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Cuadernos de Investigación del Monasterio de Santa María la Real. 1992

Una vez más, acudimos puntuales a la cita del mes de julio. A la cita  que sirve para ofrecer un balance del último de los Seminarios sobre El  Monacato y la presentación del siguiente. Sin variaciones en el escenario de  su desarrollo, el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo,  ni en los patrocinadores, la Universidad de Cantabria y el Centro de Estudios  del Románico, el V Seminario dejó una interesante cosecha, que se reúne en  este volumen. Y, en cierto modo, el VI Seminario va a tratar de completarla.  Una cosecha que tiene relación con el interés por los temas antropológicos  que, desde hace unos años, los estudios de antigüistas y medievalistas van  manifestando. 

En efecto, el tema general del V Seminario, como puede verse en las  páginas de este volumen, fue «El monasterio en su vida cotidiana». Es cierto  que, en los cuatro seminarios anteriores, diversas ponencias habían tocado,  ocasionalmente, aspectos relativos al desarrollo diario de la vida de una  comunidad monástica. Pero había abundado más el estudio del fenómeno  monástico, sus raíces, sus premisas espirituales, sus bases materiales y humanas,  incluso, sus manifestaciones culturales. Ahora se trataba, en cambio, de sistematizar  muchas de esas actividades, añadir otras más y organizarlas todas a  través de un hilo argumental. El de la propia vida diaria, estacional, anual, de  una comunidad monacal. Al cabo del repaso, debería quedar clara la enorme  polivalencia funcional de un monasterio y del grupo de personas que lo  habitaban. 

Vida cotidiana, por tanto, como eje del desarrollo de las actividades. Pero  una vida cotidiana vista con los ojos de la abstracción intelectual; la que  permite poner el acento en los hábitos, pero no olvidar los sucesos extraordinarios;  la que aspira a indagar en la secuencia, aparentemente inexorable,  deseadamente inexorable, del tiempo monástico que, acompasándose al natural,  marca el ritmo de oración y de cultivo de campos, de iluminación de códices  y de entrega de limosna. 

Y, para empezar, la fijación de las dos coordenadas. El espacio y el  tiempo. El espacio monástico o, más exactamente, los espacios monacales,  7  ámbitos de las distintas actividades, que los benedictinos y, sobre todo, desde  mediados del siglo XII, los cistercienses harán cristalizar en un plano universal.  «El» plano de los escenarios de la actividad monástica articulados en torno  al claustro, a ese cuadrado recoleto que es centro de la vida social de la  comunidad. Y el tiempo. O, también en este caso, los tiempos de las diversas  actividades, sometidos al ritmo de la naturaleza y a la de los objetivos a  cumplir por parte de cada comunidad.  Tiempo de trabajar los campos, desde el huerto inmediato, clausurado,  a los bosques adehesados, por los que pugnarán los campesinos del entorno. 

Tiempo de rezar y celebrar liturgias, con el lento ritmo del canto gregoriano,  que, suprimiendo las estridencias, acompasa sutilmente el despliegue de los  gestos de la comunidad. Tiempo de leer y de escribir. O, tal vez, más exactamente,  de dibujar trazos sobre las láminas tersas de los pergaminos; de  colorearlos, de embellecerlos. De convertir la simple piel del cordero en un  instrumento de transmisión de pensamiento y de cultura. Tiempo, también,  de hacer caridad. De ejercerla con la entrega de cosas, de alimentos, de  prendas de vestir. Pero, igualmente, con la autoentrega de personas, dedicadas  al hospedaje, a la atención de peregrinos y enfermos. 

La visita a los monasterios de Las Huelgas y la Cartuja de Miraflores,  en Burgos, y de Silos puso a los participantes en el Seminario en contacto  directo con el escenario y los tiempos de la vida de diferentes comunidades  monásticas. 

Y, tras el V Seminario, el VI. El que vamos a celebrar en el inmediato  mes de agosto. Un nuevo encuentro destinado, en cierto modo, a completar  el acercamriento antropológico al tema monástico que caracterizó la reunión  anterior. Esta vez con una serie de ponencias acerca de «La imagen del monje  en la Edad Media». Dejamos, momentáneamente, de lado, lo que son los  monasterios, lo que hacen los monjes, para observar cómo se ven a sí mismos  y, sobre todo, cómo los ven los distintos miembros de la sociedad medieval.  Repensar la actividad monástica desde esta perspectiva, poco usual en la  literatura científica, ayudará a completar, sin duda, nuestra visión del  monacato.

 

Santander, a 1 de julio de 1992

Ramón TEJA - José A. GARCIA DE CORTAZAR

DIRECTORES DEL SEMINARIO

Codex Aquilarensis 6
Resúmenes

Os mosteiros medievais num tempo de hospedar e de caridade

María Helena da Cruz Coelho

Universidade de Coimbra

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Tiempo de leer y escribir: El “scriptorium”

María Josefa Sanz Fuentes

Universidad de Oviedo

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Tiempo de Trabajo en los campos y en los bosques

Ermelindo Portela

Universidad de Santiago             

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El Monasterio como ámbito de la vida cotidiana: espacios y funciones

Javier Martínez de Aguirre

Universidad de Sevilla

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Il tempo per la santita’ e Per i miracoli

Lellia Cracco Ruggini

Dip. di Storia, Fac. Di Lettere, Un. Di Torino, Italia

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Il Tempo fuori del monasterio: tentazione o missione?

Giorgio Cracco

Università di Torino

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