ARTESA DE SEGRE

Iglesia de Sant Martí de Castelló de Meià

La iglesia de Sant Martí forma parte del castillo de Castelló de Meià, desde el que se accede al templo a pie a través de un terreno muy accidentado. Formó parte de la dotación inicial al cenobio de Santa Maria de Meià, en una fecha anterior a 1040, la cual se conoce por la donación que realiza al mismo monasterio en 1095 por Guitard Guillem de Meià. Más tarde, se confirmaba esta vinculación a dicho cenobio en un inventario del mismo datado en 1137.

Con su ábside integrado en la parte superior de la esquina oriental del castillo, se localiza la capilla castral, la iglesia dedicada a san Martín. El estado de conservación del templo es ruinoso, pues ha perdido la cubierta, los muros norte y oeste, así como buena parte del suelo, el cual sólo se mantiene en la cabecera. Además, la vegetación ha invadido los vestigios que se mantienen en pie.

Se trataba de un edificio de nave única cubierta con bóveda de cañón, con la cabecera formada por un ábside semicircular –cuyo paramento exterior es prolongación del ángulo de la muralla–, que se cubría con una bóveda de cuarto de esfera y que se abría a la nave por medio de un corto arco presbiterial, de medio punto, y del que se conserva tan sólo su pilastra meridional. La única ventana del ábside es de doble derrame y está formada por un arco de medio punto. En el lienzo sur se conservan dos aberturas de un solo derrame, las cuales presentan una forma rectangular en el interior y cuadrada en el exterior, lo que hace pensar que fueron realizadas en época posterior. Refuerza esta idea el hecho de que la más cercana al ábside tenga el eje inclinado. No se conservan restos de la puerta de acceso al templo. El paramento, tanto en el ábside como en el interior del muro sur, ha conservado algunos mechinales. La técnica constructiva empleada, como suele ser habitual, consiste en la utilización de dos paramentos, uno exterior y otro interior, que delimitan un espacio que se rellena con piedras de pequeño y mediano tamaño y trabadas con mortero de cal. En el paramento exterior se emplean sillares pequeños, dispuestos en hiladas horizontales, mejor trabajados en la base de la torre que en la parte superior, la correspondiente al ábside. Mientras que en el cascarón del ábside se utiliza piedra arenisca, en el resto de la fábrica se emplea piedra calcárea.

Las fórmulas espaciales y constructivas de la arquitectura del edificio junto con la falta de decoración de sus estructuras permiten datarlo hacia el siglo xi. Dicho período coincide con la reconstrucción y edificación en la frontera cristiana de muchas fortalezas destinadas a defender un núcleo poblacional con su iglesia, como es el caso de Castelló de Meià, el cual junto con otros castillos de la zona (Comiols y Alòs de Balaguer) llegaron a formar una verdadera red de edificaciones de vigilancia y defensa.

Texto y fotos: Helena Soler Castán

Bibliografía

Bernaus i Santacreu, R. y Sánchez i Agustí, F., 1999, pp. 398-399; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 182-184.