamente desmembrado. Cook, localizó finalmente la imagen del Salvador y ocho figuras que lo acompañaban en el Museum of Folk Art de Riverdale-on-Hudson, que, junto a las tres piezas separadas al principio, elevaba a doce las figuras localizadas.

Los únicos testimonios gráficos que se conservan del frontal completo son sendas fotografías que realizaron Moreno y Josep M. Bardolet, donde se aprecia que solo faltaba una figura.

Se trataba de un frontal de madera con figuras de madera talladas y policromadas en origen, con decoraciones en estuco, que representaban al colegio apostólico, bajo arcuaciones. Estaban situados alrededor de Cristo entronizado, que estaba acompañado por los símbolos de los evangelistas. Por sus características, se puede situar en el grupo de los frontales de figuras en relieve de Santa Maria de Taüll (MNAC 3904), de los doce apóstoles de Sant Pere de Ripoll (MEV 556), de Sant Joan de les Abadesses (Museu del Monestir de Sant Joan de les Abadesses 27) y Sant Salvador de Bibis (MNAC, solo figuras de Cristo y siete apóstoles), por citar algunos.

En cuanto a la datación de estas piezas, se suele situar entre los siglos xii y xiii, pero por su tipología estilística, parece que la datación más adecuada para el frontal de Farrera sea la segunda mitad del siglo xiii.

 

FARRERA

El municipio de Farrera ‒también Ferrera o Farrera del Pallars‒ comprende la totalidad de la comarca natural de Coma de Burg. Está situado en el noreste del centro de la comarca, limítrofe con el Alt Urgell. Comprende los pueblos de Alendo, Burg, Glorieta, Mallolís, Montesclado y Farrera, de los que este último es el centro administrativo. Las comunicaciones son complicadas, especialmente en invierno. Para acceder al término, se debe partir de Llavorsí por la carretera L-504/C-381, en dirección a Ribera de Cardós; al llegar al kilómetro 4, se sigue por la L-510 hasta Tirvia, y desde allí, por la carretera vecinal que conduce a los pueblos del término. Otra opción, solo practicable con vehículo todo terreno, es desde el Principado de Andorra, partiendo del pueblo de Pal, por la carretera CG-4 que conduce al Port de Cabús y que pasa por Tor, Alins y Tirvia por una pista de montaña de gran belleza.

Los lugares más antiguos de los que se tiene noticia son los de Alendo, Farrera y Burg, que figuran entre las parroquias del valle de Tirbia documentadas en el acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell. En 1130, los castillos de Burg y de Farrera pertenecían al conde del Pallars Sobirà, Arnau III, hasta que los Vilamur, obtuvieron sus derechos. En 1272, el vizconde de Castellbó y conde de Foix, Roger Bernat III, adquirió a los condes de Pallars la coma de Burg, junto con Tírvia. Dichos territorios pertenecieron a los Castellbó hasta el 1548, en que pasaron a la corona. 

Iglesia de Sant Roc de Farrera o Santa Eulàlia de Mèrida

La iglesia de Sant Roc de Farrera,o Santa Eulàlia de Mèrida está situada en el mismo pueblo de Farrera, en el centro del extremo de poniente. El edificio tiene la peculiaridad de tener un portal y paso abierto en la base por donde se accede a la población.

El lugar de Farrera es citado en 908 en una permuta entre el abad del monasterio de Santa Maria de Gerri, Godemir, y el conde de Pallars-Ribagorça, Ramon II. En el acta de consagración de La Seu de Urgell, Farrera figuraba como una de las parroquias del valle de Tírvia. La iglesia parroquial, dedicada entonces a Santa Eulàlia, fue visitada por los delegados del arzobispo de Tarragona en 1314 en su recorrido por el decanato de Cardós. Según la décima de 1391, su párroco debía pagar la cantidad de quince sueldos. Según las visitas pastorales de 1575 y 1758, el edificio de Santa Eulàlia no presentaba problemas estructurales dignos de resaltar. En estos momentos, el templo ya figuraba con la advocación a san Roque y no a santa Eulalia.

Se trata de una iglesia de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón, dividida en tres tramos por dos arcos fajones, y flanqueada por seis capillas laterales. La cabecera, es rectangular y también está cubierta con bóveda de cañón. La puerta, de arco rebajado, se abre a los pies de la nave. Sobre la puerta, hay un óculo y encima de este, una pequeña ventana, todo desplazado respecto al eje central de la fachada. En el lado este, la iglesia se encuentra adosada a la roca. En el lado oeste, y sobre la calle Mayor, se levanta la pintoresca torre campanario, adosada a la iglesia, en la base de la cual se abre una amplia arcada de medio punto por donde pasa la calle. Las numerosas reformas a las que ha sido sometido el templo complican su datación que, no obstante, se puede situar en la segunda mitad del siglo xiii, con añadidos, posiblemente, del xvii o xviii.

 

Frontal de altar 

En el Museu Nacional d’Art de Catalunya se conserva, con el número de inventario 15808, un frontal de altar pintado al temple. La tabla, parece que procede de la iglesia de Sant Roc de Farrera y, tras ser ofrecida por el anticuario Amadeu Sales por ocho mil pesetas a la Junta de Museus de Barcelona, finalmente fue adquirida por dos mil pesetas el 21 de abril de 1911.

Se trata de un frontal de altar de madera de pino policromada al temple, con unas dimensiones de 101 x 146 x 6 cm. Está dividido en cinco registros, separados por franjas de una tonalidad cruda, y está enmarcado por una decoración vegetal sobre fondo anaranjado. 

En el registro central, vertical, se muestra una visión apocalíptica de Cristo en majestad enmarcada por una mandorla dorada, acompañado, en las enjutas, por las figuras de los símbolos de los cuatro evangelistas que sostienen filacterias que los identifican, en tono verdoso, sobre fondo bermellón. Cristo aparece sentado sobre dos cojines, uno blanco y otro verde, que a su vez descansan sobre un banco ocre, mientras que los pies reposan sobre otro cojín a modo de escabel. Viste túnica verdosa, adornada con clavos dorados, y se cubre con un manto rojo. El brazo derecho está levantado en actitud de bendecir, en tanto que con el izquierdo sostiene una tablilla con la inscripción ih(e)s(vs) nazarenvs rex ivdeorvm. Por encima del nimbo crucífero, un hilillo blanco comunica la letra alfa con la omega, en alusión al principio y el fin al que se refiere el Apocalipsis.

Los cuatro registros que completan la composición son cuadrangulares, y se sitúan, por parejas, a ambos lados del registro central. Presentan un diseño con arquitecturas a base de arcuaciones, sostenidas por columnas y sus correspondientes capiteles, que acogen, en grupos de tres, a los apóstoles que sostienen filacterias identificativas. En el registro superior derecho aparecen a Felipe y Andrés, en actitud dialogante, y Pedro, ladeado hacia el centro del frontal. En el superior izquierdo, son Mateo y Santiago el Menor quienes dialogan, y Pablo el que mira hacia Cristo. En el inferior derecho, Judas,  Tomás y Santiago el Mayor dirigen sus miradas al centro, mientras que Juan, Bartolomé y Simón se ubican en el registro inferior izquierdo.

La contraposición cromática entre los fondos y las vestiduras, en la que alternan rojos, ocres y azules verdosos, a la que se puede añadir una elegante distribución plástica mediante la ordenación de las figuras, confiere al frontal un aspecto que recuerda a las vidrieras. Cabe destacar la alternancia de las características físicas de los personajes: barbudo-imberbe-barbudo, en el registro superior, e imberbe-barbudo-imberbe, en el inferior. 

Los especialistas que han analizado la pieza no se ponen de acuerdo en asignarle la adscripción a un taller concreto. Mientras que unos la relacionan con el maestro de Andorra (frontal de Sant Romà de Vila, MNAC 15875), con el que comparte trazos prácticamente idénticos en la figura de Cristo, otros la han adscrito al supuesto taller de Urgell de 1200. Hay quien le ha atribuido una relación con el bizantinismo de los frontales de Baltarga (MNAC 15804) y Orellà (Santa Maria de Orellà, Conflent), la cual ha sido descartada por Castiñeiras quien los relaciona con el denominado Magister Alexander, activo en Sant Martí del Canigó y parece que proveniente de Chipre e influenciado por el arte bizantino de época comnema.

Es digna de ser mencionada la similitud compositiva que presenta con los frontales de Sant Pau de Esterri de Cardós (MNAC 15889), atribuido al taller de Urgell, y datado en 1225, y de Saillagouse (Hospice de l’Ille-sur-Têt, Pyrenées Orientales). No obstante, estas obras, presentan relieves de estuco realizados con la técnica de la pastiglia, que no aparecen en el frontal de Farrera.

Por todo lo expuesto, pudo haberse realizado en el mencionado taller de Urgell, por el maestro de Andorra, hacia el segundo cuarto del siglo xiii.

 

Frontal de Farrera (desaparecido)

El historiador americano, Walter W. S. Cook, trata, en su artículos sobre los frontales de altar españoles desaparecidos, alude a uno procedente de Farrera, que habría sido adquirido por Oleguer Junyent en 1919, por mediación del marchante Celestí Dupont, para venderlo al coleccionista Lluís Plandiura. Más adelante, en 1921, parece que pasó a manos del intermediario madrileño, Joaquín Cabrejo que, seguidamente, lo vendió al americano Herbert P. Weissberger. Parece que, tras separar tres piezas del frontal, las ofreció en la Almoneda Collection de Nueva York, donde fueron adquiridas por Ehrich Brothers y The Brummer galleries. A partir de ese momento desapareció del circuito habitual y en algún momento fue definitivamente desmembrado. Cook, localizó finalmente la imagen del Salvador y ocho figuras que lo acompañaban en el Museum of Folk Art de Riverdale-on-Hudson, que, junto a las tres piezas separadas al principio, elevaba a doce las figuras localizadas.

Los únicos testimonios gráficos que se conservan del frontal completo son sendas fotografías que realizaron Moreno y Josep M. Bardolet, donde se aprecia que solo faltaba una figura.

Se trataba de un frontal de madera con figuras de madera talladas y policromadas en origen, con decoraciones en estuco, que representaban al colegio apostólico, bajo arcuaciones. Estaban situados alrededor de Cristo entronizado, que estaba acompañado por los símbolos de los evangelistas. Por sus características, se puede situar en el grupo de los frontales de figuras en relieve de Santa Maria de Taüll (MNAC 3904), de los doce apóstoles de Sant Pere de Ripoll (MEV 556), de Sant Joan de les Abadesses (Museu del Monestir de Sant Joan de les Abadesses 27) y Sant Salvador de Bibis (MNAC, solo figuras de Cristo y siete apóstoles), por citar algunos.

En cuanto a la datación de estas piezas, se suele situar entre los siglos xii y xiii, pero por su tipología estilística, parece que la datación más adecuada para el frontal de Farrera sea la segunda mitad del siglo xiii.

 

FARRERA

El municipio de Farrera ‒también Ferrera o Farrera del Pallars‒ comprende la totalidad de la comarca natural de Coma de Burg. Está situado en el noreste del centro de la comarca, limítrofe con el Alt Urgell. Comprende los pueblos de Alendo, Burg, Glorieta, Mallolís, Montesclado y Farrera, de los que este último es el centro administrativo. Las comunicaciones son complicadas, especialmente en invierno. Para acceder al término, se debe partir de Llavorsí por la carretera L-504/C-381, en dirección a Ribera de Cardós; al llegar al kilómetro 4, se sigue por la L-510 hasta Tirvia, y desde allí, por la carretera vecinal que conduce a los pueblos del término. Otra opción, solo practicable con vehículo todo terreno, es desde el Principado de Andorra, partiendo del pueblo de Pal, por la carretera CG-4 que conduce al Port de Cabús y que pasa por Tor, Alins y Tirvia por una pista de montaña de gran belleza.

Los lugares más antiguos de los que se tiene noticia son los de Alendo, Farrera y Burg, que figuran entre las parroquias del valle de Tirbia documentadas en el acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell. En 1130, los castillos de Burg y de Farrera pertenecían al conde del Pallars Sobirà, Arnau III, hasta que los Vilamur, obtuvieron sus derechos. En 1272, el vizconde de Castellbó y conde de Foix, Roger Bernat III, adquirió a los condes de Pallars la coma de Burg, junto con Tírvia. Dichos territorios pertenecieron a los Castellbó hasta el 1548, en que pasaron a la corona. 

Iglesia de Sant Roc de Farrera o Santa Eulàlia de Mèrida

La iglesia de Sant Roc de Farrera,o Santa Eulàlia de Mèrida está situada en el mismo pueblo de Farrera, en el centro del extremo de poniente. El edificio tiene la peculiaridad de tener un portal y paso abierto en la base por donde se accede a la población.

El lugar de Farrera es citado en 908 en una permuta entre el abad del monasterio de Santa Maria de Gerri, Godemir, y el conde de Pallars-Ribagorça, Ramon II. En el acta de consagración de La Seu de Urgell, Farrera figuraba como una de las parroquias del valle de Tírvia. La iglesia parroquial, dedicada entonces a Santa Eulàlia, fue visitada por los delegados del arzobispo de Tarragona en 1314 en su recorrido por el decanato de Cardós. Según la décima de 1391, su párroco debía pagar la cantidad de quince sueldos. Según las visitas pastorales de 1575 y 1758, el edificio de Santa Eulàlia no presentaba problemas estructurales dignos de resaltar. En estos momentos, el templo ya figuraba con la advocación a san Roque y no a santa Eulalia.

Se trata de una iglesia de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón, dividida en tres tramos por dos arcos fajones, y flanqueada por seis capillas laterales. La cabecera, es rectangular y también está cubierta con bóveda de cañón. La puerta, de arco rebajado, se abre a los pies de la nave. Sobre la puerta, hay un óculo y encima de este, una pequeña ventana, todo desplazado respecto al eje central de la fachada. En el lado este, la iglesia se encuentra adosada a la roca. En el lado oeste, y sobre la calle Mayor, se levanta la pintoresca torre campanario, adosada a la iglesia, en la base de la cual se abre una amplia arcada de medio punto por donde pasa la calle. Las numerosas reformas a las que ha sido sometido el templo complican su datación que, no obstante, se puede situar en la segunda mitad del siglo xiii, con añadidos, posiblemente, del xvii o xviii.

 

Frontal de altar 

En el Museu Nacional d’Art de Catalunya se conserva, con el número de inventario 15808, un frontal de altar pintado al temple. La tabla, parece que procede de la iglesia de Sant Roc de Farrera y, tras ser ofrecida por el anticuario Amadeu Sales por ocho mil pesetas a la Junta de Museus de Barcelona, finalmente fue adquirida por dos mil pesetas el 21 de abril de 1911.

Se trata de un frontal de altar de madera de pino policromada al temple, con unas dimensiones de 101 x 146 x 6 cm. Está dividido en cinco registros, separados por franjas de una tonalidad cruda, y está enmarcado por una decoración vegetal sobre fondo anaranjado. 

En el registro central, vertical, se muestra una visión apocalíptica de Cristo en majestad enmarcada por una mandorla dorada, acompañado, en las enjutas, por las figuras de los símbolos de los cuatro evangelistas que sostienen filacterias que los identifican, en tono verdoso, sobre fondo bermellón. Cristo aparece sentado sobre dos cojines, uno blanco y otro verde, que a su vez descansan sobre un banco ocre, mientras que los pies reposan sobre otro cojín a modo de escabel. Viste túnica verdosa, adornada con clavos dorados, y se cubre con un manto rojo. El brazo derecho está levantado en actitud de bendecir, en tanto que con el izquierdo sostiene una tablilla con la inscripción ih(e)s(vs) nazarenvs rex ivdeorvm. Por encima del nimbo crucífero, un hilillo blanco comunica la letra alfa con la omega, en alusión al principio y el fin al que se refiere el Apocalipsis.

Los cuatro registros que completan la composición son cuadrangulares, y se sitúan, por parejas, a ambos lados del registro central. Presentan un diseño con arquitecturas a base de arcuaciones, sostenidas por columnas y sus correspondientes capiteles, que acogen, en grupos de tres, a los apóstoles que sostienen filacterias identificativas. En el registro superior derecho aparecen a Felipe y Andrés, en actitud dialogante, y Pedro, ladeado hacia el centro del frontal. En el superior izquierdo, son Mateo y Santiago el Menor quienes dialogan, y Pablo el que mira hacia Cristo. En el inferior derecho, Judas,  Tomás y Santiago el Mayor dirigen sus miradas al centro, mientras que Juan, Bartolomé y Simón se ubican en el registro inferior izquierdo.

La contraposición cromática entre los fondos y las vestiduras, en la que alternan rojos, ocres y azules verdosos, a la que se puede añadir una elegante distribución plástica mediante la ordenación de las figuras, confiere al frontal un aspecto que recuerda a las vidrieras. Cabe destacar la alternancia de las características físicas de los personajes: barbudo-imberbe-barbudo, en el registro superior, e imberbe-barbudo-imberbe, en el inferior. 

Los especialistas que han analizado la pieza no se ponen de acuerdo en asignarle la adscripción a un taller concreto. Mientras que unos la relacionan con el maestro de Andorra (frontal de Sant Romà de Vila, MNAC 15875), con el que comparte trazos prácticamente idénticos en la figura de Cristo, otros la han adscrito al supuesto taller de Urgell de 1200. Hay quien le ha atribuido una relación con el bizantinismo de los frontales de Baltarga (MNAC 15804) y Orellà (Santa Maria de Orellà, Conflent), la cual ha sido descartada por Castiñeiras quien los relaciona con el denominado Magister Alexander, activo en Sant Martí del Canigó y parece que proveniente de Chipre e influenciado por el arte bizantino de época comnema.

Es digna de ser mencionada la similitud compositiva que presenta con los frontales de Sant Pau de Esterri de Cardós (MNAC 15889), atribuido al taller de Urgell, y datado en 1225, y de Saillagouse (Hospice de l’Ille-sur-Têt, Pyrenées Orientales). No obstante, estas obras, presentan relieves de estuco realizados con la técnica de la pastiglia, que no aparecen en el frontal de Farrera.

Por todo lo expuesto, pudo haberse realizado en el mencionado taller de Urgell, por el maestro de Andorra, hacia el segundo cuarto del siglo xiii.

 

Frontal de Farrera (desaparecido)

El historiador americano, Walter W. S. Cook, trata, en su artículos sobre los frontales de altar españoles desaparecidos, alude a uno procedente de Farrera, que habría sido adquirido por Oleguer Junyent en 1919, por mediación del marchante Celestí Dupont, para venderlo al coleccionista Lluís Plandiura. Más adelante, en 1921, parece que pasó a manos del intermediario madrileño, Joaquín Cabrejo que, seguidamente, lo vendió al americano Herbert P. Weissberger. Parece que, tras separar tres piezas del frontal, las ofreció en la Almoneda Collection de Nueva York, donde fueron adquiridas por Ehrich Brothers y The Brummer galleries. A partir de ese momento desapareció del circuito habitual y en algún momento fue definitivamente desmembrado. Cook, localizó finalmente la imagen del Salvador y ocho figuras que lo acompañaban en el Museum of Folk Art de Riverdale-on-Hudson, que, junto a las tres piezas separadas al principio, elevaba a doce las figuras localizadas.

Los únicos testimonios gráficos que se conservan del frontal completo son sendas fotografías que realizaron Moreno y Josep M. Bardolet, donde se aprecia que solo faltaba una figura.

Se trataba de un frontal de madera con figuras de madera talladas y policromadas en origen, con decoraciones en estuco, que representaban al colegio apostólico, bajo arcuaciones. Estaban situados alrededor de Cristo entronizado, que estaba acompañado por los símbolos de los evangelistas. Por sus características, se puede situar en el grupo de los frontales de figuras en relieve de Santa Maria de Taüll (MNAC 3904), de los doce apóstoles de Sant Pere de Ripoll (MEV 556), de Sant Joan de les Abadesses (Museu del Monestir de Sant Joan de les Abadesses 27) y Sant Salvador de Bibis (MNAC, solo figuras de Cristo y siete apóstoles), por citar algunos.

En cuanto a la datación de estas piezas, se suele situar entre los siglos xii y xiii, pero por su tipología estilística, parece que la datación más adecuada para el frontal de Farrera sea la segunda mitad del siglo xiii.

 

Texto: Montse Jorba i Valero - Fotos: Azucena Povill Espinós 

 

Bibliografía

Alturo i Perucho, J. y Alaix i Gimbert, T., 2015; Anuari IEC, 1913, p. 701; Castiñeiras González, M., 2014b, pp. 12-22; Catalunya Romànica, 1993, XV, pp. 186-187; Cook, W. W. S., 1939; Cook, W. W. S., 1956a, pp. 2-21, 23 y 26, lám, 16, 17, 26 y 43; Cook, W. W. S., 1956b, pp. 3-11 y 13-16; Cook, W. W. S. y Gudiol i Ricart, J., 1950, pp. 193, 206 y 233; Gudiol i Cunill, J., 1929, pp. 142, 144-146, 153, 156 y 160; Post, C. R., 1930-1966, pp. 248, 250, 289 y 293; Sureda i Pons, J., 1981, pp. 142-143, 151, 156, 199 y 385; Ylla-Català i Passola, G., 2016, p. 245.